martes, 10 de julio de 2012


CÓMO ENFRENTAR LA TENTACIÓN  Por Adrian Rogers

Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, quien no os dejará ser tentados más de lo que podéis soportar, sino que juntamente con la tentación dará la salida, para que la podáis resistir.
1 Corintios 10:12, 13
La tentación está en todas partes; no tenemos que andar buscándola, ella nos encuentra. No somos tentados por ser pecadores, Jesús fue tentado y él nunca cometió pecado (1 Pedro 2:22). Somos tentados porque somos humanos. Sin embargo, la tentación debidamente manejada nos puede acercar más a Dios. Este capítulo nos dirá cómo convertir las tentaciones en triunfos.

Tres maneras de enfrentar la tentación

Cediendo

Una manera es ceder ante ella. Hoy tenemos una generación que dice: "¿A quién le importa la tentación? Yo simplemente hago lo que se me antoja". Esta generación dice: "Todo lo que sea natural es hermoso, y todo lo que es hermoso debe ser correcto. Así que si te sientes bien, hazlo". Mucha gente vive de esa manera, y esa realmente es una forma de vida animal. Los animales viven para la autopropagación, autopreservación y autosatisfacción. Son como la señora que dijo: "puedo sobreponerme a cualquier cosa menos a la tentación". Ellos, sencillamente ceden al instinto, como muchos ceden a la tentación.

Luchando

Luego están los que luchan contra la tentación en la fuerza de su propia carne. Siempre están batallando contra la tentación; totalmente lo opuesto a los que ceden. Luchan constantemente, pero siempre fracasan. Yo creo que todos hemos estado ahí, peleando y fracasando, peleando y fracasando, como el niño que estaba sentado bajo el manzano del granjero, y este le dijo:
-¿Estás tratando de robarte una manzana?
El muchacho contestó:
-No señor, estoy intentando no hacerlo.
Supe de un hombre que estaba haciendo dieta, y el pan era una de las prohibiciones. En su ruta al trabajo tenía que pasar por una panadería y la tentación lo atrajo: "Sólo piensa en lo delicioso que sería un pan con una humeante taza de café". El hombre se dijo: "Me detendré sólo si hay un lugar para estacionar justo frente a la puerta". ¿Puede usted creerlo? Después de dar tres vueltas a la cuadra, ¡ahí había un lugar para estacionar justo frente a la puerta! ¿Podría ser esto la providencia?
Muchas veces somos como el niño bajo el manzano o el hombre dando vueltas alrededor de la panadería. Tratamos de luchar contra la tentación, pero fallamos.

Sobreponiéndonos por medio de Cristo

La manera de sobreponerse a la tentación es por medio del Señor Jesucristo. Quiero que se anime, hay ayuda. Créalo o no, usted puede vivir victoriosamente, ya sea que su tentación sea comer en exceso, lujuria, pereza, cualquiera que sea, usted no tiene que ser esclavo del mundo, de la carne y del diablo. La Biblia dice en 1 Corintios 10:12, 13: "Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, quien no os dejará ser tentados más de lo que podéis soportar, sino que juntamente con la tentación dará la salida, para que la podáis resistir".

Los aspectos de la tentación

¿Quién puede ser tentado? Todos estamos sujetos a la tentación, no crea que al ser salvo no volverá a ser tentado. Usted será tentado, será bombardeado de tentaciones en las áreas de deshonestidad, materialismo, sexualidad, codicia y orgullo. El ser salvo no lo hace inmune a la tentación, y ser tentado no es pecado. Jesús "...fue tentado en todo igual que nosotros, pero sin pecado" (Hebreos 4:15). Pero tenga cuidado y cuídese del orgullo. Recuerde que 1 Corintios 12 dice: "Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga". La persona orgullosa tienta al diablo a tentarlo, y si usted es arrogante o descuidado respecto al pecado, puedo decirle, va a caer.
Sin embargo, la persona que está en mayor peligro es aquella que está intentando luchar contra la tentación con sus propias fuerzas. Esa persona piensa: "No necesito leer un libro sobre la tentación, yo no tengo ningún problema con la tentación, puedo superarla". Pero sin Cristo usted no puede hacerlo. Dios tiene que darle una vía de escape.
¿Por qué Dios no termina de una buena vez con el diablo? ¿Por qué no simplemente quita de nosotros toda tentación? Porque ese no es su plan para nosotros. El plan de Dios no es la inmunidad, sino la victoria.

¿Por qué no jugar los jueves en la tarde?

