jueves, 14 de noviembre de 2013

LA PREGUNTA DEL MILLÓN

 

¿Eres tan bueno como para merecer el cielo despues de la muerte?

Hagámos una prueba para saberlo: ¿Has guardado los diez Mandamientos, la Ley de Dios? ¿Alguna vez has mentido? ¿Has robado (aún algo pequeño)? Jesús dij
o que mirar a otra persona para codiciarla sexualmente era adulterar con ella en el corazón. ¿Lo has hecho?

En el dia del juicio,¿Serás hallado culpable o inocente? Todos los culpables tendrán su parte en el lago de fuego. Sin embargo, Dios mandó a Su Hijo Jesucristo para sufrir y morir por tus pecados. Violaste la Ley pero Cristo pagó tu multa. Si quieres la salvación, arrepiéntete (confiesa tus pecados y apártate de ellos) y confía en el Señor Jesucristo como tu Salvador. Pídele que te salve y lo hará. Después lee la Biblia y obedece lo que dice.

Puedes hacer del Salmo 51 tu oración personal de arrepentimiento.

Salmo 51
1 Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones.
2 Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado.
3 Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado.
4 Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable.
5 Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.
6 Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría.
7 Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
8 Anúnciame gozo y alegría; infunde gozo en estos huesos que has quebrantado.
9 Aparta tu rostro de mis pecados y borra toda mi maldad.
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu.
11 No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu.
12 Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga.
13 Así enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se volverán a ti.
14 Dios mío, Dios de mi salvación, líbrame de derramar sangre, y mi lengua alabará tu justicia.
15 Abre, Señor, mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza.
16 Tú no te deleitas en los sacrificios ni te complacen los holocaustos; de lo contrario, te los ofrecería.
17 El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido.
18 En tu buena voluntad, haz que prospere Sión; levanta los muros de Jerusalén.
19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, los holocaustos del todo quemados, y sobre tu altar se ofrecerán becerros.

HHR

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