CÓMO ENFRENTAR LA TENTACIÓN Por Adrian Rogers
Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel
es Dios, quien no os dejará ser tentados más de lo que podéis soportar,
sino que juntamente con la tentación dará la salida, para que la podáis
resistir.
1 Corintios 10:12, 13
La
tentación está en todas partes; no tenemos que andar buscándola, ella nos encuentra.
No somos tentados por ser pecadores, Jesús fue tentado y él nunca cometió
pecado (1 Pedro 2:22). Somos tentados porque somos humanos. Sin embargo, la
tentación debidamente manejada nos puede acercar más a Dios. Este capítulo nos
dirá cómo convertir las tentaciones en triunfos.
Tres maneras de enfrentar la tentación
Cediendo
Una
manera es ceder ante ella. Hoy tenemos una generación que dice: "¿A quién
le importa la tentación? Yo simplemente hago lo que se me antoja". Esta
generación dice: "Todo lo que sea natural es hermoso, y todo lo que es
hermoso debe ser correcto. Así que si te sientes bien, hazlo". Mucha gente
vive de esa manera, y esa realmente es una forma de vida animal. Los animales
viven para la autopropagación, autopreservación y autosatisfacción. Son como la
señora que dijo: "puedo sobreponerme a cualquier cosa menos a la
tentación". Ellos, sencillamente ceden al instinto, como muchos ceden a la
tentación.
Luchando
Luego
están los que luchan contra la tentación en la fuerza de su propia carne.
Siempre están batallando contra la tentación; totalmente lo opuesto a los que
ceden. Luchan constantemente, pero siempre fracasan. Yo creo que todos hemos
estado ahí, peleando y fracasando, peleando y fracasando, como el niño que
estaba sentado bajo el manzano del granjero, y este le dijo:
-¿Estás
tratando de robarte una manzana?
El
muchacho contestó:
-No
señor, estoy intentando no hacerlo.
Supe de
un hombre que estaba haciendo dieta, y el pan era una de las prohibiciones. En
su ruta al trabajo tenía que pasar por una panadería y la tentación lo atrajo:
"Sólo piensa en lo delicioso que sería un pan con una humeante taza de
café". El hombre se dijo: "Me detendré sólo si hay un lugar para
estacionar justo frente a la puerta". ¿Puede usted creerlo? Después de dar
tres vueltas a la cuadra, ¡ahí había un lugar para estacionar justo frente a la
puerta! ¿Podría ser esto la providencia?
Muchas
veces somos como el niño bajo el manzano o el hombre dando vueltas alrededor de
la panadería. Tratamos de luchar contra la tentación, pero fallamos.
Sobreponiéndonos por medio de Cristo
La
manera de sobreponerse a la tentación es por medio del Señor Jesucristo. Quiero
que se anime, hay ayuda. Créalo o no, usted puede vivir victoriosamente,
ya sea que su tentación sea comer en exceso, lujuria, pereza, cualquiera que
sea, usted no tiene que ser esclavo del mundo, de la carne y del diablo. La Biblia dice en 1 Corintios
10:12, 13: "Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os
ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, quien no
os dejará ser tentados más de lo que podéis soportar, sino que juntamente con
la tentación dará la salida, para que la podáis resistir".
Los aspectos de la tentación
¿Quién
puede ser tentado? Todos estamos sujetos a la tentación, no crea que al ser
salvo no volverá a ser tentado. Usted será tentado, será bombardeado de
tentaciones en las áreas de deshonestidad, materialismo, sexualidad, codicia y
orgullo. El ser salvo no lo hace inmune a la tentación, y ser tentado no es
pecado. Jesús "...fue tentado en todo igual que nosotros, pero sin
pecado" (Hebreos 4:15). Pero tenga cuidado y cuídese del orgullo. Recuerde
que 1 Corintios 12 dice: "Así que, el que piensa estar firme, mire que no
caiga". La persona orgullosa tienta al diablo a tentarlo, y si usted es
arrogante o descuidado respecto al pecado, puedo decirle, va a caer.
Sin
embargo, la persona que está en mayor peligro es aquella que está intentando
luchar contra la tentación con sus propias fuerzas. Esa persona piensa:
"No necesito leer un libro sobre la tentación, yo no tengo ningún problema
con la tentación, puedo superarla". Pero sin Cristo usted no puede
hacerlo. Dios tiene que darle una vía de escape.
¿Por
qué Dios no termina de una buena vez con el diablo? ¿Por qué no simplemente
quita de nosotros toda tentación? Porque ese no es su plan para nosotros. El
plan de Dios no es la inmunidad, sino la victoria.
¿Por qué no jugar los jueves en la tarde?
Yo solía
jugar fútbol americano. Este deporte es un juego en que alguien toma un balón
ovalado, puntiagudo en cada lado y sale a un campo con otros 10 compañeros
diciendo: "Vamos a llevar este balón hasta el otro lado del campo".
