sábado, 22 de diciembre de 2012

LA NECEDAD DEL SER HUMANO 




Dice el necio en su corazón: No hay Dios.” Salmos 14:1

Aún cuando Dios se ha revelado a todas las generaciones y culturas existentes en este planeta, cada día nos encontramos con personas que viven su vida como si no existiera Dios. Algunos abiertamente publican su necedad al negar lo que nadie puede negar: La creación. Ella es la obra más evidente para que el ser humano pueda entender que hay Alguien que hizo todo lo que vemos, es decir, no puede existir la creación sin un Creador. Allí encontramos toda clase de sistemas (Macro y Micro) ordenados que hablan por sí mismos de la existencia de una mente que conoce a la perfección como deben funcionar las cosas, aún cuando hay aspectos de la creación que no las podemos entender por nuestra ignorancia deberíamos en humildad aceptar nuestra incapacidad para entender todas las cosas, por eso existen múltiples áreas del conocimiento en la cual las personas se especializan, por ejemplo la medicina, la biología, las astronomía, las ingeniería, etc. Todas estas ramas del conocimiento son una pequeñísima muestra del vasto panorama de la sabiduría de Dios cuando estaba creando todas las cosas. Dice el Salmo 19:1-4Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras.  Y en Romanos 1: 18-23 nos amplia dándonos las causas por las cuales el ser humano ha dejado voluntariamente a Dios, cerrando sus ojos ante lo evidente: Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios,  y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

Lo anterior se conoce como la revelación general de Dios al ser humano, sin embargo, también tenemos la revelación especial a través de Su palabra, lo que conocemos como la Biblia. Ningún libro de todas las generaciones ha sufrido más ataques que esté; filósofos, científicos, ateos, gobernantes y religiosos de todas las generaciones han intentado desvirtuar la verdad de la Palabra sin ningún éxito, ya que la Palabra de Dios es eterna, 1Pedro 1:24-25 dice: “Porque: "TODA CARNE ES COMO LA HIERBA, Y TODA SU GLORIA COMO LA FLOR DE LA HIERBA. SECASE LA HIERBA, CAESE LA FLOR, PERO LA PALABRA DEL SEÑOR PERMANECE PARA SIEMPRE." Esa es la palabra que a ustedes les fue predicada (anunciada como buenas nuevas).”

Con demasiada evidencia general y evidencia especial de lo que Dios nos ha permitido contemplar para que reconozcamos su existencia se requiere ser altamente NECIO para negar todo lo evidente.  La palabra necio en la Biblia viene de la palabra hebrea “nabál” que literalmente significa: insensato; perverso, impío, fatuo, loco, necio, perverso, ruin, villano. Estos son los calificativos que Dios le da al ser humano que vive en este planeta como si Dios no existiera, hay personas que dicen con su boca que creen en la existencia de Dios, pero su corazón muestra lo contrario, ya que si realmente estuvieran convencidos de la existencia de Alguien que es Todopoderoso, que todo lo Sabe y que está en todo lugar, deberían caminar en esta tierra con temor y temblor ya que todos nuestras acciones serán expuestas un día ante Aquél que nos creó y le tenemos que dar cuenta de nuestros actos. “así como Aquél que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está: "SEAN SANTOS, PORQUE YO SOY SANTO." Y si invocan como Padre a Aquél que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, condúzcanse con temor (reverencia) durante el tiempo de su peregrinación.”(1 Pedro 1:15-17).

“No hay cosa creada oculta a Su vista, sino que todas las cosas están al descubierto y desnudas ante los ojos de Aquél a quien tenemos que dar cuenta.” Hebreos 4:13 

martes, 18 de diciembre de 2012

LA SODOMÍA ES ABOMINACIÓN
La sodomía no es cualquier pecado, la Biblia claramente lo trata como ABOMINACIÓN (Levítico 18:22), de hecho, esa fue la causa para que Dios mismo interviniera trayendo juicio sobre Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim y la región de Zoar, lo que actualmente es la región del mar muerto; también, el Señor dio mandamientos al pueblo de Israel y a Su Iglesia para advertir el grave peligro y el juicio de Su parte por este pecado en medio de su pueblo (Deuteronomio 23:17; Tito 1:8-11).

Actualmente, debido a la pobreza y muchas necesidades en diferentes aspectos en nuestros países, hemos sido sometidos a presiones de organismos internacionales para la aprobación de este tipo de leyes a cambio de préstamos o “ayudas” promoviendo el matrimonio entre personas del mismo sexo, lo cual es una verdadera aberración, ya que el matrimonio lo instituyó Dios y hay un diseño ya establecido por Él (el hombre dejará a su padre y madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne. Génesis 2:24; Mateo 19:5; Marcos 10:7; Efesios 5:31). Sin embargo, debido a que estos organismos son dirigidos por personas que son afines a estas prácticas aberrantes, los cuales tienen el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay y por la dureza de su corazón. (Efesios 4:18; Romanos 1:21). No solo pretenden presionar que este tipo de prácticas sean legalizadas, sino también porque el aborto sea permitido, la legalización del uso de drogas, etc.; debemos recordar que en las leyes terrenales no todo lo legal es justo, ya que los que administran justicia muchas veces se prestan para diseñar y aprobar leyes que van contra los intereses justos de la mayoría; ya el apóstol Pedro y Juan le respondieron a los religiosos de su tiempo: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios” Hechos 4:19. Las leyes divinas están por encima de las leyes terrenales, y muchas veces nuestras autoridades para justificar sus malas acciones aprueban leyes por intereses egoístas, deformándose completamente el concepto de justicia y democracia que supuestamente impera en nuestros países, en estos casos, lo que impera es el capricho de una minoría imponiéndose sobre las mayorías que no estamos a favor de este tipo de leyes, aunque pudiera pasar que en  ciertos casos las mayorías estén totalmente equivocados, ya que “la voz del pueblo NO ES la voz de Dios” tal como sucedió cuando la mayoría del pueblo de Israel al salir de Egipto le pidieron a Aaron les hiciera un becerro de oro para adorarlo, en el tiempo del profeta Samuel pidieron un rey como las naciones paganas, dejando el gobierno del Rey de reyes y cuando Jesús fue juzgado pidieron que soltaran a un homicida llamado Barrabás y que Jesús fuera crucificado.

Como Iglesia debemos oponernos firmemente a este tipo de prácticas, debemos hacer vallado, estorbar, ser obstáculo para que el reino de las tinieblas no prevalezca, no debemos ser fatalistas, aunque sabemos que estamos viviendo tiempos postreros no debemos conformarnos diciendo que son las señales de los últimos tiempos y con esa “justificación” cruzarnos de brazos y no hacer nada, el consejo bíblico es: “No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto. Pero todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible,  porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se dice: «Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo.»  Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios,  aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos.” Efesios 5:11-16; recordemos que las armas que debemos utilizar son espirituales y la lucha nos es contra seres humanos, sino contra fuerzas espirituales malignas que influencian a estas personas.

Juan el bautista no tuvo temor de denunciar el pecado de las autoridades de su tiempo, aunque eso le costó ser enviado a la cárcel y finalmente ser decapitado. Ese es el precio por obedecer la causa de Cristo. Iglesia del Señor: “alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también sea inmensa su alegría cuando se revele la gloria de Cristo. Dichosos ustedes si los insultan por causa del nombre de Cristo, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes. Que ninguno tenga que sufrir por asesino, ladrón o delincuente, ni siquiera por entrometido. Pero si alguien sufre por ser cristiano, que no se avergüence, sino que alabe a Dios por llevar el nombre de Cristo. Porque es tiempo de que el juicio comience por la familia de Dios; y si comienza por nosotros, ¡cuál no será el fin de los que se rebelan contra el evangelio de Dios! «Si el justo a duras penas se salva, ¿qué será del impío y del pecador?» Así pues, los que sufren según la voluntad de Dios, entréguense a su fiel Creador y sigan practicando el bien.” 1Pedro 4:13-19 

Es importante afirmar que nuestro llamado como creyentes es predicar el evangelio de nuestro Señor que incluye “anunciar las consecuencias de vivir en contra de la voluntad de Dios y la esperanza que hay en Cristo para perdón de los pecados cuando de todo corazón nos arrepentimos, dejando atrás el pecado y volviéndonos a Dios”, el apóstol Pablo da una lista de pecados que HABÍAN en la vida pasada de muchos creyentes (1Corintios 6:9-11) pero lo grandioso es que el poder de Dios se manifestó en aquellas vidas y las nuestras. La vida antigua de pecado que antes llevábamos la hemos dejado por completo y ahora nos da vergüenza recordar las perversidades que hacíamos, a lo bueno llamábamos malo y a lo malo bueno.

