lunes, 4 de febrero de 2013

SIN ARREPENTIMIENTO NADIE PUEDE SER SALVO 


Juan el bautista inició su ministerio anunciando: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 3:2). También, cuando Jesucristo inició su ministerio continuó con el mismo llamado: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 4:17). El arrepentimiento es vital si usted pretende entrar al reino de los cielos, es la llave para que las puertas se abran, de lo contrario, aunque usted tenga buenas intenciones y practique una religión, aunque asista a una iglesia, haga oraciones o lea la biblia, sin arrepentimiento nadie puede recibir el perdón de los pecados y como consecuencia entrada al reino de los cielos.

Entonces, ¿Que es el arrepentimiento?
El Arrepentimiento es cambiar de una opinión, actitud, pensamiento, acción o conducta incorrecta; en pocas palabras, es cambiar de la dirección equivocada y caminar hacia delante dejando el pasado atrás, pensar diferente, reconsiderar, revertir. Esto significa que cuando te arrepientes del pecado que puedas haber cometido, lo confiesas delante del Señor, te vuelves a tu Creador y depositas toda tu confianza en lo que Cristo hizo por ti en la cruz, allí el pagó el precio que tu tenias que pagar, allí Jesucristo recibió el castigo por tus pecados; entonces debes recibir ese regalo por la fe y de esa manera cambias tu manera de actuar y tienes el firme propósito de no volver a cometer los mismos pecados, porque sabes lo que le costó a Jesús, su sangre derramada para rescatarte de tu vana manera de vivir, sacarte de las tinieblas a Su luz admirable, trasladarte del reino de las tinieblas al reino de la luz, pasarte de muerte a vida, sacarte de tu condición de delitos y pecados y darte una nueva vida, vida eterna.

Proverbios 28:13 dice: “el que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzara misericordia”. Este texto nos dice que aunque pretenda la prosperidad y la bendición de Dios será inútil si no me arrepiento de mis pecados. Eso significa que en humildad debo reconocer que me he equivocado muchas veces y necesito comenzar de nuevo, pero con las actitudes correctas, siguiendo el consejo y la dirección de Dios.
El apóstol Pedro inspirado por el Espíritu Santo también nos aclara que para alcanzar el perdón de los pecados y recibir de parte del Señor los mejores tiempos es necesario arrepentirse, lo dijo en Hechos 3:19 “Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor.”

Hoy es el mejor momento para comenzar de nuevo, si tú hasta el momento no te has arrepentido de todo corazón de tus pecados y pretendes entrar al reino de los cielos, te invito con la autoridad de la Palabra de Dios que lo hagas ahora mismo, no postergues el llamado que Dios te está haciendo en este instante, mañana podría ser muy tarde. Allí donde te encuentres dile al Señor que lo necesitas, pídeselo de todo corazón y confiésalo con tu boca, dile al Señor: “ Señor, hoy reconozco que me he equivocado, he pecado contra Ti, hoy voluntariamente y de todo corazón me arrepiento y te ruego que me perdones, quiero vivir para Ti, quiero obedecerte y seguirte en todo tiempo, en este momento renuncio a mi vida antigua y de pecado, y Señor Jesús por la fe te recibo en mi corazón como mi Señor y suficiente Salvador personal y me declaro libre por el poder de la sangre de Cristo. Yo creo que tú eres el Hijo de Dios y que moriste por mí en la cruz para rescatarme y darme vida eterna, creo con mi corazón que aunque fuiste sepultado, después de tres días de estar allí te levantaste con poder y venciste a la muerte como garantía de la resurrección para todos los que creemos en Ti. Gracias Señor Jesús por hacerme tu hijo y darme una herencia en los cielos e inscribirme en el libro de la Vida. En el Nombre de Jesús, amén.

Si de todo corazón le has dicho al Señor que lo necesitas y lo has recibido en tu corazón, quiero decirte que a partir de ahora eres una nueva criatura, eres miembro de la familia de Dios y tienes vida eterna. Para continuar firme hasta la venida del Señor o hasta cuando el nos llame a Su presencia debemos hacer lo siguiente:
1.       Orar: Es platicar con tu Padre, ya que ahora eres hijo de Él, y puedes comunicarte en todo momento, circunstancia y lugar a través de la oración. Cuéntale cuán agradecido estás con Él por su amor y misericordia mostrada hacia ti. Si tienes necesidades, batallas que librar o necesitas sabiduría para tomar decisiones pídele a Él y Él te responderá, tú tienes la garantía que Él te escucha y está interesado en tener comunión permanente contigo.
2.       Leer Su Palabra: La Palabra de Dios es el alimento que necesitas para crecer y fortalecerte, debes apartar deliberadamente un espacio de tiempo todos los días para leer, estudiar, meditar y memorizar la Palabra de Dios. Es el arma más poderosa de ataque que un cristiano tiene, es la espada del Espíritu y el enemigo no la resiste cuando la utilizas correctamente.
3.       Congregarse: No eres alguien a la deriva, no eres un huérfano, eres miembro de la familia de Dios y necesitas crecer en un ambiente donde hayan más personas que piensan igual que tu, que tienen los mismos anhelos y tienen una misma ruta a la eternidad. Allí serás instrumento de Dios para bendecir a otros poniendo a la disposición del Señor los dones que Él te ha confiado, y en humildad aprenderás de otros que han caminado más tiempo con el Señor. Podrás servir al Señor cuando sirves y ayudas a tus hermanos de la fe, y aunque ninguna iglesia es perfecta, allí podrás ser instrumento para edificar la Iglesia de Dios que es la Columna y baluarte de la verdad.
4.       Testificar: Es compartir la buena noticia que hemos recibido, somos salvos y tenemos una herencia en los cielos, tenemos una vida abundante en Cristo. Debes contarle a todos aquellos que están a tu alrededor la necesidad de estar a cuentas con el Señor, dile a tus familiares, amigos, vecinos, compañeros de estudio y/o trabajo y a cuantos puedas que Jesucristo es tu Señor y Salvador.

Te felicito por haber tomado la mejor decisión en tu vida y adelante en Cristo, sigamos juntos en la gran comisión, de ir y hacer discípulos a todas las naciones,

Dios te bendiga.

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