Entonces hay otras 11 personas paradas al otro lado, diciendo: "No, ¡no lo
lograrán!". Y el primer equipo responde: "Sí, ¡sí lo
lograremos!". Corren por el campo de arriba abajo, de un lado a otro. Eso
es todo, simplemente una gran competencia. Al fin, cuando uno de los equipos
pone el balón sobre la línea de gol, en la zona final, todos vitorean. Es un
juego agotador, los jugadores se baten los sesos. En realidad hay mucha
estrategia y habilidad en un juego de fútbol americano.
Pero
¿por qué lo hacen el sábado en la tarde? ¿Por qué no simplemente salen el
jueves, como a las cuatro de la tarde cuando el otro equipo no está, y anotan
un gol en cada jugada? ¡Simplemente podrían mover esa pelota de arriba abajo
del campo y cada jugada sería un gol! Le diré por qué: Porque en eso no hay
ninguna gloria ni victoria. El plan de Dios para nosotros es la victoria. Él
quiere que triunfemos en el Señor Jesucristo.
Todos
estamos sujetos a la tentación para que podamos aprender a depender del Señor
Jesucristo y conocer la victoria. No hay cristiano que no conozca la tentación.
No crea que un pastor es inmune a la tentación. Tampoco crea que un cristiano
genuinamente comprometido con Cristo no será tentado. De nuevo le recuerdo que
Jesús fue tentado en todos los aspectos igual que nosotros (ver Hebreos 4:15).
La fuente de la tentación
¿De
dónde viene la tentación? Viene de una de estas tres fuentes: el mundo, la
carne o el diablo. Esta es la impía trinidad de la tentación: el mundo, la
carne y el diablo. Su tentación no es única; no crea que usted es el único
tentado y que nadie más conoce el mismo tipo de tentación que usted conoce.
Básicamente todos somos tentados de la misma manera, ya sea por el mundo, la
carne o el diablo.
El enemigo externo: el mundo
"No
améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él" (1 Juan 2:15). Primero, pensemos un poco
acerca del mundo. Yo llamo al mundo el enemigo externo. El mundo es el
enemigo de afuera. Cuando digo el mundo, no estoy hablando del planeta Tierra.
El planeta Tierra no es malo. Dios creó este mundo. Así que cuando la Biblia dice: "No améis
al mundo", no está hablando del planeta. Jesús amó la naturaleza. Él dijo:
"...Mirad los lirios del campo, cómo crecen. Ellos no trabajan ni hilan;
pero os digo que ni aun Salomón, con toda su gloria, fue vestido como uno de ellos"
(Mateo 6:28, 29). Cuando Dios creó el mundo natural, dijo "Es bueno".
Cuando la Biblia dice "el mundo",
no estamos hablando de la naturaleza, ni de la gente. No debemos amar al mundo,
pero debemos amar a las personas. La
Biblia dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo (a
la gente), que ha dado a su Hijo unigénito..."(Juan 3:16). Entonces cuando
dice: "No améis al mundo", no está hablando del planeta ni de la
gente. El mundo al que se refiere es un sistema. La palabra que se traduce como
mundo es la palabra griega cosmos, que significa "un
sistema, un orden de cosas".
"No
améis al mundo [no amen el cosmos] ni las cosas que están en el mundo. Si
alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Juan 2:15).
"No os conforméis a este mundo..." (Romanos 12:2). "¡Gente
adúltera! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con
Dios?..." (Santiago 4:4). Todos estos versículos usan la palabra mundo en
un sentido diferente; no hablan del planeta, ni de la gente, sino de un
sistema, un orden de cosas.
El
mundo no tiene que ser horroroso. A veces pensamos en algo mundano como un bar
o un casino. El mundo puede ser muy hermoso, muy atractivo. Usted puede ser
moldeado por algunas cosas muy agradables y altisonantes. Es simplemente un
orden de cosas, un sistema de cosas que son contrarias a nuestro Señor y sus
caminos.
En 1
Pedro 3:3, Pedro habla de cómo una esposa que es salva puede ganar a su esposo
inconverso para Cristo. Le dice cómo comportarse, cómo hablar y cómo ser
realmente hermosa. Él dice: "Vuestro adorno no sea el exterior con
peinados ostentosos del cabello, adornos de oro, ni vestir ropa lujosa".
La palabra adorno es la misma palabra que se traduce como mundo más
de cien veces en la
Biblia. Fácilmente podríamos parafrasear a 1 Pedro 3:3 así:
"No permita que su mundo sea el mundo del salón de belleza, la joyería o
la tienda de modas".
A veces
la gente lee ese versículo y piensa: "Una mujer no debe usar joyas, no
debe ir al salón de belleza, ni usar maquillaje". Esto no es una orden en
contra de verse bien. Usted no va a agradar a su esposo por no cuidar la manera
en que usted se ve; arreglarse y cuidarse también es parte de su personalidad y
su deseo de verse presentable.
¿Qué
está diciendo Pedro aquí? No dice que está mal arreglarse el cabello. No está
diciendo que está mal usar joyas. Seamos razonables, él también dice: "No permitan
que su adorno sea el de vestir ropa..." Si está mal arreglarse el cabello,
si está mal usar joyas, entonces está mal usar ropa. Él no está diciendo que
estas cosas estén mal. Simplemente está diciendo que esa no debe ser su
verdadera belleza; él está diciendo: "¡No permita que eso sea su
mundo!".