Yo solía jugar fútbol americano. Este deporte es un juego en que alguien toma un balón ovalado, puntiagudo en cada lado y sale a un campo con otros 10 compañeros diciendo: "Vamos a llevar este balón hasta el otro lado del campo". Entonces hay otras 11 personas paradas al otro lado, diciendo: "No, ¡no lo lograrán!". Y el primer equipo responde: "Sí, ¡sí lo lograremos!". Corren por el campo de arriba abajo, de un lado a otro. Eso es todo, simplemente una gran competencia. Al fin, cuando uno de los equipos pone el balón sobre la línea de gol, en la zona final, todos vitorean. Es un juego agotador, los jugadores se baten los sesos. En realidad hay mucha estrategia y habilidad en un juego de fútbol americano.
Pero ¿por qué lo hacen el sábado en la tarde? ¿Por qué no simplemente salen el jueves, como a las cuatro de la tarde cuando el otro equipo no está, y anotan un gol en cada jugada? ¡Simplemente podrían mover esa pelota de arriba abajo del campo y cada jugada sería un gol! Le diré por qué: Porque en eso no hay ninguna gloria ni victoria. El plan de Dios para nosotros es la victoria. Él quiere que triunfemos en el Señor Jesucristo.
Todos estamos sujetos a la tentación para que podamos aprender a depender del Señor Jesucristo y conocer la victoria. No hay cristiano que no conozca la tentación. No crea que un pastor es inmune a la tentación. Tampoco crea que un cristiano genuinamente comprometido con Cristo no será tentado. De nuevo le recuerdo que Jesús fue tentado en todos los aspectos igual que nosotros (ver Hebreos 4:15).

La fuente de la tentación

¿De dónde viene la tentación? Viene de una de estas tres fuentes: el mundo, la carne o el diablo. Esta es la impía trinidad de la tentación: el mundo, la carne y el diablo. Su tentación no es única; no crea que usted es el único tentado y que nadie más conoce el mismo tipo de tentación que usted conoce. Básicamente todos somos tentados de la misma manera, ya sea por el mundo, la carne o el diablo.

El enemigo externo: el mundo

"No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Juan 2:15). Primero, pensemos un poco acerca del mundo. Yo llamo al mundo el enemigo externo. El mundo es el enemigo de afuera. Cuando digo el mundo, no estoy hablando del planeta Tierra. El planeta Tierra no es malo. Dios creó este mundo. Así que cuando la Biblia dice: "No améis al mundo", no está hablando del planeta. Jesús amó la naturaleza. Él dijo: "...Mirad los lirios del campo, cómo crecen. Ellos no trabajan ni hilan; pero os digo que ni aun Salomón, con toda su gloria, fue vestido como uno de ellos" (Mateo 6:28, 29). Cuando Dios creó el mundo natural, dijo "Es bueno".
Cuando la Biblia dice "el mundo", no estamos hablando de la naturaleza, ni de la gente. No debemos amar al mundo, pero debemos amar a las personas. La Biblia dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo (a la gente), que ha dado a su Hijo unigénito..."(Juan 3:16). Entonces cuando dice: "No améis al mundo", no está hablando del planeta ni de la gente. El mundo al que se refiere es un sistema. La palabra que se traduce como mundo es la palabra griega cosmos, que significa "un sistema, un orden de cosas".
"No améis al mundo [no amen el cosmos] ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Juan 2:15). "No os conforméis a este mundo..." (Romanos 12:2). "¡Gente adúltera! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios?..." (Santiago 4:4). Todos estos versículos usan la palabra mundo en un sentido diferente; no hablan del planeta, ni de la gente, sino de un sistema, un orden de cosas.
El mundo no tiene que ser horroroso. A veces pensamos en algo mundano como un bar o un casino. El mundo puede ser muy hermoso, muy atractivo. Usted puede ser moldeado por algunas cosas muy agradables y altisonantes. Es simplemente un orden de cosas, un sistema de cosas que son contrarias a nuestro Señor y sus caminos.
En 1 Pedro 3:3, Pedro habla de cómo una esposa que es salva puede ganar a su esposo inconverso para Cristo. Le dice cómo comportarse, cómo hablar y cómo ser realmente hermosa. Él dice: "Vuestro adorno no sea el exterior con peinados ostentosos del cabello, adornos de oro, ni vestir ropa lujosa". La palabra adorno es la misma palabra que se traduce como mundo más de cien veces en la Biblia. Fácilmente podríamos parafrasear a 1 Pedro 3:3 así: "No permita que su mundo sea el mundo del salón de belleza, la joyería o la tienda de modas".
A veces la gente lee ese versículo y piensa: "Una mujer no debe usar joyas, no debe ir al salón de belleza, ni usar maquillaje". Esto no es una orden en contra de verse bien. Usted no va a agradar a su esposo por no cuidar la manera en que usted se ve; arreglarse y cuidarse también es parte de su personalidad y su deseo de verse presentable.
¿Qué está diciendo Pedro aquí? No dice que está mal arreglarse el cabello. No está diciendo que está mal usar joyas. Seamos razonables, él también dice: "No permitan que su adorno sea el de vestir ropa..." Si está mal arreglarse el cabello, si está mal usar joyas, entonces está mal usar ropa. Él no está diciendo que estas cosas estén mal. Simplemente está diciendo que esa no debe ser su verdadera belleza; él está diciendo: "¡No permita que eso sea su mundo!".
Y los hombres dicen: "Sí, ¡dígales!". Si estuviera hablando a los hombres, podría decir: "Cuyo mundo no sea el de los negocios, ni el de los deportes". Estas cosas no son malas en sí, pero pueden meternos en un molde. Ya sea que esté simbolizado por el emblema de nuestro equipo favorito o por el logotipo de una compañía comercial, si no tenemos cuidado, podemos abrazar este sistema de valores que la Biblia llama mundo, el enemigo externo, y puede alejamos de nuestro Señor.