En los grupos LGBT (Lésbico, Gay, Bisexual y Transexual) el enemigo está promoviendo una gran mentira llamada "el orgullo gay", gracias a Dios que muchas de estas personas que antes promovían estas actividades y se sentían “orgullosas” han sido rescatadas de ese gran engaño y ahora testifican del poder transformador de Cristo en sus vidas. Nos dice Pablo en la primera carta a los corintios "Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios." v. 11. Este pasaje nos permite ver con esperanza a aquellos que aún no tienen a Cristo y vernos a nosotros mismos como producto de la gracia de Dios y del valor de otros hermanos que nos compartieron el evangelio de Cristo y que ahora nosotros estamos llamados a continuar la labor de buscar y rescatar al perdido. También, vemos evidencias concretas que esta gente (LGBT) puede ser rescatada de su vana manera de vivir, y no solamente ellos, sí no también todos aquellos que andan en otro tipo de pecados, debemos alcanzarlos con el evangelio, buscarlos y predicarles que aún hay esperanza en Cristo. Nadie puede jactarse y justificarse que es  mejor que otro porque no practica la sodomía, pero si anda alejado de Dios haciendo otras cosas que ofenden también a Dios anda igual de perdido, Santiago nos dice: "Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio." 2:8-13. Ampliando esto pudiéramos decir que quién no es homosexual ni lesbiana pero anda en adulterio, o es codicioso, miente por deporte o anda con rencor y raíz de amargura, está igual de perdido que estas personas.

Los cristianos somos como los bomberos, nuestro trabajo principal es rescatar personas desde las mismas llamas del fuego, el infierno mismo les espera sino cambian su conducta mediante una verdadera conversión a través de la fe en Jesucristo. La Biblia nos dice en Judas 1:22-23 “Ayuden con amor a los que no están del todo seguros de su salvación. Rescaten a los que necesitan salvarse del infierno, y tengan compasión de los que necesitan ser compadecidos. Pero tengan mucho cuidado de no hacer el mismo mal que ellos hacen.” Y Santiago nos aconseja: “Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.” Santiago 5:19-20 

De allí la importancia de tomar muy en serio el consejo de Pablo a Timoteo en su segunda carta: “En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo: Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar. Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las novelerías que quieren oír. Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los mitos. Tú, por el contrario, sé prudente en todas las circunstancias, soporta los sufrimientos, dedícate a la evangelización; cumple con los deberes de tu ministerio.” 2Timoteo 4:1-5 

ES TIEMPO DE UTILIZAR LO MEJOR DE NUESTROS RECURSOS (TIEMPO, FUERZAS, MEDIOS, TALENTOS Y DINERO) PARA DEDICARNOS A LA EVANGELIZACIÓN.

jueves, 6 de diciembre de 2012

LA RECOMPENSA POR SER PECADORES ES...LA MUERTE...SEPARACIÓN DE DIOS.

 

...por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Romanos 3:23
... Porque la paga del pecado es muerte... Romanos 6:23a

He aquí una pequeña lista d
e pecados para que nos evaluemos y veamos si estamos incluidos en algunos (Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos. 2Corintios 13:5a)

1 CORINTIOS 5:11
1. Fornicarios
2. Avaros
3. Ladrones
4. Idolatras
5. Maldicientes
6. Borrachos
7. Ladrones

1 CORINTIOS 6:9
1. Fornicarios
2. Idolatras
3. Adúlteros
4. Afeminados
5. Ni los que e echan con hombres
6. Ladrones
7. Avaros
8. Borrachos
9. Maldicientes
10. Estafadores

1ª TIMOTEO 1:9
1. Transgresores
2. Desobedientes
3. Impíos
4. Irreverentes
5. Profanos
6. Parricidas
7. Matricidas
8. Homicidas
9. Fornicarios
10. sodomitas
11. Secuestradores
12. Mentirosos
13. Perjuro

ROMANOS 1:29
1. Injusticia
2. Fornicación
3. Perversidad
4. Avaricia
5. Maldad
6. Envidia
7. Homicidios
8. Contienda
9. Engaños
10. Malignidades
11. Murmuradores
12. Detractores
13. Aborrecedores de Dios
14. Injuriosos
15. Soberbios
16. Altivos
17. Inventores de males
18. Desobedientes
19. Necios
20. Desleales
21. Sin afecto natural
22. Implacables
23. Sin misericordia

GALATAS 5:19
1. Adulterio
2. Fornicarios
3. Inmundicias
4. Lascivias
5. Idolatrías
6. hechiceros
7. Enemistades
8. Pleitos
9. Celos
10. Iras
11. Contiendas
12. Disensiones
13. herejías
14. Envidias
15. Homicidios
16. Borrachos
17. Orgías

COLOSENSES 3:5
1. Fornicación
2. Impurezas
3. Pasiones desordenadas
4. Malos deseos
5. Avaricia
6. Idolatría
7. Ira
8. Enojo
9. Malicia
10. Blasfemias
11. Palabras deshonestas
12. Mentirosos

2 TIMOTEO 3:2-4
1. Amadores de si mismo
2. Avaros
3. Vanagloriosos
4. Soberbios
5. Blasfemos
6. Desobedientes
7. Ingratos
8. Sin afecto natural
9. Implacables
10. Calumniadores
11. Intemperantes
12. Crueles
13. Aborrecedores
14. Traidores
15. Impetuosos
16. Infatúas
17. Amadores de deleites

APOCALIPSIS 21:7-8
1. Cobardes
2. Incrédulos
3. Abominables
4. Fornicarios
5. Hechiceros
6. Idolatras
7. Mentiroso

EXODO: 20
1. No tendrás dioses ajenos delante de mi.
2. No te harás imágenes de ningún tipo para inclinarte a ellas y honrarlas.
3. No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano.
4. Acuérdate del día del reposo para santificarlo.
5. Honra a tu padre y a tu madre.
6. No mataras.
7. No cometerás adulterio.
8. No hurtarás.
9. No hablarás falso testimonio contra tu prójimo.
10. No codiciaras el bien de tu prójimo.

Si después de analizar la lista y reconocer nuestro propio pecado, es el momento de pedir perdón a nuestro Señor, reconocer que ese pecado te separa totalmente de Él y que la única forma de tener comunión con Dios es a través del arrepentimiento.

Dile ahora mismo: Señor, reconozco que soy pecador, he fallado, no he vivido bajo tu consejo, he caminado en contra de tu voluntad y tu sentencia es justa cuando dices que la paga del pecado es la muerte, pero en este momento me arrepiento de mis pecados, perdóname por tu misericordia, reconozco que Cristo Jesús sufrió mis dolores, el castigo de mi paz fue sobre Él, recibo por la fe la provisión tuya a través del sacrificio de Jesús, creo con todo mi corazón que Jesús es el Hijo de Dios, confieso con mi boca que Él es mi Señor y estoy convencido que Él resucitó de entre los muertos.

Gracias Señor por perdonarme, por hacerme tu hijo y por darme vida eterna, lléname de tu Espíritu Santo para que me enseñe todas las cosas y me guíe a toda verdad.
En el Nombre de Jesús, Amén.

Si de todo corazón te arrepentiste y pediste al Señor que viniera a tu vida debes estar completamente seguro que Él te inscribió en el libro de la vida, que Él estará contigo TODOS LOS DIAS hasta el fin del mundo. Desde ahora en adelante eres parte de la familia de Dios, cuéntale a otros cuan grandes cosas ha hecho Dios contigo, no te avergüences del evangelio porque es poder de Dios para que otros también sean salvos. Que Dios te bendiga y te utilice grandemente para Su honra y gloria.

jueves, 29 de noviembre de 2012

ES TIEMPO DE MADURAR






“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.” 1Corintios 13:11

La inmadurez espiritual es parte del proceso inicial de todo creyent
e, sin embargo, inmediatamente después de haber reconocido a Jesucristo como Señor y Salvador de nuestras vidas debemos dar los primeros pasos con toda firmeza, bautizarnos en agua y dejar que el Espíritu Santo nos continúe enseñando y guiando a toda verdad. Corresponde individualmente a cada creyente permanecer unidos a Jesucristo y el fruto vendrá por sí mismo, tal como el pámpano lo hace cuando está unido a la vid. (San Juan 15)

Sin embargo, lo lamentable es ver signos de inmadurez en aquellos creyentes que llevan muchos años en las iglesias y en lugar de ser instrumentos de bendición para el Cuerpo de Cristo, se han convertido en "piedras de tropiezo" para muchos hermanos. Lo vemos en su actuar y en su hablar.

Veamos algunos signos de inmadurez espiritual
1. Desinterés por los asuntos espirituales.
2. Óptica negativa de todo lo que sucede en la iglesia.
3. Murmuración y crítica permanente hacia otros hermanos.
4. Desinterés para ayudar en las necesidades ajenas.
5. Pelea por cosas insignificantes.
6. Amargura por el éxito ajeno.
7. Mezcla lo del mundo con lo espiritual.
8. Poca disposición en servir a otros y exige que le sirvan a él.
9. Utiliza un aparente "conocimiento espiritual" y lo usa como pretexto para vaciar sus frustraciones en otros creyentes.
10. Se enreda fácilmente cuando lo secular lo seduce.
11. Depende más de las emociones que de las convicciones.
12. Las adversidades de la vida lo bloquean para perseverar y formar un carácter maduro.