Y los
hombres dicen: "Sí, ¡dígales!". Si estuviera hablando a los hombres,
podría decir: "Cuyo mundo no sea el de los negocios, ni el de los
deportes". Estas cosas no son malas en sí, pero pueden meternos en un
molde. Ya sea que esté simbolizado por el emblema de nuestro equipo favorito o
por el logotipo de una compañía comercial, si no tenemos cuidado, podemos
abrazar este sistema de valores que la Biblia llama mundo, el enemigo externo, y puede
alejamos de nuestro Señor.
La carne: el enemigo interior
"Ahora
bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: fornicación, impureza,
desenfreno, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira,
contiendas, disensiones, partidismos, envidia, borracheras, orgías y cosas
semejantes a éstas, de las cuales os advierto, como ya lo hice antes, que los
que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios" (Gálatas 5:19-21).
En este
pasaje al decir "carne", la
Biblia no se refiere a su piel, su cabello, sus nervios. No
habla de cuerpos físicos; su cuerpo físico no es malo. En verdad, Romanos 12:1
dice que usted debe presentar su cuerpo al Señor como un sacrificio vivo; 1 Corintios
6:19 dice que su cuerpo es templo del Espíritu Santo. Su cuerpo no es malo, Dios
hizo su cuerpo y es para ser presentado a él como un templo.
La Biblia usa la palabra carne refiriéndose a la predisposición que
tenemos a pecar, la vieja naturaleza adámica que recibimos de nuestros padres.
¿De dónde la obtuvieron ellos? De sus padres. ¿Y ellos de dónde la obtuvieron?
¡De Adán! Gústele o no, dentro de todos nosotros hay un enemigo llamado carne,
la vieja naturaleza de pecado. Usted sabe que está ahí. Está presente en todos
nosotros.
Efesios
2:3 dice: "por naturaleza [nosotros] éramos hijos de ira". El rey
David escribió:"Los impíos se alienaron desde la matriz; se descarriaron desde
el vientre, hablando mentira" (Salmo58:3). ¿Ha meditado usted alguna vez
sobre el hecho de que nunca tendrá que enseñarle a un niño pequeño a mentir?
Usted tiene que enseñarle a decir la verdad. Tampoco tendrá que enseñarle a ser
egoísta, tiene que enseñarle a no serlo. Todos tenemos un enemigo interior, que
se llama carne.
El diablo me obligó a hacerlo
A algunos
les gusta decir: "El diablo me obligó a hacerlo".Amigo, le tengo
noticias. Si el diablo se evaporara, usted seguiría pecando. Usted no puede
culparlo a él de todo. Tenemos dentro nuestro suficiente maldad como para pecar:
ese viejo deseo que la Biblia
llama "la carne".
Un niño
escupió a su hermana, le pegó con un palo de escoba y la llamó con un
sobrenombre feo. La madre le dijo al terco chico:
-Jorge,
¿por qué hiciste eso? ¡No debiste hacerlo! ¡Eso fue muy malo! El diablo te
obligó a hacerlo.
El niño
dijo:
-El
diablo me obligó a llamarla con un sobrenombre feo y a pegarle con un palo de
escoba, pero el escupirla fue idea mía.
Creo
que nos sorprendería si supiéramos qué tanto es idea nuestra y qué tanto es
pura carne.
El enemigo infernal, el diablo
El
diablo es el enemigo infernal, y es el cerebro que está detrás de muchas
cosas malas que ocurren en el mundo. Efesios 6:12 dice: "Porque nuestra
lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades,
contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los
lugares celestiales".
Usted
tiene un enemigo, Lucifer, el diablo. Él es su enemigo, y él tiene un plan para
sabotear su vida. Él quiere arruinar su vida y matar la felicidad, la pureza y
la plenitud. Él es real, y se ha organizado contra nosotros. Permítame
mostrarle cómo.
El trío impío de la tentación
La Biblia dice: "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea
humana... (1 Corintios 10:13). Cualquiera que sea la tentación, viene de una de
estas tres fuentes:
• El
mundo, el enemigo externo
• La
carne, el enemigo interno
• El
diablo, el enemigo infernal
Estos
juntos forman el trío impío de la tentación que constantemente trabaja contra
nosotros. Piense en su carne como si fuera una piscina de gasolina. Piense que
el mundo es como un cerillo encendido. Piense que el diablo es como el que
enciende el cerillo y lo lanza. Usted acaba de ver cómo es la tentación.
La escalera de la tentación
¿Dónde
es tentado usted? Usted sólo puede ser tentado en tres áreas, pues eso es todo
lo que hay. ¿Sabe usted de qué está hecha su naturaleza? De espíritu, alma y
cuerpo. Y si usted es tentado tendrá que ser tentado en el cuerpo, el alma o el
espíritu.
En 1
Tesalonicenses 5:23, el apóstol Pablo dice: "Y el mismo Dios de paz os
santifique por completo; que todo vuestro ser -tanto espíritu, como alma y
cuerpo- sea guardado sin mancha en la venida de nuestro Señor Jesucristo".
