miércoles, 28 de noviembre de 2012

PAZ Y SEGURIDAD 
Por Henry Hernández

 

En nuestros días las autoridades gubernamentales de las naciones buscan por todas las vías promover y trabajar por la seguridad ya que es un clamor de cada ciudadano, no obstante, a pesar de todos los esfuerzos humanos realizados hasta el momento todo ha resultado en vano, los frutos obtenidos son mínimos y la ola de criminalidad va en aumento, aunque se tengan buenas intenciones para pocurar la paz y la seguridad de los ciudadanos, se buscan nuevas tecnologías para equipar logísticamente a los cuerpos de seguridad, se contratan consultores en tal materia, se aumentan los presupuestos para contratar más personal, se capacitan los mismos, etc, etc. Humanamente hablando se ha estado haciendo muchísimo esfuerzo. La ciudadanía busca un gobernante que les ayude a solucionar y dar respuesta a ese clamor, sin embargo, todo esfuerzo que se haga sin consultar el consejo de Dios, es totalmente inútil.
 
Cuando una persona o una nación reconoce su incapacidad para autoprotegerse y se vuelve de todo corazón al Creador del universo allí encuentra la seguridad que le da paz, ese es el orden correcto, no como el lema que promueven las Naciones Unidas, no puede haber paz sin seguridad, pero la seguridad solo viene del Señor que hizo los cielos y la tierra, en la Biblia encontramos muchísimas escrituras relacionadas con esto. Cuando una nación se aparta de los caminos del Señor, igual como le pasó a la nación de Israel cuando se alejaba del Dios verdadero e iba en pos de los dioses paganos y se volvían a los ídolos entonces Dios se apartaba de ellos y como consecuencia de ello le venían hambre, pestilencia y espada, lo mismo que experimentamos en nuestros días: pobreza, enfermedades y violencia.

Sin embargo, cuando el pueblo de Israel se volvía de todo corazón al Dios del cielo, dice la Biblia que Él los rescataba de sus enemigos y los hacía habitar con seguridad.

¿Porque el clamor de los ciudadanos por tener seguridad no tiene ninguna respuesta?
Santiago 4:1-10 nos da la respuesta bíblica

1. División en las familias y sociedad. Hay guerras y pleitos de todo tipo y cada quien mira por sus propios intereses particulares, sin importarle la necesidad ajena. Santiago 4:1: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?

2. La codicia y la envidia. Ha provocado que la gente quiera obtener aquello que tiene el prójimo, en lugar de esforzarse y obtener legítimamente por esfuerzo propio, optan por atajos que al final les trae amargura y les quita la paz (Las tarjetas de crédito han sido instrumentos engañosos para que muchas personas caigan en la trampa, los sobornos y los negocios ilícitos son otras formas de engaño) Santiago 4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.

3. Pedir mal. En lugar de ir a la fuente de toda provisión que es Dios, la gente sale a las calles a protestar, se queja por todos los medios de comunicación y se olvida que hay alguien que cuando se le clama Él escucha, da respuestas genuinas y eficaces, Él dijo: Clama a mi y Yo te responderé. Obviamente el pedir mal es resultado de no conocer la verdad, de allí que como pueblo de Dios no nos debemos de cansar de anunciar que solo en Jesucristo encontramos las buenas nuevas de salvación que nos dá seguirdad y aleja de nosotros el temor a la muerte. Santiago 4:3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal…

4. Andar en deleites. Uno de los serios problemas que tiene nuestra sociedad para no recibir seguridad es que quiere tenerla bajo un abrigo falso, ya que desean tener esa seguridad para darle rienda suelta a sus deleites y pasiones desordenadas, quieren tener seguridad a altas horas de la noche para parrandear, andar en deleites de la carne en fiestas bailables, borracheras, etc. Aún con la inseguridad que se vive, los bares, cantinas, discotecas, estadios y otros lugares que provueven los placeres carnales se ven abarrotados de jóvenes y adultos que en muchos casos al salir de allí encuentran la muerte. Santiago 4:3 … no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.

5. Falsa religiosidad. Un gran engaño que el enemigo ha sembrado en la gente es que ellas piensen que pueden tener comunión con el Dios verdadero y seguir actuando y viviendo como cualquier persona del mundo que no conoce a Dios. Piensan que con ir al culto o misa dominical eso es suficiente para tener cercanía con Dios, se cuelgan un crucifijo al cuello, le pegan un stiker al vehiculo, abren la Biblia en el Salmo 23 o 91 y la colocan en algún lugar estratégico de sus casas como amuletos para espantar los malos espíritus, etc. Si no hay comunión verdadera y de todo corazón con Jesucristo todo eso es enemistad contra Dios, Santiago 4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?
Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

6. Tibieza espiritual. Un grave peligro para los creyentes es que se conformen con alimentarse solamente una vez por semana, vivir solamente de cantos, pensar con que solo pedir oración en la iglesia y no doblar rodillas personalmente es suficiente, anhelar que les pongan las manos encima y caer, pedir que les profeticen para escuchar a Dios en lugar de someterse disciplinadamente a la lectura constante de la Biblia y pasar a solas con Dios, el cristiano tibio quiere solo lo fácil, desconoce que Dios envío su Espíritu Santo y que nuestra parte es buscar ser llenos cada día de su presencia. Santiago 4:5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?

7. Altivez, Orgullo, Prepotencia, Arrogancia. Un grave peligro es pensar que podemos actuar sin consultar el consejo de Dios, no reconocer los errores cometidos y en humildad venir a los pies del Señor, pedir perdón y recibirlo con sinceridad. Santiago 4:6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Santiago 4:10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.

8. Falta de sometimiento a Dios. Someterse al Señor implica vivir bajo los principios eternos de Su Palabra, sus mandamientos no son gravosos, pero nuestros países promueven leyes que no tienen nada que ver con Dios, los políticos procuran ganar el favor del pueblo con engaños y ha habido algunos políticos atrevidos que dicen que la voz del pueblo es la voz de Dios. Fue el pueblo que pidió a Aarón el becerro de oro que los volvió a la idolatría, fue el pueblo que entrego a Jesús a la muerte y pidió a Barrabas, fue el pueblo que pidió un rey en Israel como las otras naciones del mundo dejando a Dios, etc, etc. El someterse a Dios implica que Él nos ayude en nuestras batallas y que el diablo huya de nosotros. Santiago 4:7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

9. Alejamiento de Dios. Todo el mal que vemos es producto de habernos alejado del Eterno Dios, no hemos querido considerarlo en nuestras prioridades personales, hemos vivido conforme al modelo del mundo, nos movemos por los principios terrenales y no por la Palabra divina. Nuestra sociedad ama el pecado y de delita en lo carnal, sus corazones impuros los impulsan a vivir alejados de Dios. Santiago 4:8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.

10. Falta de arrepentimiento. No hay otra salida para nuestras naciones putrefactas, corrompidas a todo nivel, podridas de pie a cabeza y que puedan obtener lo que anhelan, solo el arrepentimiento genuino nos puede volver a Dios y tener Su seguridad y Su paz, solo el príncipe de Paz nos puede devolver esa seguridad. Santiago 4:9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.

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