La carne: el enemigo interior

"Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: fornicación, impureza, desenfreno, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos, envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas, de las cuales os advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios" (Gálatas 5:19-21).
En este pasaje al decir "carne", la Biblia no se refiere a su piel, su cabello, sus nervios. No habla de cuerpos físicos; su cuerpo físico no es malo. En verdad, Romanos 12:1 dice que usted debe presentar su cuerpo al Señor como un sacrificio vivo; 1 Corintios 6:19 dice que su cuerpo es templo del Espíritu Santo. Su cuerpo no es malo, Dios hizo su cuerpo y es para ser presentado a él como un templo.
La Biblia usa la palabra carne refiriéndose a la predisposición que tenemos a pecar, la vieja naturaleza adámica que recibimos de nuestros padres. ¿De dónde la obtuvieron ellos? De sus padres. ¿Y ellos de dónde la obtuvieron? ¡De Adán! Gústele o no, dentro de todos nosotros hay un enemigo llamado carne, la vieja naturaleza de pecado. Usted sabe que está ahí. Está presente en todos nosotros.
Efesios 2:3 dice: "por naturaleza [nosotros] éramos hijos de ira". El rey David escribió:"Los impíos se alienaron desde la matriz; se descarriaron desde el vientre, hablando mentira" (Salmo58:3). ¿Ha meditado usted alguna vez sobre el hecho de que nunca tendrá que enseñarle a un niño pequeño a mentir? Usted tiene que enseñarle a decir la verdad. Tampoco tendrá que enseñarle a ser egoísta, tiene que enseñarle a no serlo. Todos tenemos un enemigo interior, que se llama carne.

El diablo me obligó a hacerlo
A algunos les gusta decir: "El diablo me obligó a hacerlo".Amigo, le tengo noticias. Si el diablo se evaporara, usted seguiría pecando. Usted no puede culparlo a él de todo. Tenemos dentro nuestro suficiente maldad como para pecar: ese viejo deseo que la Biblia llama "la carne".
Un niño escupió a su hermana, le pegó con un palo de escoba y la llamó con un sobrenombre feo. La madre le dijo al terco chico:
-Jorge, ¿por qué hiciste eso? ¡No debiste hacerlo! ¡Eso fue muy malo! El diablo te obligó a hacerlo.
El niño dijo:
-El diablo me obligó a llamarla con un sobrenombre feo y a pegarle con un palo de escoba, pero el escupirla fue idea mía.
Creo que nos sorprendería si supiéramos qué tanto es idea nuestra y qué tanto es pura carne.

El enemigo infernal, el diablo

El diablo es el enemigo infernal, y es el cerebro que está detrás de muchas cosas malas que ocurren en el mundo. Efesios 6:12 dice: "Porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales".
Usted tiene un enemigo, Lucifer, el diablo. Él es su enemigo, y él tiene un plan para sabotear su vida. Él quiere arruinar su vida y matar la felicidad, la pureza y la plenitud. Él es real, y se ha organizado contra nosotros. Permítame mostrarle cómo.

El trío impío de la tentación
La Biblia dice: "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana... (1 Corintios 10:13). Cualquiera que sea la tentación, viene de una de estas tres fuentes:
• El mundo, el enemigo externo
• La carne, el enemigo interno
• El diablo, el enemigo infernal

Estos juntos forman el trío impío de la tentación que constantemente trabaja contra nosotros. Piense en su carne como si fuera una piscina de gasolina. Piense que el mundo es como un cerillo encendido. Piense que el diablo es como el que enciende el cerillo y lo lanza. Usted acaba de ver cómo es la tentación.

La escalera de la tentación

¿Dónde es tentado usted? Usted sólo puede ser tentado en tres áreas, pues eso es todo lo que hay. ¿Sabe usted de qué está hecha su naturaleza? De espíritu, alma y cuerpo. Y si usted es tentado tendrá que ser tentado en el cuerpo, el alma o el espíritu.
En 1 Tesalonicenses 5:23, el apóstol Pablo dice: "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; que todo vuestro ser -tanto espíritu, como alma y cuerpo- sea guardado sin mancha en la venida de nuestro Señor Jesucristo". Este versículo habla de la esencia de la naturaleza, espíritu, alma y cuerpo. Pero ¿qué significa espíritu, alma y cuerpo? Dios es un Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Nosotros somos hechos a su imagen, y somos una unidad de tres partes en nuestra propia naturaleza, sólo una débil representación de la trinidad del Dios omnipotente.