Este versículo habla de la esencia de la naturaleza, espíritu, alma y cuerpo.
Pero ¿qué significa espíritu, alma y cuerpo? Dios es un Dios trino, Padre, Hijo
y Espíritu Santo. Nosotros somos hechos a su imagen, y somos una unidad de tres
partes en nuestra propia naturaleza, sólo una débil representación de la trinidad
del Dios omnipotente.
El primer peldaño de la tentación es el cuerpo
El
cuerpo es la primera parte de su naturaleza que es tentada. El cuerpo es el más
obvio porque usted puede verlo. El cuerpo es simplemente como un traje
espacial que usamos para poder vivir en este planeta.
La Biblia llama a ese cuerpo nuestra morada terrenal. Nosotros vivimos en
un cuerpo. Sus apetitos corporales pueden ser un peldaño para la tentación.
El segundo peldaño de la tentación es el alma
Dentro
de su cuerpo hay un alma. La palabra griega para "alma" es psuche.
Cuando la palabra se españoliza, queda psíquico, psiquiatría y psicología.
Su alma es su parte psicológica, su mente, sus emociones y su voluntad. El
alma es lo que lo hace ser esa maravillosa persona que es. Es su sentido del
humor, su intelecto, su gusto, su idiosincrasia. Otra palabra para alma es
ego o yo. El alma o el ego es otro peldaño de la tentación.
El tercer peldaño de la tentación es el espíritu
Y, ¿qué
de su espíritu? Por mucho tiempo, cuando yo era un joven cristiano, pensaba que
el alma y el espíritu eran básicamente lo mismo, la parte invisible de
nosotros. Pero la Biblia
hace diferencia entre el alma y el espíritu. Recuerde 1 Tesalonicenses 5:23:
"...todo vuestro ser -tanto espíritu, como alma y cuerpo- sea guardado sin
mancha en la venida de nuestro Señor Jesucristo". En Hebreos 4:12 leemos:
"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que
toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu...".
Ahí se hace una distinción.
¿Qué es
el espíritu? El espíritu se parece mucho al alma en el sentido de que es
invisible. El espíritu y el alma son indivisibles, pero no son idénticos. El
espíritu del hombre es lo que lo hace diferente de todas las demás criaturas.
Ninguna de las otras criaturas tiene espíritu, sólo el hombre. Porque somos
hechos a imagen de Dios, y Dios es espíritu. "Dios es Espíritu; y es
necesario que los que le adoran, le adoren en espíritu y en verdad" (Juan
4:24). Cuando llegamos a ser salvos, "El Espíritu mismo da testimonio
juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios" (Romanos
8:16). El espíritu es esa parte de su naturaleza que puede conocer a Dios, que
puede tener comunión y compañerismo con Dios.
Entendiendo el cuerpo, el alma
y el espíritu
• Con mi cuerpo, tengo vida física y conozco el
mundo que está bajo mis pies.
• Con mi alma, tengo vida psicológica y conozco
el mundo alrededor y dentro de mí.
• Con mi espíritu tengo vida espiritual y
conozco el mundo que está sobre mí.
Las
plantas tienen cuerpo, pero no espíritu ni alma. Los animales tienen cuerpo y
alma (la vida consciente), pero no espíritu; y no pueden comunicarse con Dios,
orar, concebir la eternidad, ni ser redimidos por el precioso amor de
Jesucristo. Sólo el hombre tiene espíritu. Yo fui hecho para conocer tres
mundos: el físico, el psicológico y el espiritual. El mundo que está bajo mis
pies, el mundo que está dentro y alrededor de mí y el mundo que está sobre mí.
Saludable, feliz y santo
Cuando
mi cuerpo está bien, yo estoy saludable, y cuando mi alma está bien, yo estoy
contento. Cuando mi espíritu está bien, yo soy santo. Así es como Dios quiso
que el hombre estuviera. Así era Adán cuando salió de la línea de ensambladura.
Tenía un cuerpo saludable, estaba feliz en su alma y era santo en su espíritu.
Era una persona completa.
Muchas
personas que conozco están enfermas, son infelices o están apartadas de Dios.
No funcionan bien porque no viven para lo que Dios las creó. Eso es lo que el
pecado ha hecho a la raza humana. Cuando el diablo viene a tentar, ¿cómo lo
hace? En el cuerpo, el alma o el espíritu. Esas son las únicas áreas donde
usted puede ser tentado porque eso es todo lo que hay en usted.
Usted
dice: "Bien, eso es interesante, pero ¿de qué manera el hecho de saberlo
me va a ayudar a sobreponerme a la tentación?". Preste atención porque voy
a mostrarle cómo es que esto es algo práctico y no sólo teórico. C. C. Mitchell
señaló con sabiduría que hay un ataque triple en la vida espiritual. Estoy
agradecido por esa perspectiva[1].
