EL PELIGRO DE LOS DESEOS INSANOS NO
SATISFECHOS
"Cuídense de
que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura,
brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados." Hebreos 12:15
Definiciones:
Raíz: Órgano
de las plantas que crece en dirección inversa a la del tallo, carece de hojas
e, introducido en tierra o en otros cuerpos, absorbe de estos o de aquella las
materias necesarias para el crecimiento y desarrollo del vegetal y le sirve de
sostén.
Amargura:
Disgusto o tristeza, especialmente por no haber podido satisfacer una necesidad
o un deseo.
La gracia de Dios es el regalo o favor que recibimos de
Él sin merecerlo, ya que nuestras acciones, pensamientos o actitudes desmeritan
que alcancemos la bondad de Dios, pero, Su gracia nos salió al encuentro. Es
vital comprender que al surgir un deseo insano no satisfecho y mal manejado puede
surgir una raíz de amargura que eche a la borda la gracia de Dios.
La raíz en el caso de una planta es algo que no se ve, no
obstante, a través de la raíz se adquieren los nutrientes que la alimentan, que
traerán finalmente la apariencia y el fruto de la misma. De igual forma pasa en
las personas, esa raíz de amargura quizás al principio no se vea, se oculta a la
vista de otras personas, pero allí está. Por eso es importante tratarla
inmediatamente para que la gracia de Dios no se aleje de nuestras vidas.
Manejar apropiadamente la amargura también ayudará muchísimo para que aquellos
que nos rodean no sufran ni sean alcanzados por esta enfermedad mortal.
La amargura mal manejada provoca que las
personas caminen en el terreno de la queja, la frustración, la envidia, la crítica,
el reclamo y el resentimiento, a tal grado que la correcta perspectiva o visión
de la vida se pierde, invadiéndole las tinieblas. La Biblia dice: “La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu
cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está
en tinieblas. Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas. Así
que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de
tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su
resplandor.” Lucas 11:34-36
Dios
quiere que nuestras vidas se llenen de Su paz y amor, pero es indispensable que
nosotros seamos colaboradores de Dios como hijos amados y que antes que brote
una raíz de amargura la cortemos inmediatamente y no permitamos que ningún
indicio que pudiera originar un deseo personal fuera de la voluntad de Dios se
anide en nuestros corazones. Está en nuestras manos la responsabilidad de permitirle
al Señor que Su gracia siempre permanezca en nuestras vidas, y que seamos de mucha
bendición a otros, este es el deseo de Dios y es nuestro deber alumbrar a otros
con la luz de Cristo.
Finalmente, el apóstol Pablo escribiéndole a
los Efesios nos recuerda lo importante que es tatar con el tema de la amargura:
“Eviten toda conversación obscena. Por el
contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de
bendición para quienes escuchan. No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el
cual fueron sellados para el día de la redención. Abandonen toda amargura, ira
y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos
y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó
a ustedes en Cristo.” Efesios 4:29-32
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