El primer peldaño de la tentación es el cuerpo

El cuerpo es la primera parte de su naturaleza que es tentada. El cuerpo es el más obvio porque usted puede verlo. El cuerpo es simplemente como un traje espacial que usamos para poder vivir en este planeta.
La Biblia llama a ese cuerpo nuestra morada terrenal. Nosotros vivimos en un cuerpo. Sus apetitos corporales pueden ser un peldaño para la tentación.

El segundo peldaño de la tentación es el alma

Dentro de su cuerpo hay un alma. La palabra griega para "alma" es psuche. Cuando la palabra se españoliza, queda psíquico, psiquiatría y psicología. Su alma es su parte psicológica, su mente, sus emociones y su voluntad. El alma es lo que lo hace ser esa maravillosa persona que es. Es su sentido del humor, su intelecto, su gusto, su idiosincrasia. Otra palabra para alma es ego o yo. El alma o el ego es otro peldaño de la tentación.

El tercer peldaño de la tentación es el espíritu

Y, ¿qué de su espíritu? Por mucho tiempo, cuando yo era un joven cristiano, pensaba que el alma y el espíritu eran básicamente lo mismo, la parte invisible de nosotros. Pero la Biblia hace diferencia entre el alma y el espíritu. Recuerde 1 Tesalonicenses 5:23: "...todo vuestro ser -tanto espíritu, como alma y cuerpo- sea guardado sin mancha en la venida de nuestro Señor Jesucristo". En Hebreos 4:12 leemos: "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu...". Ahí se hace una distinción.
¿Qué es el espíritu? El espíritu se parece mucho al alma en el sentido de que es invisible. El espíritu y el alma son indivisibles, pero no son idénticos. El espíritu del hombre es lo que lo hace diferente de todas las demás criaturas. Ninguna de las otras criaturas tiene espíritu, sólo el hombre. Porque somos hechos a imagen de Dios, y Dios es espíritu. "Dios es Espíritu; y es necesario que los que le adoran, le adoren en espíritu y en verdad" (Juan 4:24). Cuando llegamos a ser salvos, "El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios" (Romanos 8:16). El espíritu es esa parte de su naturaleza que puede conocer a Dios, que puede tener comunión y compañerismo con Dios.

Entendiendo el cuerpo, el alma y el espíritu
• Con mi cuerpo, tengo vida física y conozco el mundo que está bajo mis pies.
• Con mi alma, tengo vida psicológica y conozco el mundo alrededor y dentro de mí.
• Con mi espíritu tengo vida espiritual y conozco el mundo que está sobre mí.

Las plantas tienen cuerpo, pero no espíritu ni alma. Los animales tienen cuerpo y alma (la vida consciente), pero no espíritu; y no pueden comunicarse con Dios, orar, concebir la eternidad, ni ser redimidos por el precioso amor de Jesucristo. Sólo el hombre tiene espíritu. Yo fui hecho para conocer tres mundos: el físico, el psicológico y el espiritual. El mundo que está bajo mis pies, el mundo que está dentro y alrededor de mí y el mundo que está sobre mí.




Saludable, feliz y santo
Cuando mi cuerpo está bien, yo estoy saludable, y cuando mi alma está bien, yo estoy contento. Cuando mi espíritu está bien, yo soy santo. Así es como Dios quiso que el hombre estuviera. Así era Adán cuando salió de la línea de ensambladura. Tenía un cuerpo saludable, estaba feliz en su alma y era santo en su espíritu. Era una persona completa.
Muchas personas que conozco están enfermas, son infelices o están apartadas de Dios. No funcionan bien porque no viven para lo que Dios las creó. Eso es lo que el pecado ha hecho a la raza humana. Cuando el diablo viene a tentar, ¿cómo lo hace? En el cuerpo, el alma o el espíritu. Esas son las únicas áreas donde usted puede ser tentado porque eso es todo lo que hay en usted.
Usted dice: "Bien, eso es interesante, pero ¿de qué manera el hecho de saberlo me va a ayudar a sobreponerme a la tentación?". Preste atención porque voy a mostrarle cómo es que esto es algo práctico y no sólo teórico. C. C. Mitchell señaló con sabiduría que hay un ataque triple en la vida espiritual. Estoy agradecido por esa perspectiva[1].