El mundo ataca el alma
Recuerde,
usted tiene tres enemigos: el mundo, la carne y el diablo. Encontrará que cada
uno de esos enemigos lo atacará en una parte de su naturaleza. El mundo lo
atacará sobre todo en el alma. ¿Qué es el alma? El ego, el yo, la mente, las
emociones y la voluntad. Un cristiano mundano es simplemente una persona cuya
mente, emociones y voluntad han sido acopladas a los patrones del mundo.
En la Biblia hubo un gran hombre
llamado Abram, que tenía un sobrino llamado Lot; ambos vivían en la tierra de
Canaán. Los dos eran adinerados, y tenían todo tipo de rebaños y ganado; pero
la tierra no era suficiente para que habitaran juntos. "Entonces surgió una
contienda entre los pastores de Abram y los pastores de Lot... (Génesis 13:7).
Entonces
Abram le dijo a su sobrino: "Por favor, no haya contiendas entre tú y yo,
ni entre mis pastores y tus pastores, porque somos parientes. ¿No está delante
de ti toda la tierra? Sepárate, pues, de mí. Si tú vas a la izquierda, yo iré a
la derecha; y si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda" (Génesis
13:8,9). La Biblia
dice que Lot escogió las llanuras bien regadas de Sodoma donde el césped era
alto, verde y suculento.
Cuando
Lot descendió a Sodoma, se metió en toda clase de problemas porque Sodoma era
una ciudad perversa, vil, horrible. Pero ¿por qué descendió a Sodoma? Él no fue
allá porque era una ciudad vil, o por su perversión sexual. La razón fue porque
había buenos pastos, y él quería tener allí sus rebaños y su ganado.
¿Por
qué? Él no necesitaba más riqueza. Cuando un hombre obtiene cierta cantidad de
riquezas, no necesita nada más. Aun Bill Gates no puede usar más de un par de
zapatos a la vez, ni dormir en más de una cama a la vez. Cuando los hombres
llegan a ese punto, no están ganando dinero, sino llevando la cuenta. Es más
egolatría que otra cosa.
Lo que
Lot quería era ser el hacendado más grande de toda Canaán. Quería ser el rey de
la colina. El mundo estaba atacando su ego, el alma. Era como muchos hombres de
hoy en día. Muchos afirman confiar en Dios, pero sus actos demuestran cuán
egocéntricos son.
La carne ataca el cuerpo
Y, ¿qué
de la carne? ¿En dónde nos tienta? La carne, nuestra naturaleza pecaminosa, nos
tienta principalmente en el área del cuerpo. El cuerpo no es malo, pero la
vieja carne nos tentará en el área de nuestro cuerpo y nuestra vida física.
Estamos hablando de pecados de glotonería, violencia, pereza, impureza,
perversión. La carne toma nuestro cuerpo físico y lo usa como vehículo para la
expresión del pecado sensual.
Tenemos
una ilustración de eso en el rey David. Él cometió el pecado de adulterio con
Betsabé. ¿Qué pasó? Su carne usó su cuerpo como vehículo para el pecado, y
deseó a Bestabé, la tomó y cometió un terrible pecado con ella.
Pero,
¿fue esa una tentación del mundo? ¿Estaba David tratando de hacer un gran
escándalo? ¿Quería que todos lo supieran? No, él intentó esconderlo. Él no
tenía el ego subido en absoluto. Pero su cuerpo estaba bajo el ataque del
apetito carnal.
Cuando
Dios dice: "Huid de la fornicación", cuando dice, "no cometerás
adulterio", no está intentando mantenernos alejados de las relaciones
sexuales; está llamándonos a disfrutarlas dentro de los lineamientos de su
Palabra y su voluntad. Las relaciones sexuales son un maravilloso regalo de
Dios, pero el diablo es un pervertido, y pervertirá lo que es bueno, virtuoso y
santo. Así que él toma la carne, esa vieja naturaleza pecaminosa, y toma algo
como el cuerpo, que es bueno, lo tuerce y lo pervierte. Mientras el mundo pelea
contra el alma, la carne pelea contra el cuerpo.
El diablo ataca el espíritu
Y ¿qué
del enemigo infernal, el diablo? ¿Dónde nos ataca? ¿Por dónde viene él contra
usted? Esto puede sorprenderlo, pero él no ataca principalmente el cuerpo, sino
el área del espíritu. El diablo pelea contra su espíritu. Recuerde que el
espíritu es la parte de su naturaleza que le permite conocer a Dios y rendirle
culto, yeso es lo único que el diablo no quiere. Él quiere crear una división
entre usted y Dios.
El
diablo no necesariamente quiere convertido en un borracho. Es posible que
prefiera hacer de usted un hombre distinguido en el club campestre. ¿Qué tipo
de publicidad es para el diablo un hombre borracho tirado en una calle cubierto
con su propio vómito y rodeado de moscas? Él prefiere a un hombre seguro de sí
mismo, que crea que puede manejarlo todo, que no necesita ninguna dependencia de
Dios. El diablo no está en contra de la religión o la buena conducta. Igual de
rápido lo enviará al infierno ya sea desde la banca de la iglesia o desde una
calle.