Veamos lo que dice la Biblia al respecto:

Hebreos 5:11-14 "Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal."

2Pedro 1:5-12 "...vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente."

Como creyentes tenemos un gran desafío de crecer espiritualmente de forma continua para ser mejores instrumentos en las manos del Señor. Recordemos que en esta vida terrenal y pasajera estamos para servir, no para ser servidos y la mucha necesidad que existe en nuestro alrededor demanda que haya voluntad y deseo de nuestra parte para influenciar a otros con el evangelio de Jesucristo. Así mismo, no olvidemos que un día estaremos frente al Dios Omnipotente, el cual nos pedirá cuentas de nuestra labor durante estuvimos en este cuerpo.

El consejo del apóstol Pablo es: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, CRECIENDO en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” 1Corintios 15:58

miércoles, 28 de noviembre de 2012

El Poder de la Transformación
Por Serafín Contreras y Pastora Alva de Contreras
9:00am, 14 oct. 2012, CCI TGU
 
Romanos 12:1-2
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dio

s, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

En la Biblia encontramos que existe una tensión teológica entre el “ya” y el “todavía no” lo cual es necesario aclarar. Por ejemplo, se dice que cuando venimos a Cristo “ya” somos santos, pero “todavía no”, porque estamos en un proceso de santificación; “ya” nos hizo perfectos, pero “todavía no”, etc. Cuando llegamos a Cristo fue un evento pero que necesitamos continuar el proceso.
De acuerdo al texto de Romanos 12:1,2 existen cuatro palabras claves en este proceso: Presentar, Conformar, Transformar y Comprobar.

1. PRESENTAR. Debido al concepto griego de división en partes para conocer el todo, Pablo quiere que entendamos que es el todo que define quién somos, y comienza exponiendo que debemos presentar nuestro “cuerpo” como un sacrificio vivo, santo y agradable al Señor. Muchos buscan saber que hacer a través de otras personas porque no se “presentan” ante aquél que todo lo sabe, por tanto, de Él recibimos las respuestas, es vital saber escuchar la voz de Dios cada día. En Mateo 6:6 leemos: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” Por tanto es vital pasar tiempos a solas con Dios para escuchar su voz y caminar de acuerdo a Su consejo.

2. CONFORMAR: El mundo propone un molde al cual la mayoría de las personas se someten y toman esa “forma” del mundo, y Satanás con sus engaños y mentiras ha introducido a muchísimas personas en ese molde que se contrapone a los principios bíblicos y los lleva a la perdición. Por ejemplo, las mujeres deberían preguntarse si están cayendo en las modas que el mundo les propone, sugiriéndoles que entre más “enseñan” su cuerpo mas andan a la moda, eso no significa que no debe arreglarse, claro que sí, pero deben hacerlo decorosamente.

3. TRANSFORMAR: Así como la oruga se transforma en una hermosa mariposa después de ese proceso doloroso de metamorfosis, también nosotros seremos transformados en algo hermoso si optamos por esta ruta, ya que también existe la ruta del dolor cuando NO me transformo y no le permito al Señor Jesucristo controle absolutamente mi vida, este proceso es recurrente y se extiende por años sin ningún cambio; y además, está el proceso del dolor cuando SI me transformo, que provoca un fuerte dolor y es un solo cuando le permito a Dios operar cambios radicales, pero es un solo dolor que corta con todo aquello que seguirá doliéndonos sino lo hacemos. Es como el dolor de muela que sufríamos de pequeños y nuestra madre nos ponían una pomadita para el dolor y tomábamos una pastilla y al amanecer se iba el dolor, pero después nuevamente venía ese dolor y estábamos en esa rutina continua de dolor, en cambio, cuando optamos por sacar esa muela, sabemos que nos dolerá mucho, pero será una sola vez y después vendrá la calma total.

La mente es el lugar donde Satanás lanza sus dardos y debemos cuidarla al máximo y llenarla con los pensamientos de Dios. Cuando en Proverbios 4:23 se nos dice “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.”, lo que nos está diciendo es que guardemos nuestra mente de todo aquello que pudiera dañarnos, por eso el Señor hablando por medio del profeta Isaías nos dice: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.” Isaías 26:3

“FUISTES HECHO PARA EL CAMBIO”, estás diseñado para eso.
Hay dos elementos esenciales para la transformación
1. Síntomas dolorosos del estancamiento
2. Recompensas positivas al tomar pasos de fe.
Dios me hizo para el cambio, entones ¿Qué tengo que hacer?
Debo tener FE, y esa fe me llevará a tomar pasos de RIESGO, lo cual producirá el CAMBIO que espero, llevándome a tener ESPERANZA y con esperanza se aumentará mi FE y estaré en ese proceso continuo de transformación: FE-RIESGO-CAMBIO-ESPERANZA

4. COMPROBAR. Debemos entender que la voluntad de Dios no se prueba, sino mas bien se “Comprueba”, lo que se puede probar es el pasado y el presente y la voluntad de Dios me dice que tengo que hacer en una determinada situación, de allí la importancia de PRESENTARNOS ante el Señor, no CONFORMARNOS al mundo actual, y TRANSFORMARNOS en lo que el Señor quiere de nosotros para poder COMPROBAR cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
La verdad sobre Halloween 

 

En varios países del mundo se celebra la fiesta de halloween el 31 de octubre,en que los niños de disfrazan de personas de terror. Pasan por las casas pidiendo golosinas y si no se les da hacen alguna travesura. L
a gente no ve nada malo en esta fiesta, consideran una inofensiva forma de que los niños tengan diversión.

Inicio de esta tradición
Durante la edad media se hacian fiestas paganas como lo es la noche de brujas o halloween. Este día se celebraba que los demonios salían de sus tumbas (pues creían en la reencarnación) para caminar por las calles, y era un festival satánico que se celebraba cada 31 de octubre.(Celebración de la muerte).

Satanás honrado de varias maneras
Los druidas eran sacerdotes célticos en Francia y Gran Bretaña. Adoraban al diablo y hacian una fiesta anual para alabar al dios del sol y al dios de la muerte (el 31 de octubre se celebraba a éste) . El 31 de octubre se creía que los muertos salian de sus tumbas a caminar,intruían a la gente a que adoraran a los muertes y si no lo hacian los amenazaban con la reencarnación en animales.

Los aldeanos no salían de sus casas por miedo. Los que salían de ponían máscaras muy feas para que los espíritus creyeran que eran parte de ellos y no les hicieran daño. Estos sacerdotes días antes iban a las casas a buscar alimentos y otro tipo de cosas que ocuparían en la celebración,y si no lo hacían echaban una maldición en la casa ( y eso consistía en que en el año moría un miembro de la familia) y de ahi se adoptó la costumbre de pedir caramelos o hacer travesuras en nuestros tiempos.
Como parte de la celebración los sacerdotes hacian grandes sacrificios de animales y seres humanos.Y así se expandió por Roma y Europa.

Los pueblos que eran conquistados, eran obligados a respetar estas celebraciones, pero Roma sólo aceptó algunas y las santificó. Oficialmente fue un día en todas las iglesias en que se celebraba a los santos muertos (1 de noviembre ). Pero realmente seguía siendo una fiesta pagana dedicada al señor de los muertos.
Claramente es un ritual para honrar a Satanás, pues que las brujas, los moustros, las calabazas, los esqueletos, etc son símbolos satánicos.

Qué pasa con los cristianos
Si hemos dedicado nuestra vida a Jesús debemos marcar la diferencia demostrando su gran amor. Los cristianos debemos llenar nuestra mente con cosas buenas, solo veamos lo que en realidad es halloween y no hallaremos nada bueno, pues demuestra que es un día dedicado al diablo.
Aunque la palabra halloween significa "tarde santa" la historia nos demuestra todo lo contrario, pues es una fiesta pagana y jamás ha tenido principios cristianos. Si somos cristianos no debemos asociarnos a las cosas de Satanás. El miedo es algo fundamental en esta fiesta, pues podemos ver los disfraces y los adornos horripilantes, que causa temor en los niños, es por eso que no hay que sorprenderse si los jóvenes tienen pesadillas o tengan miedo a la oscuridad y ocurran asesinatos ese día ya que es Satanás quien es el que llena la mente y el alma de esto y los termina destruyendo. Que nadie te engañe,no le hagas el gusto al enemigo sabiendo que no es algo inofensivo como él trata de aparentar, porque el diablo se viste como ángel de luz y engaña a muchos. Si de verdad amamos a Dios, no podemos apartar ningún día para adorar a Satanás.

¿Que dice la Biblia al respecto?

Filipenses 4:8 nos dice “todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en eso pensad”.