El mundo ataca el alma
Recuerde, usted tiene tres enemigos: el mundo, la carne y el diablo. Encontrará que cada uno de esos enemigos lo atacará en una parte de su naturaleza. El mundo lo atacará sobre todo en el alma. ¿Qué es el alma? El ego, el yo, la mente, las emociones y la voluntad. Un cristiano mundano es simplemente una persona cuya mente, emociones y voluntad han sido acopladas a los patrones del mundo.
En la Biblia hubo un gran hombre llamado Abram, que tenía un sobrino llamado Lot; ambos vivían en la tierra de Canaán. Los dos eran adinerados, y tenían todo tipo de rebaños y ganado; pero la tierra no era suficiente para que habitaran juntos. "Entonces surgió una contienda entre los pastores de Abram y los pastores de Lot... (Génesis 13:7).
Entonces Abram le dijo a su sobrino: "Por favor, no haya contiendas entre tú y yo, ni entre mis pastores y tus pastores, porque somos parientes. ¿No está delante de ti toda la tierra? Sepárate, pues, de mí. Si tú vas a la izquierda, yo iré a la derecha; y si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda" (Génesis 13:8,9). La Biblia dice que Lot escogió las llanuras bien regadas de Sodoma donde el césped era alto, verde y suculento.
Cuando Lot descendió a Sodoma, se metió en toda clase de problemas porque Sodoma era una ciudad perversa, vil, horrible. Pero ¿por qué descendió a Sodoma? Él no fue allá porque era una ciudad vil, o por su perversión sexual. La razón fue porque había buenos pastos, y él quería tener allí sus rebaños y su ganado.
¿Por qué? Él no necesitaba más riqueza. Cuando un hombre obtiene cierta cantidad de riquezas, no necesita nada más. Aun Bill Gates no puede usar más de un par de zapatos a la vez, ni dormir en más de una cama a la vez. Cuando los hombres llegan a ese punto, no están ganando dinero, sino llevando la cuenta. Es más egolatría que otra cosa.
Lo que Lot quería era ser el hacendado más grande de toda Canaán. Quería ser el rey de la colina. El mundo estaba atacando su ego, el alma. Era como muchos hombres de hoy en día. Muchos afirman confiar en Dios, pero sus actos demuestran cuán egocéntricos son.

La carne ataca el cuerpo

Y, ¿qué de la carne? ¿En dónde nos tienta? La carne, nuestra naturaleza pecaminosa, nos tienta principalmente en el área del cuerpo. El cuerpo no es malo, pero la vieja carne nos tentará en el área de nuestro cuerpo y nuestra vida física. Estamos hablando de pecados de glotonería, violencia, pereza, impureza, perversión. La carne toma nuestro cuerpo físico y lo usa como vehículo para la expresión del pecado sensual.
Tenemos una ilustración de eso en el rey David. Él cometió el pecado de adulterio con Betsabé. ¿Qué pasó? Su carne usó su cuerpo como vehículo para el pecado, y deseó a Bestabé, la tomó y cometió un terrible pecado con ella.
Pero, ¿fue esa una tentación del mundo? ¿Estaba David tratando de hacer un gran escándalo? ¿Quería que todos lo supieran? No, él intentó esconderlo. Él no tenía el ego subido en absoluto. Pero su cuerpo estaba bajo el ataque del apetito carnal.
Cuando Dios dice: "Huid de la fornicación", cuando dice, "no cometerás adulterio", no está intentando mantenernos alejados de las relaciones sexuales; está llamándonos a disfrutarlas dentro de los lineamientos de su Palabra y su voluntad. Las relaciones sexuales son un maravilloso regalo de Dios, pero el diablo es un pervertido, y pervertirá lo que es bueno, virtuoso y santo. Así que él toma la carne, esa vieja naturaleza pecaminosa, y toma algo como el cuerpo, que es bueno, lo tuerce y lo pervierte. Mientras el mundo pelea contra el alma, la carne pelea contra el cuerpo.

