METAS PARA
ALCANZAR ESTE AÑO 2014
Basadas en Hebreos 12:1-15, 28-29
1. DESPOJÉMONOS de todo lo que nos impida avanzar y que estorba nuestra comunión con Dios.
Ese estorbo es el pecado, sin importar el tipo de pecado debemos
esforzarnos y crucificar voluntariamente nuestros gustos, preferencias,
vicios y pasiones contrarios a la voluntad
de Dios que impiden que Su poder fluya en nuestras vidas, recordemos
que Dios quiere usar vasijas limpias para depositar su presencia. No
debiéramos pensar que este 2014 seremos usados por el Señor si
continuamos aferrándonos a viejos vicios que como telarañas aún siguen
pegados en nuestra mente y cuerpo. Santiago 1:14 dice que CADA UNO es
atraído y seducido de acuerdo a sus propias pasiones, entonces
debiéramos examinarnos y tener presente cuales son las pasiones que aún
siguen vivas y presentar nuestro cuerpo como un sacrificio vivo y santo,
agradable a Dios, esa es la mejor forma para avanzar en el 2014 y
honrar a Dios con nuestras vidas, el olor a carne quemada es para Dios
olor grato.
“Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados
de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos
estorba, en especial del pecado que nos asedia” v.1a.
2. CORRAMOS paso a paso la ruta que Dios nos preparó.
Esto implica disciplina, esfuerzo y abstinencia de muchas cosas
dañinas; los atletas se preparan mental y físicamente antes de iniciar
la carrera y una vez en ella perseveran teniendo en mente la meta a
alcanzar. Como creyentes debemos saber que la meta es mantener nuestra
confianza en el Señor ocupándonos responsablemente en las tareas de Su
reino, sabiendo que las cosas que realmente necesitamos y por las que
este mundo se afana vendrán como una añadidura y que la recompensa del
Señor nos espera. Pablo dijo en 2Timoteo 4:7-8 que había acabado la
carrera y había guardado la fe y no solo eso sino que además le esperaba
una corona de justicia que el juez justo le daría a él y a nosotros que
amamos Su venida.
“y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante.” v.1b.
3. FIJEMOS nuestra atención solamente en Jesús.
Los distractores están por todos lados, queriendo desviar nuestra
mirada del Señor. La carne, el mundo y Satanás tiran de un lado y otro,
seduciéndonos constantemente, pero nunca cedamos a estas propuestas que
como atajos y fuentes atractivas son presentadas, y no son sino
carnadas para atraparnos y desviarnos de los caminos del Señor. Fijar es
enfocar, afirmar, sostener y reforzar nuestra mirada únicamente en
nuestro Señor y Salvador, de esa forma lograremos que nuestra fe se
cimente en base firme sin temer ni siquiera a las adversidades que como
oportunidades para formar nuestro carácter se presentarán.
“Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra
fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando
la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del
trono de Dios.” v.2
4. CONSIDERÉMOS el ejemplo de Cristo, quién aún viviendo una vida perfecta también recibió oposición.
Debemos ser conscientes que si tenemos metas que alcanzar en este año
también habrá oposición a las mismas, todo lo bueno cuesta conseguirlo,
así que, la orden divina es tomar el ejemplo de perseverancia de Cristo y
no nos cansemos ni nos desanimemos.
“Así, pues, consideren a
aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores,
para que no se cansen ni pierdan el ánimo.” v.3
5. LUCHEMOS con la fuerza del Señor y pongamos nuestra voluntad a trabajar.
Necesitamos esforzarnos y disciplinarnos en la lucha más fuerte,
difícil pero no imposible que tenemos, esta es CONTRA EL PECADO. Para
librar y salir victoriosos en esta batalla necesitamos utilizar las
armas espirituales que nos han sido entregadas cuando recibimos a Jesús
como Señor y Salvador.
“En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.” v.4
6. RECORDEMOS las promesas y mandatos escritos en Su Palabra.
El mejor aliciente que tenemos como creyentes son las promesas fieles
que Él nos ha hecho, nuestra parte es CREERLAS, atesorarlas en nuestro
corazón, recordarlas y echar mano de ellas, estando entendidos que no
somos huérfanos, sino que tenemos un Padre que nos ama y que al momentos
de desviarnos de Su voluntad debemos asumir nuestra responsabilidad y
saber que las consecuencias y la corrección de Su parte vendrá aunque
sea dolorosa.