2Corintios 6:14 al 15 nos advierte “¿qué tiene en común la justicia con la injusticia? ¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas? ¿Qué armonía hay entre Cristo y el diablo? ¿O qué parte tiene el creyente con el incrédulo?”.

Mateo 6:24 “Ninguno puede servir a dos señores, porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o será leal a uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero.”

2Timoteo 1:7 “Porque no nos ha dado Dios espíritu de timidez, sino de fortaleza, de amor y de dominio propio.”

La Biblia nos dice que Cristo murió para “librar a los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre.” Hebreos 10:31
(1 Corintios 6:19) No debemos corromper nuestro cuerpo con comidas que entorpecen nuestros sentidos y nos alejan de Dios.

“Y no participéis en las obras de las tinieblas, sino mas bien reprendedla” Efesios 5:11

En Jeremías 10:2 leemos: "No aprendáis el camino de las gentes".
Tambien puedes buscar en : Oseas 4:6; Deuteronomio 18:9-14; Santiago 1:27; Filipenses 4:8; Deuteronomio 7:25-26;1Tesalonicenses 5:21-23; 1 Corintios 10:19-23.
UN GRAN ESFUERZO
Por Charles Ryrie
 
 
"Por eso, queridos hermanos, mientras esperan estos acontecimientos, esfuércense para que Dios los halle sin mancha y sin defecto, y en paz con él." 2 Pedro 3:14

En las olimpiadas de Londres 2012 Usain Bolt fue el más rápido de la tierra, bajando el record olímpico en la carrera de los 100 metros. Este hombre corrió diez metros por segundo. Es lo que yo tardo en escribir una pala

bra en mi teclado. Pero no es un improvisado. Desde la anterior olimpiada, cuando asombró al mundo con su velocidad, Usain ha estado trabajando cada día con ese objetivo. Él deseaba bajar unas milésimas de segundos su record. ¡Milésimas de segundo! Y por algo tan pequeño estuvo trabajando y esforzándose diariamente durante cuatro años. Sacrificio silencioso, mucho entrenamiento, sudor, cansancio, estirar la resistencia al límite, régimen de comida, sin excesos, poca diversión, mucho esfuerzo por unas milésimas.

¿Cuántas veces se habrá preguntado este hombre si valía la pena tanto esfuerzo durante esos cuatro años?, ¿cuántas veces acalambrado, habrá deseando dejar de entrenar; levantarse y seguir dolorido su rutina?, ¿Cuántas veces habrá querido abandonar? Jamás lo sabremos. Solo podemos saber algo. No bajó los brazos, se esforzó más que nadie y alcanzó su objetivo. Fue el hombre más rápido del mundo en Londres 2012.

El Apóstol Pedro no corría mucho, pero también sabía de esfuerzos, su vida fue dura siendo pescador, sabía de madrugar, de tener frío, de pasar la noche en vela, de trabajar mucho y recoger poco. Por eso, cuando su vida estaba terminando, mirando todo lo que había vivido, les resume a sus amigos en la frase de 2 Pedro 3:14, la razón para seguir entrenando.

El tiempo se acaba, cada vez queda menos para la llegada de Jesucristo. Y el clamor de Dios sigue estando vigente. Dios demanda santidad de tu vida y de la mía. Pedro lo sabía, muchas veces había fallado, y muchas veces había luchado, trabajado y sudado por mantenerse santo. Y lo había conseguido; ya anciano, nos pide que nos esforcemos por estar en paz y en santidad con Dios.

Es un gran esfuerzo, y en medio de tanta corrupción y pecado, suena tonto querer mantener la santidad. Cuesta demasiado y no tiene resultados positivos a corto plazo. Pero al igual que Usain, el sacrificio y el esfuerzo de ser santo para Dios lo disfrutarás aquí y por toda la eternidad. Recuerda que solo aquel que se esfuerza alcanza el objetivo.

REFLEXIÓN – Dios quiere darte la medalla de oro de santidad, ¡esfuérzate!
Autor: Daniel Pérez Cliffe

Medios para la Santificación

1. La Palabra de Dios. Ya hemos observado que el Señor oró para que el Padre santificara a los creyentes por medio de la Palabra (Jn. 17: 17). La iglesia primitiva consideró de gran importancia el continuar en la doctrina de los apóstoles (Hch. 2:42). Nuestro Señor mismo sirve del mejor ejemplo de la necesidad de usar debidamente la Palabra para enfrentarse con la tentación (Mt. 4: 1-1 1). El centro de los viajes misioneros de San Pablo fue siempre la predicación de la Palabra de Dios (Hch. 1 3:5, 44, 46; 17:2; 1 8:4; 20:32). Para la santificación, el uso de la Palabra es básico y crucial.

2. La oración. Un segundo medio de santificación es la oración. También fue esta una de las características de la iglesia primitiva (Hch. 2:42; cp. 3:1; 4:24; 6:4; 9:40; 10:4,31; 12:5; 13:3; 16:13,16; y 28:8) y es mandada a los creyentes actuales. Habló nuestro Señor « sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar» (Lc.18: 1). La palabra desmayar significa « descorazonarse o cansarse». El apóstol Pablo mandó: « Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias» (Col. 4:2). También dijo: «Orad sin cesar» (1 Ts. 5:17).
PAZ Y SEGURIDAD 
Por Henry Hernández

 

En nuestros días las autoridades gubernamentales de las naciones buscan por todas las vías promover y trabajar por la seguridad ya que es un clamor de cada ciudadano, no obstante, a pesar de todos los esfuerzos humanos realizados hasta el momento todo ha resultado en vano, los frutos obtenidos son mínimos y la ola de criminalidad va en aumento, aunque se tengan buenas intenciones para pocurar la paz y la seguridad de los ciudadanos, se buscan nuevas tecnologías para equipar logísticamente a los cuerpos de seguridad, se contratan consultores en tal materia, se aumentan los presupuestos para contratar más personal, se capacitan los mismos, etc, etc. Humanamente hablando se ha estado haciendo muchísimo esfuerzo. La ciudadanía busca un gobernante que les ayude a solucionar y dar respuesta a ese clamor, sin embargo, todo esfuerzo que se haga sin consultar el consejo de Dios, es totalmente inútil.
 
Cuando una persona o una nación reconoce su incapacidad para autoprotegerse y se vuelve de todo corazón al Creador del universo allí encuentra la seguridad que le da paz, ese es el orden correcto, no como el lema que promueven las Naciones Unidas, no puede haber paz sin seguridad, pero la seguridad solo viene del Señor que hizo los cielos y la tierra, en la Biblia encontramos muchísimas escrituras relacionadas con esto. Cuando una nación se aparta de los caminos del Señor, igual como le pasó a la nación de Israel cuando se alejaba del Dios verdadero e iba en pos de los dioses paganos y se volvían a los ídolos entonces Dios se apartaba de ellos y como consecuencia de ello le venían hambre, pestilencia y espada, lo mismo que experimentamos en nuestros días: pobreza, enfermedades y violencia.

Sin embargo, cuando el pueblo de Israel se volvía de todo corazón al Dios del cielo, dice la Biblia que Él los rescataba de sus enemigos y los hacía habitar con seguridad.

¿Porque el clamor de los ciudadanos por tener seguridad no tiene ninguna respuesta?
Santiago 4:1-10 nos da la respuesta bíblica

1. División en las familias y sociedad. Hay guerras y pleitos de todo tipo y cada quien mira por sus propios intereses particulares, sin importarle la necesidad ajena. Santiago 4:1: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?

2. La codicia y la envidia. Ha provocado que la gente quiera obtener aquello que tiene el prójimo, en lugar de esforzarse y obtener legítimamente por esfuerzo propio, optan por atajos que al final les trae amargura y les quita la paz (Las tarjetas de crédito han sido instrumentos engañosos para que muchas personas caigan en la trampa, los sobornos y los negocios ilícitos son otras formas de engaño) Santiago 4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.

3. Pedir mal. En lugar de ir a la fuente de toda provisión que es Dios, la gente sale a las calles a protestar, se queja por todos los medios de comunicación y se olvida que hay alguien que cuando se le clama Él escucha, da respuestas genuinas y eficaces, Él dijo: Clama a mi y Yo te responderé. Obviamente el pedir mal es resultado de no conocer la verdad, de allí que como pueblo de Dios no nos debemos de cansar de anunciar que solo en Jesucristo encontramos las buenas nuevas de salvación que nos dá seguirdad y aleja de nosotros el temor a la muerte. Santiago 4:3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal…

4. Andar en deleites. Uno de los serios problemas que tiene nuestra sociedad para no recibir seguridad es que quiere tenerla bajo un abrigo falso, ya que desean tener esa seguridad para darle rienda suelta a sus deleites y pasiones desordenadas, quieren tener seguridad a altas horas de la noche para parrandear, andar en deleites de la carne en fiestas bailables, borracheras, etc. Aún con la inseguridad que se vive, los bares, cantinas, discotecas, estadios y otros lugares que provueven los placeres carnales se ven abarrotados de jóvenes y adultos que en muchos casos al salir de allí encuentran la muerte. Santiago 4:3 … no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.