Cuando
Jesús iba hacia el Calvario les dijo a sus discípulos que iba a ser
crucificado. Simón Pedro dijo: "Señor, que esto nunca te suceda. ¡No
Señor!". Jesús le dijo: "Pedro, Satanás te ha pedido para zarandearte
como si fueras trigo, pero yo he orado por ti para que no falle tu fe".Y
Pedro dijo: "Señor, si es necesario iré contigo a la prisión y hasta la
muerte". Y Jesús le dijo: "Pedro, antes de que el gallo cante, tres
veces habrás negado que me conoces" (Mateo 16:22; Lucas 22:33, 34,
parafraseados).
¿En qué
área de Pedro estaba trabajando Satanás? En su fe, su relación con Dios. De eso
se trataba la tentación, de negar a Jesús. Les puedo asegurar que Pedro no
tenía el ego subido. No era su alma la que estaba siendo atacada. No era que
sus hormonas estuvieran hirviendo, como para que cometiera un pecado sexual o
se emborrachara. No, su espíritu estaba bajo ataque, su fe se debilitó, y era
el diablo el que estaba haciendo todo eso.
Satanás
vendrá contra usted y contra mí de la misma manera como atacó a Simón Pedro.
Cuando lo hace, la Biblia
nos dice que usemos el "escudo de la fe" para protegernos contra los
dardos de fuego de la duda provenientes de Satanás (ver Efesios 6:16).
Es así
que los peldaños de la tentación son el cuerpo, el alma y el espíritu. El mundo
ataca sobre todo el alma. La carne ataca principalmente al cuerpo, y el diablo
ataca el espíritu.
Las etapas de la tentación
Ahora
consideremos las etapas de la tentación. Usted podrá observar que las
tentaciones llegan a nuestra vida por oleadas.
Las tentaciones de la juventud
¿Dónde
está la tentación cuando se es joven? Sobre todo en el cuerpo. Los pecados del
cuerpo son: relaciones sexuales ilícitas, drogas, violencia y pereza. Estos son
en su mayoría los pecados de la juventud.
Las tentaciones de la edad madura
Las
tentaciones de la edad madura vienen principalmente del mundo. A propósito,
siempre me río cuando pienso en la edad madura. Usted le pregunta a un hombre
de 55 años:
-¿Cuántos
años tiene usted?
-Soy de
mediana edad -contesta él.
¿Cuántos
hombres de 110 años conoce usted?
Uno de
los principales pecados de los hombres y las mujeres de mediana edad es el
pecado del alma. Para entonces muchos de ellos se han sobrepuesto a los pecados
de la carne, pero ahora caen en los pecados del alma, el ego, deseando ser los
más grandes. Mi jardín, mi casa, mi automóvil, mi negocio, mis logros, mis
medallas, mis premios, mis trofeos, mi esto, mi aquello. Ellos gastan su tiempo
persiguiendo al mundo, intentando ser un gran señor y una gran señora.
Las tentaciones de la vejez
Usted
sabe lo que pasa cuando realmente envejecemos. Llegamos a entender que somos
demasiado viejos como para estar corriendo como niños por todos lados, y que en
verdad no hicimos en nuestra edad mediana aquella gran cosa que quisimos hacer.
Pero el diablo sigue atacando. ¿Sabe lo que el diablo les hace a las personas mayores?
Produce en ellas duda y temor.
El
diablo llega y dice: "¿Sabe?, va a contraer una enfermedad desconocida, se
va a morir y sus hijos no van a estar presentes para ayudarlo. Su pensión de
retiro se va acabar. En realidad Dios no lo
ama. Usted va a tener problemas". Y el diablo ataca su espíritu para
traer temor y duda.
La
tentación puede presentarse en cualquier etapa de la vida, pero parece haber
tentaciones más fuertes a ciertas edades.
El dominio de la tentación
Piense
en cómo dominar la tentación; esta es la mejor parte. ¿Cómo puede obtener
victoria en el área de la tentación? Esto es muy maravilloso. Cuando usted
entienda cómo están obrando el diablo, la carne y el mundo, entonces sabrá cómo
obtener la victoria sobre estas tres áreas. Permítame darle tres palabras
clave.
Contra el mundo, la palabra clave es fe
Contra
el enemigo externo, el mundo, la palabra clave es fe. "Porque todo
lo que ha nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido
al mundo: nuestra fe" (1 Juan 5:4). La fe es lo que vence al mundo. En el
versículo 5, Juan sigue diciendo: "¿Quién es el que vence al mundo, sino
el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?". No es sólo fe en el sentido
general, es la fe específica en Jesús. Ver que él es el Hijo de Dios, esa es
la victoria que derrota al mundo.
¿Cómo
funciona? Recuerde cómo es el cristiano mundano. Es alguien con el ego elevado,
alguien que está intentando satisfacer el hambre de vida oculta, con un impío
sistema de valores. ¿Qué es un cristiano? Un cristiano es alguien que ha visto
a Jesús con ojos de fe y comprende lo maravilloso que es él, y que ha
encontrado su satisfacción en el Señor Jesucristo. La Biblia dice en 1 Juan 2:15:
"...Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él". Ese es un
versículo tremendo. Ahora note que no dice: ustedes no aman al Padre porque
aman al mundo. Dice todo lo contrario, ustedes aman al mundo porque el amor del
Padre no está en ustedes.