El diablo ataca el espíritu

Y ¿qué del enemigo infernal, el diablo? ¿Dónde nos ataca? ¿Por dónde viene él contra usted? Esto puede sorprenderlo, pero él no ataca principalmente el cuerpo, sino el área del espíritu. El diablo pelea contra su espíritu. Recuerde que el espíritu es la parte de su naturaleza que le permite conocer a Dios y rendirle culto, yeso es lo único que el diablo no quiere. Él quiere crear una división entre usted y Dios.
El diablo no necesariamente quiere convertido en un borracho. Es posible que prefiera hacer de usted un hombre distinguido en el club campestre. ¿Qué tipo de publicidad es para el diablo un hombre borracho tirado en una calle cubierto con su propio vómito y rodeado de moscas? Él prefiere a un hombre seguro de sí mismo, que crea que puede manejarlo todo, que no necesita ninguna dependencia de Dios. El diablo no está en contra de la religión o la buena conducta. Igual de rápido lo enviará al infierno ya sea desde la banca de la iglesia o desde una calle.
Cuando Jesús iba hacia el Calvario les dijo a sus discípulos que iba a ser crucificado. Simón Pedro dijo: "Señor, que esto nunca te suceda. ¡No Señor!". Jesús le dijo: "Pedro, Satanás te ha pedido para zarandearte como si fueras trigo, pero yo he orado por ti para que no falle tu fe".Y Pedro dijo: "Señor, si es necesario iré contigo a la prisión y hasta la muerte". Y Jesús le dijo: "Pedro, antes de que el gallo cante, tres veces habrás negado que me conoces" (Mateo 16:22; Lucas 22:33, 34, parafraseados).
¿En qué área de Pedro estaba trabajando Satanás? En su fe, su relación con Dios. De eso se trataba la tentación, de negar a Jesús. Les puedo asegurar que Pedro no tenía el ego subido. No era su alma la que estaba siendo atacada. No era que sus hormonas estuvieran hirviendo, como para que cometiera un pecado sexual o se emborrachara. No, su espíritu estaba bajo ataque, su fe se debilitó, y era el diablo el que estaba haciendo todo eso.
Satanás vendrá contra usted y contra mí de la misma manera como atacó a Simón Pedro. Cuando lo hace, la Biblia nos dice que usemos el "escudo de la fe" para protegernos contra los dardos de fuego de la duda provenientes de Satanás (ver Efesios 6:16).
Es así que los peldaños de la tentación son el cuerpo, el alma y el espíritu. El mundo ataca sobre todo el alma. La carne ataca principalmente al cuerpo, y el diablo ataca el espíritu.

Las etapas de la tentación

Ahora consideremos las etapas de la tentación. Usted podrá observar que las tentaciones llegan a nuestra vida por oleadas.

Las tentaciones de la juventud

¿Dónde está la tentación cuando se es joven? Sobre todo en el cuerpo. Los pecados del cuerpo son: relaciones sexuales ilícitas, drogas, violencia y pereza. Estos son en su mayoría los pecados de la juventud.

Las tentaciones de la edad madura

Las tentaciones de la edad madura vienen principalmente del mundo. A propósito, siempre me río cuando pienso en la edad madura. Usted le pregunta a un hombre de 55 años:
-¿Cuántos años tiene usted?
-Soy de mediana edad -contesta él.
¿Cuántos hombres de 110 años conoce usted?
Uno de los principales pecados de los hombres y las mujeres de mediana edad es el pecado del alma. Para entonces muchos de ellos se han sobrepuesto a los pecados de la carne, pero ahora caen en los pecados del alma, el ego, deseando ser los más grandes. Mi jardín, mi casa, mi automóvil, mi negocio, mis logros, mis medallas, mis premios, mis trofeos, mi esto, mi aquello. Ellos gastan su tiempo persiguiendo al mundo, intentando ser un gran señor y una gran señora.

Las tentaciones de la vejez

Usted sabe lo que pasa cuando realmente envejecemos. Llegamos a entender que somos demasiado viejos como para estar corriendo como niños por todos lados, y que en verdad no hicimos en nuestra edad mediana aquella gran cosa que quisimos hacer. Pero el diablo sigue atacando. ¿Sabe lo que el diablo les hace a las personas mayores? Produce en ellas duda y temor.
El diablo llega y dice: "¿Sabe?, va a contraer una enfermedad desconocida, se va a morir y sus hijos no van a estar presentes para ayudarlo. Su pensión de retiro se va acabar. En realidad Dios no lo  ama. Usted va a tener problemas". Y el diablo ataca su espíritu para traer temor y duda.
La tentación puede presentarse en cualquier etapa de la vida, pero parece haber tentaciones más fuertes a ciertas edades.

El dominio de la tentación

Piense en cómo dominar la tentación; esta es la mejor parte. ¿Cómo puede obtener victoria en el área de la tentación? Esto es muy maravilloso. Cuando usted entienda cómo están obrando el diablo, la carne y el mundo, entonces sabrá cómo obtener la victoria sobre estas tres áreas. Permítame darle tres palabras clave.

Contra el mundo, la palabra clave es fe

Contra el enemigo externo, el mundo, la palabra clave es fe. "Porque todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe" (1 Juan 5:4). La fe es lo que vence al mundo. En el versículo 5, Juan sigue diciendo: "¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?". No es sólo fe en el sentido general, es la fe específica en Jesús. Ver que él es el Hijo de Dios, esa es la victoria que derrota al mundo.
¿Cómo funciona? Recuerde cómo es el cristiano mundano. Es alguien con el ego elevado, alguien que está intentando satisfacer el hambre de vida oculta, con un impío sistema de valores. ¿Qué es un cristiano? Un cristiano es alguien que ha visto a Jesús con ojos de fe y comprende lo maravilloso que es él, y que ha encontrado su satisfacción en el Señor Jesucristo. La Biblia dice en 1 Juan 2:15: "...Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él". Ese es un versículo tremendo. Ahora note que no dice: ustedes no aman al Padre porque aman al mundo. Dice todo lo contrario, ustedes aman al mundo porque el amor del Padre no está en ustedes.