5. Falsa religiosidad. Un gran engaño que el enemigo ha sembrado en la gente es que ellas piensen que pueden tener comunión con el Dios verdadero y seguir actuando y viviendo como cualquier persona del mundo que no conoce a Dios. Piensan que con ir al culto o misa dominical eso es suficiente para tener cercanía con Dios, se cuelgan un crucifijo al cuello, le pegan un stiker al vehiculo, abren la Biblia en el Salmo 23 o 91 y la colocan en algún lugar estratégico de sus casas como amuletos para espantar los malos espíritus, etc. Si no hay comunión verdadera y de todo corazón con Jesucristo todo eso es enemistad contra Dios, Santiago 4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?
Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

6. Tibieza espiritual. Un grave peligro para los creyentes es que se conformen con alimentarse solamente una vez por semana, vivir solamente de cantos, pensar con que solo pedir oración en la iglesia y no doblar rodillas personalmente es suficiente, anhelar que les pongan las manos encima y caer, pedir que les profeticen para escuchar a Dios en lugar de someterse disciplinadamente a la lectura constante de la Biblia y pasar a solas con Dios, el cristiano tibio quiere solo lo fácil, desconoce que Dios envío su Espíritu Santo y que nuestra parte es buscar ser llenos cada día de su presencia. Santiago 4:5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?

7. Altivez, Orgullo, Prepotencia, Arrogancia. Un grave peligro es pensar que podemos actuar sin consultar el consejo de Dios, no reconocer los errores cometidos y en humildad venir a los pies del Señor, pedir perdón y recibirlo con sinceridad. Santiago 4:6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Santiago 4:10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.

8. Falta de sometimiento a Dios. Someterse al Señor implica vivir bajo los principios eternos de Su Palabra, sus mandamientos no son gravosos, pero nuestros países promueven leyes que no tienen nada que ver con Dios, los políticos procuran ganar el favor del pueblo con engaños y ha habido algunos políticos atrevidos que dicen que la voz del pueblo es la voz de Dios. Fue el pueblo que pidió a Aarón el becerro de oro que los volvió a la idolatría, fue el pueblo que entrego a Jesús a la muerte y pidió a Barrabas, fue el pueblo que pidió un rey en Israel como las otras naciones del mundo dejando a Dios, etc, etc. El someterse a Dios implica que Él nos ayude en nuestras batallas y que el diablo huya de nosotros. Santiago 4:7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

9. Alejamiento de Dios. Todo el mal que vemos es producto de habernos alejado del Eterno Dios, no hemos querido considerarlo en nuestras prioridades personales, hemos vivido conforme al modelo del mundo, nos movemos por los principios terrenales y no por la Palabra divina. Nuestra sociedad ama el pecado y de delita en lo carnal, sus corazones impuros los impulsan a vivir alejados de Dios. Santiago 4:8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.

10. Falta de arrepentimiento. No hay otra salida para nuestras naciones putrefactas, corrompidas a todo nivel, podridas de pie a cabeza y que puedan obtener lo que anhelan, solo el arrepentimiento genuino nos puede volver a Dios y tener Su seguridad y Su paz, solo el príncipe de Paz nos puede devolver esa seguridad. Santiago 4:9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.
EL ALTAR FAMILIAR NO TIENE SUSTITUTO
 

El altar Familiar es un proceso de instrucción espiritual generacional en casa, en la cual los padres apartan deliberadamente un tiempo en la agenda familiar para tener un momento de comunión y aprendizaje de la palabra de Dios con la participación de todos los miembros sin importar la edad. Lo ideal es hacerlo durante varios días en la semana de forma permanente, ya que esto fomenta la disciplina de cada miembro de la familia para la formación del carácter conforme a la voluntad de Dios, y por ende, no serán personas influenciadas por la sociedad que promueve los antivalores del reino de Dios, al contrario, serán personas de influencia para que otros vean a Cristo en sus vidas en todas sus acciones y lenguaje. Nuestra sociedad cada vez más decadente de principios y valores espirituales es producto de lo que en lo micro no se ha hecho a nivel familiar, por tanto, ahora necesitamos urgentemente volver a la aplicación de el Altar Familiar.

Ya en el Antiguo Testamento de la Biblia encontramos: “Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades. Deuteronomio 6:5-9.

En el Nuevo Testamento, también encontramos un gran ejemplo, el de Timoteo, un joven que fue producto de esa instrucción que comenzó con su abuela y siguió con su mamá, dice así en 2 Timoteo 1:3-5: Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.”

¿Que podríamos incluir en el Altar Familiar?
1. Honrar y santificar a Dios.
2. Enseñar y aplicar los principios del reino de Dios.
3. Buscar y conocer la voluntad de Dios.
4. Incluir la petición de nuestras necesidades.
5. Confesar y pedir perdón por nuestros pecados.
6. Perdonar a otros que nos han ofendido.
7. Reconocer nuestra debilidad y pedir protección y fortaleza a Dios.

Es importante comenzar ahora mismo, ya que un día estaremos viendo como espectadores a nuestros hijos grandes producto de lo que hicimos en sus primeras etapas de vida, además, un dia estaremos frente a frente a nuestro Dios, Él cual nos pedirá cuentas de aquello que nos entrego para administrarlo fielmente.
"Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa. Como flechas en las manos del guerrero son los hijos de la juventud." Salmos 127:3

jueves, 12 de julio de 2012


La Voz que Habla
Por A. W. tozer
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios,
 y el Verbo era Dios. Juan 1:1