Qué hacer cuando la luz roja se
enciende
Usted
va conduciendo su automóvil y mira el tablero. Ve que se enciende una luz roja
que no había visto antes. Tiene el símbolo de una pequeña lata de aceite. Aunque
usted no sepa nada de mecánica automotriz, sí sabe que esa luz es una
advertencia. Significa que el motor de su automóvil ha perdido aceite, por lo
tanto está bajo de aceite. Si continúa conduciendo así, podría dañar el motor.
Si
alguna vez observa que la pequeña luz roja en el tablero de su auto se enciende,
permítame decirle qué hacer. Mantenga un martillo debajo del asiento delantero;
y cuando esa pequeña luz se encienda, rómpala de un martillazo. Así se apagará
y no habrá más problemas. Sí, sólo tome el martillo y rómpala, y problema
solucionado.
¿Es este
un buen consejo? ¡Claro que no! Esa luz roja en el tablero es sólo una
advertencia. ¿Cuál? El motor de su automóvil necesita aceite, y atacar la luz
no es la respuesta.
A usted
nunca se le ha dicho que luche contra el mundo. Si es mundano sólo hay una razón
para serlo, su motor no tiene el aceite espiritual. "...Si alguno ama al
mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Juan 2:15). "Porque todo
lo que ha nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido
al mundo: nuestra fe" (1 Juan 5:4). La fe es la que hace a Jesús real en
nuestras vidas. Los mundanos nunca han encontrado su satisfacción en Jesús.
Todos
queremos ser satisfechos. La razón por la que la mayoría de la gente no
encuentra satisfacción es porque la está buscando en el lugar equivocado.
Cuando vemos lo que tenemos en el Señor Jesucristo, y entendemos realmente
quién es él, el mundo pierde encanto para nosotros porque ya estamos
satisfechos.
Si usted está satisfecho con
una suculenta comida, no querrá las migajas del diablo
Digamos
que usted va a ofrecer una maravillosa cena, un exquisito lomo de res con papas
al horno, ensalada y grandes vasos de limonada helada. ¿Y qué tal un pastel de
limón como postre? ¡Será estupendo! Y supongamos que después de cenar yo salgo
y alguien me ofrece un plato de migas rancias o algo que huele a podrido,
diciéndome: "Tome, aquí tiene algo para comer". Yo diría: "No
gracias, ya estoy más que satisfecho". Cuando usted se alimenta de Jesús,
no necesita estar en el callejón comiendo de los basureros que le ofrece el
diablo.
El
apóstol Juan dice: "...Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está
en él" (1 Juan 2:15). ¿Cómo trata usted con el pecado de la mundanalidad?
¡Por medio de la fe! Necesitamos preguntarnos: "¿Realmente tengo
fe?". La Escritura
dice: "... ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Quién
es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?"
(1 Juan 5:4, 5). "Pon tus ojos en Cristo tan lleno de gracia y amor y lo
terrenal sin valor será a la luz del bendito Jesús"[2].
Un cristiano mundano es alguien que no ha encontrado su satisfacción en
Jesucristo.
Contra la carne, la palabra clave es: huir
Cuando
se batalla contra el enemigo interior, la carne, la palabra clave es huir. "Huye,
pues, de las pasiones juveniles ..." (2 Timoteo 2:22). "Huid de la
inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del
cuerpo, pero el fornicario peca contra su propio cuerpo" (1 Corintios
6:18). Nadie le ha dicho a usted que puede vencer este pecado luchando contra
él. Lo que debe hacer es huir. ¡Debe huir!, como si fuera un cobarde de primera
clase. En 1 Corintios 10:13 leemos: "No os ha sobrevenido ninguna
tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, quien no os dejará ser tentados
más de lo que podéis soportar, sino que juntamente con la tentación dará la
salida, para que la podáis resistir". A veces esa vía de escape es dos
piernas y una gran carrera. Simplemente salga de allí.
Jesús
nos enseñó a orar de la siguiente manera: "Y no nos metas en
tentación..." (Mateo 6:13). No mire la basura de la televisión. No lea
esas revistas. ¿Para qué meter eso en su mente? Al hacerlo está coqueteando con
la tentación. Usted dirá: "Leer esas revistas sucias no me afecta".
Si usted es hombre y lee eso pensando que no le afecta, es porque usted cree
ser uno de estos dos hombres: Superman o un gran mentiroso. No, usted no puede
tomar el fuego en sus manos y no quemarse (Proverbios 6:27). Simplemente debe
huir de estas cosas.
Es hora de sacar los pasteles
Si usted
quiere perder peso, saque de su casa esos pasteles. Si está intentando dejar de
fumar, no ponga esos cigarrillos en el cajón por si acaso vuelve a fumar, ¡pues
lo hará! Simplemente deshágase de ellos.