Qué hacer cuando la luz roja se enciende
Usted va conduciendo su automóvil y mira el tablero. Ve que se enciende una luz roja que no había visto antes. Tiene el símbolo de una pequeña lata de aceite. Aunque usted no sepa nada de mecánica automotriz, sí sabe que esa luz es una advertencia. Significa que el motor de su automóvil ha perdido aceite, por lo tanto está bajo de aceite. Si continúa conduciendo así, podría dañar el motor.
Si alguna vez observa que la pequeña luz roja en el tablero de su auto se enciende, permítame decirle qué hacer. Mantenga un martillo debajo del asiento delantero; y cuando esa pequeña luz se encienda, rómpala de un martillazo. Así se apagará y no habrá más problemas. Sí, sólo tome el martillo y rómpala, y problema solucionado.
¿Es este un buen consejo? ¡Claro que no! Esa luz roja en el tablero es sólo una advertencia. ¿Cuál? El motor de su automóvil necesita aceite, y atacar la luz no es la respuesta.
A usted nunca se le ha dicho que luche contra el mundo. Si es mundano sólo hay una razón para serlo, su motor no tiene el aceite espiritual. "...Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Juan 2:15). "Porque todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe" (1 Juan 5:4). La fe es la que hace a Jesús real en nuestras vidas. Los mundanos nunca han encontrado su satisfacción en Jesús.
Todos queremos ser satisfechos. La razón por la que la mayoría de la gente no encuentra satisfacción es porque la está buscando en el lugar equivocado. Cuando vemos lo que tenemos en el Señor Jesucristo, y entendemos realmente quién es él, el mundo pierde encanto para nosotros porque ya estamos satisfechos.

Si usted está satisfecho con una suculenta comida, no querrá las migajas del diablo
Digamos que usted va a ofrecer una maravillosa cena, un exquisito lomo de res con papas al horno, ensalada y grandes vasos de limonada helada. ¿Y qué tal un pastel de limón como postre? ¡Será estupendo! Y supongamos que después de cenar yo salgo y alguien me ofrece un plato de migas rancias o algo que huele a podrido, diciéndome: "Tome, aquí tiene algo para comer". Yo diría: "No gracias, ya estoy más que satisfecho". Cuando usted se alimenta de Jesús, no necesita estar en el callejón comiendo de los basureros que le ofrece el diablo.
El apóstol Juan dice: "...Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Juan 2:15). ¿Cómo trata usted con el pecado de la mundanalidad? ¡Por medio de la fe! Necesitamos preguntarnos: "¿Realmente tengo fe?". La Escritura dice: "... ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?" (1 Juan 5:4, 5). "Pon tus ojos en Cristo tan lleno de gracia y amor y lo terrenal sin valor será a la luz del bendito Jesús"[2]. Un cristiano mundano es alguien que no ha encontrado su satisfacción en Jesucristo.

Contra la carne, la palabra clave es: huir

Cuando se batalla contra el enemigo interior, la carne, la palabra clave es huir. "Huye, pues, de las pasiones juveniles ..." (2 Timoteo 2:22). "Huid de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo, pero el fornicario peca contra su propio cuerpo" (1 Corintios 6:18). Nadie le ha dicho a usted que puede vencer este pecado luchando contra él. Lo que debe hacer es huir. ¡Debe huir!, como si fuera un cobarde de primera clase. En 1 Corintios 10:13 leemos: "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, quien no os dejará ser tentados más de lo que podéis soportar, sino que juntamente con la tentación dará la salida, para que la podáis resistir". A veces esa vía de escape es dos piernas y una gran carrera. Simplemente salga de allí.
Jesús nos enseñó a orar de la siguiente manera: "Y no nos metas en tentación..." (Mateo 6:13). No mire la basura de la televisión. No lea esas revistas. ¿Para qué meter eso en su mente? Al hacerlo está coqueteando con la tentación. Usted dirá: "Leer esas revistas sucias no me afecta". Si usted es hombre y lee eso pensando que no le afecta, es porque usted cree ser uno de estos dos hombres: Superman o un gran mentiroso. No, usted no puede tomar el fuego en sus manos y no quemarse (Proverbios 6:27). Simplemente debe huir de estas cosas.