Cualquier persona inteligente, aún no instruida en las enseñanzas del cristianismo, leyendo este texto llegaría a la conclusión que lo que Juan quiere decir es que Dios desea hablar, y comunicar sus pensamientos a otros. Y estaría en lo cierto. La palabra es el medio por el cual se expresan los pensamientos, y al aplicar este término al Hijo de Dios nos lleva a pensar que el deseo de expresar­se es inherente a la Divinidad, y que Dios desea hablar con los seres que ha creado. Toda la Biblia apoya esta creencia. Dios está hablando. No solo que ha hablado, sino que está hablando. Habla continuamente por medio de la naturaleza; el mundo está lleno de su voz.
Una de las grandes realidades que debemos considerar es la Voz de Dios hablando en este mundo. La cos­mología más breve y más satisfactoria es ésta. "Dios dijo, y fue hecho!' El por qué de la ley natural es la voz viviente de Dios inmanente a toda la creación. Y esta palabra de Dios que dio vida a todas las cosas no puede entenderse que es la Biblia, porque no es palabra escrita o impresa, sino la expresión de la voluntad de Dios ha­blando en la estructura de todas las cosas. Esa palabra de Dios es el aliento divino, que llena todo con potencia viva. La voz de Dios es la energía más poderosa en la na­turaleza, pues toda energía parte del hecho de que Dios ha hablado.
La Biblia es la palabra escrita de Dios, y porque es escrita, está confinada a los límites del papel, tinta y cuero. En cambio la voz de Dios es viva, libre y sobera­na. "Las palabras que yo os he hablado, son espíritu y son vida!' La vida está en las palabras habladas. La palabra de Dios en la Biblia puede tener poder solo si corresponde con la palabra de Dios en el universo. Es su Voz presente, lo que hace a la palabra escrita tan pode­rosa. Si no fuera así, la palabra estaría encerrada entre las tapas de un libro.
Sería una concepción muy primitiva de Dios imagi­narlo en la creación usando sierras, martillos y clavos a la manera de un carpintero que fabrica un mueble. La Biblia enseña otra cosa. "Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió"(Salmos 33.9). "Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos, por la palabra de Dios" (Hebreos 11:3). Tengamos en cuenta que Dios no se refie­re aquí a su palabra escrita, sino a su palabra hablada. La voz de Dios que llena el mundo antecede a la Biblia por siglos incontables. Es una voz que no ha dejado de oírse desde los albores de la creación, y sigue resonando de un extremo a otro del universo.
La palabra de Dios es rápida y poderosa. En el prin­cipio de todas las cosas habló hacia la nada, y la nada se convirtió en algo. El caos oyó esa voz, y se convirtió en orden; la oscuridad la oyó, y nació la luz. "Y dijo Dios sea, y fue!' Estas palabras gemelas, como causa y efecto, ocurren a todo lo largo del relato bíblico de la creación. El dijo vale por el así. Y el así, es el dijo puesto en con­tinuo presente.
Que Dios está aquí, y está hablando, son verdades que respaldan otras verdades bíblicas: sin ellas no podría haber revelación. Dios no escribió un libro y lo envió por medio de mensajeros a personas sin ayuda. Dios habló un Libro, y vive en sus palabras habladas, hablan­do continuamente sus palabras y haciendo que perduren a través de los años. Dios sopló sobre un muñeco de barro y ese vino a ser un hombre. El sopla sobre los hombres y vuelven a convertirse en barro. "Volveos, hijos de los hombres" -fue lo que Dios dijo después de decretar la muerte de todo hombre, y no fue necesario que dijera una sola palabra más. La triste procesión humana desde la cuna hasta la sepultura es prueba suficiente de que su primera palabra fue verdad.
Todavía no hemos dado la atención necesaria a esa profunda declaración en el evangelio de Juan que dice, "Aquel era la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo!' No importan los cambios de puntuación que se hagan, la verdad permanece firme' la palabra de Dios afecta el corazón de todo hombre, como la luz lo hace al alma. En el corazón de todos los hom­bres brilla la luz y resuena la palabra, y no hay manera de escapar. Algo así debe ser necesario, si es cierto que Dios vive y está en el mundo. Juan afirma que así es. Aun las personas que nunca han leído la Biblia han reci­bido en sus conciencias mensajes suficientemente claros, de manera que no pueden decir que no han oído su voz. "Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles, o defen­diéndoles, sus razonamientos"(Romanos 2:15)."Porque las cosas invisibles de él, su eterna potencia y divinidad, se echan de ver desde la creación del mundo, siendo en­tendidas por las cosas que son hechas, de modo que son inexcusables"(Romanos 1:20).
Los hebreos de la antigüedad le daban el nombre de Sabiduría a esa voz de que estamos tratando, pues de­cían que se oía en todas partes y que recorría la tierra en busca de respuesta de parte de los hijos de los hom­bres. El capítulo octavo del libro de Proverbios comien­za así: "¿No clama la sabiduría, y da su voz la inteligen­cia?" Entonces describe la sabiduría como una hermosa mujer que "se para en las alturas y en las encrucijadas de los caminos; dirige su voz a todas partes, para que nadie deje de oírla y dice: 'Oh, hombres, a vosotros clamo; dirijo mi voz a los hijos de los hombres.' "Seguidamente se dirige a los simples y faltos de cordura y les aconseja que escuchen lo que les dice. Lo que pide la sabiduría de Dios es atención espiritual, pero rara vez este pedido es escuchado. La tragedia consiste en que nuestro bienestar eterno depende de nuestro oír, y hemos enseñado a nuestros oídos a no escuchar.
Esta voz universal ha resonado siempre, y a menudo atribulado a los hombres, aun cuando estos no se daban cuenta de donde provenían sus temores. ¿No será esa voz que se cierne como niebla vital sobre los corazones de hombres y mujeres, lo que ha despertado sus con­ciencias y sus anhelos de inmortalidad en millones de seres humanos desde los albores de la historia? No tene­mos por qué temer eso. La voz hablando es un hecho. Como los hombres han reaccionado ante ella, es algo que se debe observar.
Una vez que Dios habló a nuestro Señor desde el cielo, algunos que oyeron atribuyeron la voz a causas naturales. "Ha sido trueno',' dijeron. Este hábito de explicar la voz por causas naturales es la vera raíz de la ciencia moderna. En el soplo de vida del cosmos hay algo misterioso, algo sumamente pavoroso, que la mente humana no alcanza a comprender. El creyente no pre­tende comprenderlo, simplemente cae de rodillas y exclama " ¡Dios!" El hombre común también cae de rodillas, pero no lo hace para adorar, sino para investi­gar, escudriñar, en su afán de hallar explicación natural a todas las cosas. Estamos viviendo en un siglo seculariza­do. Nuestros pensamientos y hábitos son los del cientí­fico, no los del adorador. Estamos más dispuestos a explicar que a adorar. "Es un trueno" decimos, y segui­mos nuestro camino, indiferentes. Pero todavía la Voz sigue resonando y escudriñando. El orden y la vida del mundo dependen de esa Voz, pero los hombres están demasiado ocupados, o demasiado obstinados para escuchar.
Cada uno de nosotros ha tenido alguna experiencia imposible de explicar: un súbito sentido de soledad, un sentimiento de maravilla o de pavor, al contemplar la vastedad del infinito. O tal vez un fugaz relámpago de luz, como venido de otro sol, que nos ha dejado la sen­sación de pertenecer a otro mundo, que nuestro origen es divino. Lo que hemos visto entonces, o sentido, o l aprendido, es diferente a todo lo que enseñan las escuelas, y en una amplia gama, distinto de todas nuestras anteriores experiencias y opiniones.
Nos vimos entonces forzados a suspender nuestras dudas cuando, por un breve momento, las nubes se retiraron y pudimos ver y oír por nosotros mismos. Cualquiera sea la explicación que demos a estos casos, no seríamos justos si excluyéramos completamente a Dios, negando que nos estuviera hablando en ellos. Nunca tengamos a tal petulancia.
Es mi propia creencia (y no me enojo si alguien opina de distinta manera),que todo lo bueno y bello que hay en el mundo, producido por el hombre, es el resulta­do de su falaz y pecaminosa respuesta a la Voz creativa que resuena por toda la tierra. Los filósofos moralistas, que soñaron sueños de virtud; los pensadores religiosos, que especularon acerca de Dios y la inmortalidad; los poetas y artistas, que crearon de la materia común obras de imperecedera belleza, ¿cómo se pueden explicar? No es suficiente con decir "Se trata del genio."
¿Qué es el genio? El genio podrá ser un hombre per­seguido por esa Voz, que trabaja afanándose como un poseído, por ver si logra alcanzar un fin que vagamente comprende. El hecho de que el genio, sea hombre o mu­jer, no crea en Dios, y aún hable o escriba en contra de él, no contradice lo que estoy diciendo. La revelación de la obra redentora de Dios que se halla en las Escrituras es necesaria para la obtención de la fe salvadora y la paz con Dios. La fe en el Salvador resucitado es necesaria para la obtención de paz y tranquilidad y para adquirir fe en nuestra propia inmortalidad. Para mí todo esto es una adecuada explicación de todo lo bueno que existe fuera de Cristo. Pero usted puede ser un buen cristiano sin aceptar mi tesis.
La voz de Dios es amistosa. Nadie necesita asustarse al oiría, a menos que antes haya hecho la decisión de no obedecerla. La sangre de Cristo ha cubierto no solo la raza humana, sino toda la creación también. "Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por él reconciliar todas las cosas consigo, así las que es­tán en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz"(Colosenses 1:19-20). Podemos predicar con toda confianza acerca de un cielo amistoso. Los cielos y la tierra están llenos de la buena voluntad de aquel que habitó en la zarza. La san­gre perfecta del sacrificio expiatorio asegura esto para siempre.
Quienquiera que desee detenerse a escuchar oirá ha­blar a los cielos. Esta no es la hora en que los hombres están dispuestos a escuchar, porque el escuchar no es parte de la religión popular de hoy en día. Nos encontramos en el polo opuesto. La religión ha aceptado la monstruosa herejía de que el ruido, el tamaño, la actividad y el estrépito hacen estimable al ser humano delante de Dios. A un pueblo que está sumido en un clima de violencia Dios le dice: "Estad quietos, y conoced que ye soy Dios." Hoy en día Dios quiere que aprendamos que nuestra fortaleza y seguridad no dependen del ruido, sino del silencio.
Es necesario que estemos tranquilos y en silencio pa­ra oír la voz de Dios. Lo mejor es que estemos con nues­tra Biblia abierta ante nosotros. Entonces, si así lo deseamos, podemos acercarnos a Dios y escuchar lo que está hablando a nuestro corazón. Pienso que para la mayoría de las personas el procedimiento será algo co­mo esto: primero un sonido, como de una Presencia caminando en el jardín. Después una voz, algo más inteli­gible, pero todavía algo lejos. Luego, el momento feliz cuando el Espíritu comienza a iluminar las Escrituras, y eso que al principio fue solo un sonido, y después una voz, llega a ser una palabra clara, cálida, íntima y ama­ble como la del mejor amigo. Enseguida vendrá la vida y la luz, y lo mejor de todo, la capacidad de ver y descan­sar, abrazando a Cristo como el Salvador y Señor de todo.
La Biblia no podrá nunca ser un libro vivo hasta que no reconozcamos que Dios habla en el universo. Saltar de un mundo impersonal y muerto a una Biblia dogmá­tica es algo demasiado para muchas personas. Ellos pue­den admitir que deberían aceptar la Biblia como la Pala­bra de Dios, pero de ahí a creer que cada palabra es para ellos, media un gran trecho. Un hombre puede decir, "Esas palabras son para mí," pero todavía seguir pensan­do en su corazón que no lo son. El es víctima de una psicología dividida. Trata de pensar que Dios está mudo en todas partes y que habla solo en un libro.
Creo que mucha de nuestra incredulidad religiosa se debe a que tenemos una equivocada concepción de las Escrituras de Verdad. Un Dios silencioso comienza a hablar súbitamente en un Libro, y cuando éste queda terminado, vuelve a guardar silencio por el resto de los siglos. Y ahora leemos el libro como si fuera solo el re­gistro de lo que Dios dijo en los tiempos que hablaba. Con nociones como estas en nuestra cabeza, ¿cómo podemos creer? El hecho es que Dios no está mudo y silen­cioso, que nunca lo ha estado. Está en la naturaleza de Dios hablar. La segunda persona del Dios Trino es llama­da la Palabra. La Biblia es el resultado del continuo ha­blar de Dios. Es la declaración infalible de su mente dicha para nosotros en palabras comprensibles y fami­liares.
Creo que un nuevo mundo surgirá de la actual niebla religiosa cuando nos acerquemos a la Biblia con la idea de que no solo es un libro que una vez ha hablado, sino uno que habla todavía. Los profetas decían habitual-mente "Así dice el Señor." Y daban a entender a sus oyentes que Dios estaba hablando siempre en tiempo presente. Podemos usar el tiempo pasado para hacer ver que en algún momento, en el tiempo pasado, Dios ha­bló, pero lo que Dios dijo una vez, sigue repitiéndose, como la criatura que ha nacido sigue viviendo, y un mundo que fue creado, sigue existiendo. Pero estas ilus­traciones son insuficientes, porque las criaturas mueren, y los mundos se consumen, mas la Palabra del Dios nues­tro permanece para siempre.
Si queréis proseguir en conocer a Dios, abrid vuestra Biblia, en la seguridad de que ella os hablará. No la leáis pensando que es una cosa que podéis desechar en cual­quier momento, porque ella es algo más que una cosa; es una voz, una palabra, la palabra del Dios vivo.
Señor, enséñame a escuchar. Los tiempos son rui­dosos, y mis oídos están hartos de gritería y sonidos estridentes. Dame el espíritu del niño Samuel, que di/o, "Habla, Señor, que tu siervo oye." Permíteme que te oiga hablándome al corazón. Haz que me acostumbre al sonido de tu voz, y que lo oiga cuando todos los de la tierra hayan desaparecido; haz que los únicos sonidos que oiga en esos momentos sean los de la música de tu Voz, amén.