Le doy
gracias a Dios porque me casé con una mujer virgen. Yo fui también al altar
siendo virgen. Tuve tentaciones como todo muchacho las tiene. Cuando era niño
me dijeron: "Un joven se convierte en lo que piensa". ¡Me pregunto
por qué no me convertí en una muchacha! En la universidad mantuve un lema sobre
mi escritorio: "El que no quiera caer no debe andar por lugares
resbalosos". "Huid de la fornicación". "Huye también de las
pasiones juveniles". No busque ver qué tanto puede acercarse. No se
salpique. Eso es como jugar con fuego, como jugar con cerillas sobre paja.
Padres,
cuando sus hijos tengan citas, no necesitan ir a sitios de encuentro
solitarios. Permítales ir al juego de fútbol donde hay 50.000 personas. Y
cuando vuelvan a casa, si se conocen lo suficientemente bien, y es hora de un
beso de despedida, permítales hacerlo frente a la casa con la luz encendida y
papá mirando a través del ojo de la cerradura con una escopeta de cacería.
Usted
tampoco se meta en esa clase de tentaciones.
José y la señora de Potifar
La Biblia nos dice que José fue atacado en la carne por parte de la señora
de Potifar (desconocemos su primer nombre, sólo sabemos que era la esposa de
Potifar). José era administrador de la casa, el gerente, y Potifar era
funcionario del faraón y capitán de la guardia egipcia. Su esposa miraba al
joven José, que evidentemente era muy apuesto. Ella quería tener una aventura
con él. Un día lo tomó por su manto e intentó llevarlo a la cama. José quedó
petrificado y huyó dejándole la túnica en sus manos. José sencillamente salió
de allí (ver Génesis 39:7-12).
Conozco
a algunos predicadores de hoy que son muy insensatos. Yo creo que ellos habrían
dicho: "Bueno, señora de Potifar, usted no debe actuar así. Arrodillémonos
al lado de la cama y oremos al respecto". Nunca intente hacer algo tan
insensato. Contra el pecado de la carne usted no puede razonar ni resistirse.
¡La respuesta de Dios es correr en dirección opuesta, tan rápido como pueda!
La palabra clave contra el diablo es: pelee
Cuando
nos encontramos con el diablo, estamos en batalla. La Biblia dice en Efesios
6:12: "porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra
principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas,
contra espíritus de maldad en los lugares celestiales". La Biblia dice en Santiago
4:7: "...Resistid al diablo, y él huirá de vosotros".
Jamás
huya del diablo, Ljamás!Usted no puede correr más rápido que él. Cuando usted
llegue al lugar hacia donde se dirige, él ya estará allí. Sólo dé la vuelta y
resístalo en el nombre de Jesús. Contra el mundo, la fe; contra la carne, huya;
pero contra el diablo, pelee.
La
gente dice: "No le tengo miedo al diablo". Eso no es lo más importante.
¿El diablo le tiene miedo a usted? Así debe ser. Usted puede ir contra Satanás
en el nombre de Jesús, y según Santiago 4:7, él huirá de usted. La Biblia dice en Apocalipsis
12:11: "Y ellos lo han vencido por causa de la sangre del Cordero y de la
palabra del testimonio de ellos, porque no amaron sus vidas hasta la muerte".
En realidad usted sí puede vencer al diablo.
Mande a correr al diablo
La
próxima vez que el diablo le salga al encuentro, y usted sepa que el diablo
está intentando alejado de Dios, usted no tendrá que pensarlo mucho, puede
resistirlo. Primero, asegúrese de que no hay pecado en su vida, pecado sin confesar
y sin arrepentimiento. Limpie su corazón. Entonces si el diablo le sale al
encuentro dígale: "Te resisto, te reprendo y te enfrento en el nombre de
Jesucristo. Yo soy salvo. Mi pecado está bajo la sangre del Cordero que es
Cristo. Soy nacido de nuevo. Mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo de Dios.
Tú no tienes derecho, ni autoridad en mi vida. En el nombre de Jesús,
¡vete!"; y él huirá de usted.
Usted puede ser victorioso
Amigo,
Dios nos ha dado la victoria. "No os ha sobrevenido ninguna tentación que
no sea humana; pero fiel es Dios, quien no os dejará ser tentados más de lo que
podéis soportar, sino que juntamente con la tentación dará la salida, para que
la podáis resistir" (1 Corintios 10:13).
• Contra el mundo, fe. ¡Enamórese de Jesús!
• Contra la carne, huya ¡Salga de ahí!
• Contra el diablo, pelee. Resístalo, porque mayor es el
que está en usted que el que está en el mundo (1 Juan 4:4).
Vivamos
victoriosamente. ¡Que el Padre selle esta verdad en su corazón! Usted puede conocer
la victoria y convertir la tentación en triunfo.
bendito sea el nombre de Dios señor Jesucristo realmente me ayudo. ya que estoy siendo tentado en muchos aspectos sobre todo la carne. bendito sea el nombre de jehova!!!
ResponderEliminar¡Hermoso! Las enseñanzas del pastor Rogers siempre fueron y siguen siendo de bendición a mi vida.
ResponderEliminarSembró mucho en la tierra mas ya descansa esperando su recompensa.