“ Y ya han olvidado por completo las palabras de
aliento que como a hijos se les dirige: «Hijo mío, no tomes a la ligera
la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el
Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo.»
v.5,6
7. SOPORTEMOS y veamos la Disciplina del Padre como muestra de Su amor hacia nosotros que somos sus hijos.
Ningún padre terrenal que sea prudente y sabio en la crianza de sus
hijos será irresponsable e indiferente al ver el peligro que acecha a su
hijo y cuando éste se desvíe del camino que él le ha trazado,
inmediatamente tomará cartas en el asunto y aplicará la disciplina
correspondiente. Aunque esta parte del proceso para nuestro crecimiento
no nos guste, veámoslo como la evidencia más clara de que tenemos Padre y
que nosotros somos sus amados que estamos bajo Su cuidado. Si
asimilamos bien esta parte del proceso de entrenamiento seremos
productivos y cosecharemos abundante fruto en este y los años que vienen
por delante en nuestro caminar cristiano.
“Lo que soportan
es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué
hijo hay a quien el padre no disciplina? Si a ustedes se les deja sin la
disciplina que todos reciben, entonces son bastardos y no hijos
legítimos…Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla,
parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una
cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella.”
v. 7-8,11
8. RENOVEMOS las fuerzas con buenos momentos a solas con el Señor.
Él es la fuente de toda fortaleza, y gozarnos en su presencia será el
mejor lugar para estar siempre fortalecidos, recordemos que él Señor es
nuestro verdadero reposo y fuente de ánimo, vayamos a Él cada día y
estaremos renovándonos continuamente.
“Por tanto, renueven las
fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas. «Hagan
sendas derechas para sus pies», para que la pierna coja no se disloque
sino que se sane.” v.12-13
9. BUSQUEMOS permanentemente la paz y la santidad.
La paz y la santidad son dos cosas que no vendrán de golpe a nuestras
vidas, debemos perseguirlas y buscarlas hasta encontrarlas con esfuerzo,
son metas a alcanzar y que no será fácil lograrlas, se requerirá
carácter firme y constante. No olvidemos que procurar y trabajar por la
paz es una marca de todo hijo de Dios, tal como lo afirmó el Señor en el
sermón del monte en Mateo 5:9. Además, la santidad viene como resultado
de purificarnos y apartarnos deliberadamente para los propósitos de
Dios, el limpiarnos de toda contaminación es una responsabilidad propia,
veremos como Dios nos utilizará como instrumentos de honra, seremos
útiles y tendremos disposición en toda buena obra. PAZ Y SANTIDAD son
dos requisitos para ver al Señor en toda Su majestad.
10. ASEGURÉMONOS de tener siempre el favor de Dios.
La amargura puede ser la causa primaria de no experimentar el favor de
Dios que a otros los rodea, examinémonos y veamos si hay indicios de
enojo, rencor o resentimiento con Dios y con otras personas por el éxito
ajeno, o porque pensamos que no hemos recibido lo que según nuestros
propios criterios merecemos como hijos de Dios. Si vemos prosperidad en
otros hermanos gocémonos con ellos, pero tampoco nos debemos frustrar
por la “prosperidad” material de los impíos, recordemos que si esa
prosperidad ha sido por medios ilegítimos muy pronto serán cortados y si
es producto de su diligencia, trabajo esforzado y buena mayordomía,
entonces imitemos lo bueno que ellos han implementado y hagámoslo para
nosotros, pero nunca nos resintamos con nadie, ya que eso es como poner
un blindaje que impedirá que las lluvias de bendición desciendan sobre
nuestras vidas y familias. Además, debemos agregar que aún cuando otras
personas nos han dañado u ofendido, no debemos anidar en nuestro corazón
ninguna pizca de resentimiento, recordemos que el amor cubre multitud
de pecados y nosotros como hijos de Dios somos llamados incluso a amar a
nuestros enemigos.
“Asegúrense de que nadie deje de alcanzar
la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades
y corrompa a muchos.” v.15
Como conclusión tomemos para
nosotros y apliquemos día a día el consejo que se nos da en los últimos
dos versículos de este capítulo que dice “Así que nosotros, que estamos
recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por
esta gratitud, adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente,
porque nuestro «Dios es fuego consumidor».” Hebreos 12:28-29