La Presencia Universal
Por A. W. Tozer
 
¿Adonde me iré de tu espíritu?
¿Y adonde huiré de tu presencia? Salmo 139:7

En toda enseñanza cristiana hay ciertas verdades básicas, ocultas a veces, y más bien asumidas que afirmadas, pero que son necesarias a toda verdad como los colores pri­marios son necesarios para componer cualquier cuadro. La divina inmanencia es una de esas verdades.
Dios mora en su creación, y está indispensablemente presente en todas sus obras. Esto lo enseñan firmemente profetas y apóstoles y está aceptado por la teología cris­tiana general. Dicha verdad consta en los libros de teolo­gía, pero por alguna razón no ha entrado aun en el corazón de los creyentes, para que llegue a ser parte de su fe. Muchos predicadores y maestros cristianos hacen tímidas menciones de ella, y más bien parecen esquivarla Para eludir sus implicaciones. Me imagino que proceden así por el temor de ser tildados de panteístas. Pero la doctrina de la divina inmanencia nada tiene que ver con el panteísmo.
El error panteísta es tan palpable que nadie debería dejarse engañar por él. Sostiene que Dios es la suma de todas las cosas creadas. La naturaleza y Dios son la mis­ma cosa, de modo que cualquiera que toque a la una toca también al otro. Esto es una degradación de la gloria divina. Los panteístas, al atribuirle divinidad a todo, han hecho desaparecer del mundo toda divinidad.
La verdad es que aunque Dios habita en su mundo, está separado de él por un abismo infranqueable. Por mucho que Dios se identifique con la obra de sus manos, éstas son sus obras, y nunca pueden ser El. Dios es ante­rior a sus obras e independiente de ellas.
¿Qué significa, entonces, la divina inmanencia en la experiencia cristiana? Significa simplemente que Dios está aquí. Dondequiera estemos nosotros, Dios está. No hay lugar, ni lo puede haber, donde Dios no esté. Diez millones de inteligencias, situadas en igual número de puntos del espacio, separadas por incalculables distan­cias, pueden todas decir al mismo tiempo, "Aquí está Dios'.' No hay un solo sitio del espacio que esté más cer­ca de Dios que cualquier otro. Ningún hombre está, en cuanto a distancia se refiere, más cerca o más lejos de Dios que otro hombre.
Hay ciertas verdades que cree todo cristiano medio instruido en la doctrina. A nosotros toca examinarlas y meditar en ellas, hasta que empiecen a resplandecer en nosotros.
"En el principio Dios!' Aquí no hay materia, por­que lo material requiere siempre una causa que lo preceda. Dios es esa causa. No se trata de ninguna ley, porque ley es simplemente el nombre que le damos al curso que sigue todo lo creado. Ese curso ha sido planeado, y fue Dios quien lo planeó. Tampoco se trata de ninguna mente, porque la mente es también una cosa creada, y debe tener un creador que la respalde. En el principio Dios, la Causa de las causas, el principio originador de la materia, de la ley y de la mente. Por ahí debemos comenzar.
Adán pecó, y presa del pánico, trató de hacer lo im­posible: ocultarse de la presencia de Dios. David tam­bién pensó un tiempo poder escapar de la presencia de Dios, pero tuvo que escribir, "¿Adonde me iré de tu es­píritu, y adonde huiré de tu presencia?" (Salmo 139:7). Y luego prosiguió, en uno de sus más preciosos salmos, alabando la divina inmanencia. "Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el abismo hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba, y habitare en el extremo de la mar, aun allí me guiará tu mano y me asirá tu diestra!' Y él sabía que la existencia y la vi­dencia de Dios eran una sola y misma cosa. Que Dios, que todo lo ve, había estado con él antes que naciera, y había observado el misterio del florecer de su vida. Salo­món exclamó, "¿Es verdad que Dios haya de morar sobre la tierra? He aquí que los cielos, y los cielos de los cielos, no te pueden contener, ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?" (1 Reyes 8:27) Pablo les aseguró a los atenienses que "Dios no está lejos de cada uno de nosotros, porque en él vivimos, y nos movemos, y so­mos" (Hechos 17:27,28).
Si Dios está presente en todo punto del espacio, si no podemos ir a ningún lugar donde él no esté, si ni aun podemos concebir lugar alguno donde Dios no se en­cuentre, ¿por qué entonces dicha Presencia universal no es la más celebrada verdad del mundo? El patriarca Ja­cob, en la soledad del desierto, nos ha dado la respuesta a esta interrogación. El tuvo una visión de Dios, y asom­brado por ella, exclamó, "Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía" (Génesis 28:16). Jacob no había estado nunca, ni siquiera una fracción de segundo, fuera del círculo de esa Presencia que todo lo penetra, pero no se había dado cuenta de ello. A eso se debieron sus inquietudes, y a eso se deben las nuestras. Las gen­tes no saben que Dios está aquí. ¡Qué diferente sería todo si lo supiesen!
La Presencia de Dios, y la manifestación de esa Pre­sencia no son la misma cosa. La una puede ocurrir sin la otra. Dios está presente aunque estemos completamente inconcientes de él; Dios se manifiesta únicamente cuan­do estamos concientes de su presencia. Por nuestra parte debemos rendirnos al Espíritu de Dios, porque su obra es hacernos manifiesta la presencia del Padre y del Hijo.
Si cooperamos con él y le obedecemos amorosamente, Dios se nos manifestará, y esa manifestación hará la dife­rencia entre un cristiano meramente nominal, y otro cristiano lleno de la luz que emana del rostro del Padre.
Dios está presente en todas partes, y siempre trata de darse a conocer. No solo revela su existencia, sino que pone de manifiesto lo que él es. No fue necesario persuadirle que se revelara a Moisés. "Y Jehová descen­dió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de Jehová" (Éxodo 34:5).Dios no solo hizo una declaración verbal de su naturaleza, sino reveló su pro­pio Ser a Moisés, de modo que el rostro de Moisés brilló por el fulgor de la presencia divina. Para algunos de nosotros será un gran momento cuando comencemos a creer que es cierto que Dios revela su presencia, y que él ha prometido mucho, pero no más de lo que intenta cumplir.
Si logramos éxito en nuestra búsqueda de Dios se deberá a que él siempre quiere revelarse. La revelación de Dios al hombre no es una simple visita de tierras le­janas por un breve momento al alma humana. El que así cree equivoca toda la verdad. La aproximación de Dios al alma, o la del alma a Dios, no es algo intermiten­te y espaciado. No hay en ellos ningún concepto de distancia física. No es problema de kilómetros, sino de experiencia.
Hablar de estar cerca o lejos de Dios es emplear un lenguaje comprensible para todos. Un hombre puede decir: "Conforme mi hijo se va haciendo más grande, lo siento más allegado a mí." Esto no obstante el hecho de que ha tenido su hijo pegado a él desde que nació. ¿Qué es lo que quiere decir ese padre al expresarse así? Obviamente está hablando de experiencia. Quiere decir que su hijo lo está conociendo más íntimamente, que ahora hay más afinidad entre ambos. Las barreras que antes existían, debido a las grandes diferencias en el modo de pensar y de sentir, van desapareciendo. Padre e hijo están ahora mucho más unidos en mente y corazón.
Cuando, pues, cantamos "Cerca, más cerca, oh Dios, de ti" no estamos pensando en la proximidad de lugar, sino en la proximidad de relación. Lo que pedimos al cantar es una más clara conciencia de relación íntima, de alma con alma; queremos estar más concientes de la Di­vina Presencia. No hace falta gritar a través del espacio llamando a un Dios lejano. El está más cercano a noso­tros que nuestra propia alma, más íntimamente ligado a nosotros que nuestros mismos pensamientos.