Es hora de sacar los pasteles
Si usted quiere perder peso, saque de su casa esos pasteles. Si está intentando dejar de fumar, no ponga esos cigarrillos en el cajón por si acaso vuelve a fumar, ¡pues lo hará! Simplemente deshágase de ellos.
Le doy gracias a Dios porque me casé con una mujer virgen. Yo fui también al altar siendo virgen. Tuve tentaciones como todo muchacho las tiene. Cuando era niño me dijeron: "Un joven se convierte en lo que piensa". ¡Me pregunto por qué no me convertí en una muchacha! En la universidad mantuve un lema sobre mi escritorio: "El que no quiera caer no debe andar por lugares resbalosos". "Huid de la fornicación". "Huye también de las pasiones juveniles". No busque ver qué tanto puede acercarse. No se salpique. Eso es como jugar con fuego, como jugar con cerillas sobre paja.
Padres, cuando sus hijos tengan citas, no necesitan ir a sitios de encuentro solitarios. Permítales ir al juego de fútbol donde hay 50.000 personas. Y cuando vuelvan a casa, si se conocen lo suficientemente bien, y es hora de un beso de despedida, permítales hacerlo frente a la casa con la luz encendida y papá mirando a través del ojo de la cerradura con una escopeta de cacería.
Usted tampoco se meta en esa clase de tentaciones.

José y la señora de Potifar
La Biblia nos dice que José fue atacado en la carne por parte de la señora de Potifar (desconocemos su primer nombre, sólo sabemos que era la esposa de Potifar). José era administrador de la casa, el gerente, y Potifar era funcionario del faraón y capitán de la guardia egipcia. Su esposa miraba al joven José, que evidentemente era muy apuesto. Ella quería tener una aventura con él. Un día lo tomó por su manto e intentó llevarlo a la cama. José quedó petrificado y huyó dejándole la túnica en sus manos. José sencillamente salió de allí (ver Génesis 39:7-12).
Conozco a algunos predicadores de hoy que son muy insensatos. Yo creo que ellos habrían dicho: "Bueno, señora de Potifar, usted no debe actuar así. Arrodillémonos al lado de la cama y oremos al respecto". Nunca intente hacer algo tan insensato. Contra el pecado de la carne usted no puede razonar ni resistirse. ¡La respuesta de Dios es correr en dirección opuesta, tan rápido como pueda!

La palabra clave contra el diablo es: pelee

Cuando nos encontramos con el diablo, estamos en batalla. La Biblia dice en Efesios 6:12: "porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales". La Biblia dice en Santiago 4:7: "...Resistid al diablo, y él huirá de vosotros".
Jamás huya del diablo, Ljamás!Usted no puede correr más rápido que él. Cuando usted llegue al lugar hacia donde se dirige, él ya estará allí. Sólo dé la vuelta y resístalo en el nombre de Jesús. Contra el mundo, la fe; contra la carne, huya; pero contra el diablo, pelee.
La gente dice: "No le tengo miedo al diablo". Eso no es lo más importante. ¿El diablo le tiene miedo a usted? Así debe ser. Usted puede ir contra Satanás en el nombre de Jesús, y según Santiago 4:7, él huirá de usted. La Biblia dice en Apocalipsis 12:11: "Y ellos lo han vencido por causa de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, porque no amaron sus vidas hasta la muerte". En realidad usted sí puede vencer al diablo.

Mande a correr al diablo
La próxima vez que el diablo le salga al encuentro, y usted sepa que el diablo está intentando alejado de Dios, usted no tendrá que pensarlo mucho, puede resistirlo. Primero, asegúrese de que no hay pecado en su vida, pecado sin confesar y sin arrepentimiento. Limpie su corazón. Entonces si el diablo le sale al encuentro dígale: "Te resisto, te reprendo y te enfrento en el nombre de Jesucristo. Yo soy salvo. Mi pecado está bajo la sangre del Cordero que es Cristo. Soy nacido de nuevo. Mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo de Dios. Tú no tienes derecho, ni autoridad en mi vida. En el nombre de Jesús, ¡vete!"; y él huirá de usted.

Usted puede ser victorioso
Amigo, Dios nos ha dado la victoria. "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, quien no os dejará ser tentados más de lo que podéis soportar, sino que juntamente con la tentación dará la salida, para que la podáis resistir" (1 Corintios 10:13).

• Contra el mundo, fe. ¡Enamórese de Jesús!
• Contra la carne, huya ¡Salga de ahí!
• Contra el diablo, pelee. Resístalo, porque mayor es el que está en usted que el que está en el mundo (1 Juan 4:4).
Vivamos victoriosamente. ¡Que el Padre selle esta verdad en su corazón! Usted puede conocer la victoria y convertir la tentación en triunfo.


[1] C. C. Mitchell, Let´s Live (Grand Rapids: Revell, 1975)
[2] Letra y música LEMMEL, Helen H. Lemmel, “Pon tus ojos en Cristo”. Tr., C. P. Denyer. Himnario Bautista, #214 (El Paso: Casa Bautista de Publicaciones).

2 comentarios:

  1. bendito sea el nombre de Dios señor Jesucristo realmente me ayudo. ya que estoy siendo tentado en muchos aspectos sobre todo la carne. bendito sea el nombre de jehova!!!

    ResponderEliminar
  2. ¡Hermoso! Las enseñanzas del pastor Rogers siempre fueron y siguen siendo de bendición a mi vida.
    Sembró mucho en la tierra mas ya descansa esperando su recompensa.

    ResponderEliminar