¿Por qué algunas personas hallan a Dios en una ma­nera que otros no pueden? ¿Por qué Dios manifiesta su Presencia a algunos pocos, y deja inmensas multitudes en la media luz de una experiencia cristiana imperfecta? Por supuesto, Dios desea lo mismo para todos. El no tiene favoritos dentro de su familia. Lo que hace por una de sus criaturas, puede hacerlo por cualquier otra. La diferencia no la hace Dios, sino nosotros.
Escojamos al acaso una veintena de grandes santos cuyas vidas son conocidas de todos. Estos pueden ser personajes bíblicos o de la historia de la iglesia. Nos llamará la atención el hecho de que siendo todos ellos san­tos, no todos son iguales. En algunos casos la diferencia es tan notable que llama poderosamente la atención. Por ejemplo, cuan diferente fue Moisés de Isaías, Elías de David, Pablo de Juan, San Francisco de Asís de Martín Lutero, Tomás de Kempis de Carlos Finney. La diferen­cia entre ellos es tan grande como la vida humana: dife­rencia de raza, de nacionalidad, de cultura, de tempera­mento, de costumbres, de cualidades personales. Sin embargo todos ellos, día tras día, anduvieron en la ele­vada senda de la vida espiritual, por encima del camino común de los demás.
La diferencia entre ellos era puramente incidental, y nada significaba a los ojos de Dios En alguna cualidad vital, ellos eran idénticos. ¿Cuál era esa?
Me aventuraría a decir que la cualidad vital que los unía era la receptividad espiritual. Había en ellos algo que siempre estaba abierto para el cielo; algo que los impelía hacia Dios. Sin intentar hacer ningún análisis de ellos, diré únicamente que tenían comprensión, espiri­tual, y que la cultivaron de tal modo que llegó a ser lo más grande de sus vidas. La diferencia entre ellos y el resto de los mortales consistió en su deseo de vivir en comunión con Dios, e hicieron todo lo que estuvo a su alcance para lograrlo. Durante toda su__vida tuvieron el hábito de responder a lo espiritual. No desobedecieron la visión celestial. Como lo dice el salmista David, "Mi corazón ha dicho de ti, Buscad mi rostro. Tu rostro bus­caré, oh Jehová"
Como en todo lo bueno de la vida humana, detrás de esa actitud receptiva está Dios. La soberanía de Dios está allí, y la sienten aun aquellos que le dan mayor im­portancia teológica.
Importante como es el hecho de que Dios está tra­bajando con nosotros, quiero advertir que no pongamos demasiada atención en ello. Puede conducir a una estéril pasividad. Dios no nos exige que comprendamos los mis­terios de la elección, predestinación ni la divina sobera­nía. La mejor manera de encarar estas verdades es levantar los ojos al cielo y decir: " ¡Oh, Señor, tú lo sabes!" Son cosas que pertenecen a la profunda y misteriosa om­nisciencia de Dios. La investigación de estos misterios podrá formar teólogos, pero jamás santos.
La receptividad no es una cosa simple es más bien una cosa compleja, una mezcla de varios elementos den­tro del alma humana. Es una afinidad con, una propen­sión hacia, una respuesta simpática a, y un deseo de tener tal cosa. Por eso se puede tener más o menos de ella, dependiendo de la calidad del individuo. Puede au­mentar con el uso y debilitarse con el desuso. No es una fuerza irresistible que se nos impone desde arriba. Más bien es un don de Dios, pero uno que debe ser reconoci­do y cultivado, como cualquier otro don, si va a realizar el propósito para el cual ha sido dado.
El desconocimiento de este hecho es causa de graves fallas en el evangelismo moderno. La idea de cultivarlo y ejercitarlo, tan cara a los santos de antaño, ha desapare­cido de los cristianos de hoy. Es demasiado lento, dema­siado común. Ahora reclamamos brillo y acción dramá­tica. La generación de cristianos que ha crecido entre botones eléctricos y computadoras se impacienta cuan­do se le pide que emplee métodos más lentos. La verdad es que hemos estado tratando de emplear métodos me­cánicos en nuestras relaciones con Dios. Leemos apresu­radamente la porción bíblica marcada en el cuaderno, y luego salimos corriendo a la reunión evangélica para es­cuchar a un aventurero religioso venido de lejanas tie­rras, pensando que eso aliviará nuestros problemas espi­rituales.
Los resultados trágicos de estas cosas los vemos en todas partes: en la vida superficial que viven muchas personas tituladas cristianas, en la filosofía hueca que sostienen y el elemento frívolo y burlesco que predomi­na en las reuniones evangélicas, en la exaltación del hombre y en la fe que se pone en los actos puramente externos; en los "compañerismos" religiosos y parecería con enemigos del evangelio, y en los medios comerciales que se emplean para hacer la obra de Dios. Todos estos son síntomas de una grave enfermedad, una enfermedad que afecta la misma alma del cristiano.
Ninguna persona es responsable directa de esta en­fermedad. Mas bien, todos somos un poco culpables de ella. Todos hemos contribuido, directa o indirectamen­te, a este estado de cosas. Hemos sido demasiado ciegos para ver, o demasiado tímidos para hablar, o demasiado egoístas para no desear otra cosa que esa pobre dieta con la cual otros parecen quedar satisfechos. Para decir­lo de otro modo, aceptamos las ideas de unos y otros, imitamos las vidas de otros, y aceptamos lo que ocurre a otros como el modelo para nosotros. Por toda una generación hemos estado descendiendo. Nos encontra­mos ahora en un sitio bajo y arenoso, donde solo crece un pasto pobre, y hemos hecho que la Palabra de Dios se ajuste a nuestra condición, y todavía decimos que este es el mejor alimento de los bienaventurados.
Se requiere firme determinación, y bastante esfuer­zo, para zafarse de las garras de nuestro tiempo y volver a los tiempos bíblicos. Pero es posible hacerlo. Los cris­tianos del pasado tuvieron que hacerlo así. La historia relata algunos de esos regresos en gran escala, encabeza­dos por hombres tales como San Francisco, Martín Lutero y Jorge Fox. Desgraciadamente, en estos días no parece vislumbrarse ningún varón de la talla de estos. Si vendrá o no vendrá un hombre de estos, es algo en que los cristianos no están bien de acuerdo, pero eso no importa.
No pretendo saber todo lo que Dios hará con este mundo, pero creo saber lo que hará con el hombre o la mujer que individualmente le busca, y puedo decirlo a otros. Dejad a cualquier hombre volverse a Dios, dejadle que se ejercite en la santidad; que trate de desarrollar sus facultades espirituales con fe y humildad, y ya veréis los resultados, mucho mayores que en los días de flaqueza y debilidad.
Cualquier cristiano que sinceramente se vuelve a Dios, rompiendo el molde en el cual ha estado encerra­do, y recurre a la Biblia con el objeto de hallar en ella sus normas espirituales, será dichoso con sus hallazgos.
Digámoslo otra vez: la Presencia Universal es un he­cho. Aquí está. No se trata de un Dios extraño y des­conocido, ¡se trata de nuestro Padre! Padre nuestro y del Señor Jesucristo cuyo amor se ha manifestado siem­pre, a través de los siglos, a todos los pecadores. Y Dios siempre está tratando de llamar nuestra atención, de re­velarse a nosotros y de establecer comunión con noso­tros. Tenemos dentro de nosotros las facultades suficien­tes para comunicarnos con él. Basta que oigamos su voz. A esto llamamos la búsqueda de Dios. Y lo reconocere­mos a él en un grado creciente, a medida que nuestras facultades se afinan y perfeccionan y nuestra receptivi­dad mejora acuciada por la fe y el amor.
¡Oh Dios y Padre! Me arrepiento de mi excesiva preocupación por las cosas materiales. He estado dema­siado enredado en las cosas del mundo. Tú has estado aquí, y yo no me he dado cuenta de ello. He estado cie­go, y no te he visto. Abre mis ojos, para que pueda verte en mí y alrededor de mí. Por amor de Jesús, amén.