martes, 10 de julio de 2012


ACERCA DE LA FE Y CÓMO TENERLA  Por Adrian Rogers

 


Porque la Escritura dice: Todo aquel que cree en él no será avergonzado. Porque no hay distinción entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos es rico para con todos los que le invocan. Porque todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán sin que sean enviados? Como está escrito: ¡Cuán  hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de las cosas buenas! Pero no todos obedecieron el evangelio, porque Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje? Por esto, la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo.
Romanos 10:11-17
Imagínese que alguien deja dos cartas en la oficina de correos. Una está escrita en un lenguaje fino y elegante, en papel delicado y costoso, pero no tiene estampilla.
La otra carta está escrita a lápiz en papel corriente, está manchada y llena de errores gramaticales y ortográficos, pero sí tiene estampilla. ¿Cuál de las dos cartas llegará a su destino? Por supuesto, la que tiene estampilla. No es la elocuencia ni la forma de nuestras oraciones lo que logra que sean efectivas, es la estampilla de la fe.

Ore, crea, y recibirá.
Ore y dude, y no recibirá.

Si alguna vez en la vida hemos tenido la oportunidad de tener una fe en el Dios omnipotente, que haga temblar la tierra, que mueva montañas, que venza al diablo, este es el tiempo, este es el día y la hora.
No sé lo que usted logre en su vida cristiana, pero yo puedo decirle la unidad de medida que medirá lo que usted logre. La Biblia dice esto clara y sencillamente: "...Conforme a vuestra fe os sea hecho" (Mateo 9:29). No es por su fama, por sus sentimientos o por su fortuna. Tampoco por sus amigos o su destino. Es por su fe que le será hecho. La fe es la unidad monetaria del reino de los cielos.
Cuando usted va buscar alimentos al supermercado, los obtiene con dinero. Pero nosotros recibimos de Dios por fe. La fe es el mayor activo que tenemos. La incredulidad es el obstáculo más grande. La incredulidad es jefe de la maldad. La incredulidad es la madre del pecado, el padre del pecado, el origen del pecado. El pecado de todos los pecados es la incredulidad. La incredulidad hizo pecar a Eva contra Dios en el jardín del Edén, porque no creyó la Palabra de Dios. Los israelitas no entraron a la tierra prometida porque la incredulidad cerró las puertas. La Biblia dice: "Y vemos que ellos no pudieron entrar debido a su incredulidad (ver Hebreos 3:19). La incredulidad de la gente ató las manos de Jesús cuando estaba en su propia ciudad natal. La Biblia dice: "Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos" (Mateo 13:58). El Dios soberano se ha limitado muchas veces a trabajar según la fe, según la creencia del pueblo de Dios.
¿Cuál es el pecado que manda hoy a la gente al infierno? No es, la mentira, el asesinato, la violación o los incendios provocados. Tampoco es la perversión sexual, el orgullo o la arrogancia. ¡Es la incredulidad! ¿Sabe? Jesús murió por todos esos pecados. Todos han sido pagados con su preciosa sangre. La Biblia dice: "El que cree en él no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios" (Juan 3:18). La incredulidad es la que cierra la puerta al cielo.
"¿'Si puedes...'? ¡Al que cree todo le es posible!" (Marcos 9:23). En el reino espiritual, si usted no cree, nada es posible. La Biblia dice en Romanos 1:17: "...el justo vivirá por la fe". Así como usted vive físicamente por medio de la respiración y de la nutrición que obtiene por medio de la comida, también vive espiritualmente por la fe.
Piense en todo lo que recibimos por la fe:
• La salvación: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 5:1).
• La llenura del Espíritu: "para que la bendición de Abraham llegara por Cristo Jesús a los gentiles, a fin de que recibamos la promesa del Espíritu por medio de la fe" (Gálatas 3:14).
• La victoria sobre el mundo. "Porque todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe" (1 Juan 5:4).
• La victoria sobre Satanás: "Y sobre todo, armaos con el escudo de la fe con que podréis apagar todos los dardos de fuego del maligno" (Efesios 6:16).
• Santificación: "...para que reciban perdón de pecados y una herencia entre los santificados por la fe en mí" (Hechos 26:18).
Piense en todos los problemas que surgen cuando no ejercemos la fe:
• Preocupación: "Dios, no creo que puedas controlar esto".
• Soledad: Dios parece lejano.
• Culpa: Nuestra glándula de culpa se sobrecarga porque no confiamos en la limpieza de Dios. La fe es que nosotros creamos en la aceptación de Dios hacia nosotros.
• Desobediencia: Si realmente creyéramos en la Palabra de Dios, no la violaríamos.
Oro para que Dios escriba indeleblemente en su corazón las verdades de este capítulo. ¡Sí, las bendiciones de Dios vendrán a su vida si usted aprende a creerle a Dios!
Es absolutamente necesario que usted aprenda a creerle a Dios. Considere conmigo los siguientes aspectos que le ayudarán a construir una fe vibrante.

La realidad de la fe bíblica

En Romanos 10:11 leemos: "...todo aquel que cree en él no será avergonzado". Para que la fe sea real debe tener un objeto correcto. A veces la gente dice: "Sólo tenga fe, sólo crea". Cuando una persona me dice: "Sólo tenga fe", la primera pregunta que llega a mi mente es: ¿Fe en qué? Cuando dicen: "Sólo crea". Yo pregunto: "¿Sólo crea en qué?". No hay poder en la sola fe. No piense que hay algo místico o mágico en el solo hecho de creer. Su fe no es mejor que el objeto de la misma. La fe puesta en el objeto equivocado es peligrosa. No es la fe la que mueve montañas; es Dios el que lo hace. En Marcos 11:22, la Biblia dice: "Respondiendo Jesús les dijo: 'Tened fe en Dios'''.
Muchas personas piensan en la fe como si fuera un pensamiento positivo. Eso es lo que la gente cree que es la fe. Pero la fe no es un pensamiento positivo, aunque sí le ayudará a pensar positivamente. Y no hay nada de malo con el pensamiento positivo. Pero muchas personas creen que hay algo místico y mágico en el "sólo creer". La realidad de la fe bíblica dada en Romanos 10:11es que debemos creer en él. Su fe no es mejor que el objeto de la misma.
Si usted hace de la fe sólo un pensamiento positivo, ¿sabe lo que le va a suceder? Se va a desanimar, porque llegarán momentos en los que usted intentará pensar positivamente y no lo logrará. Un niño le dijo a su padre:
-Papá, creo que reprobé mi examen de matemática hoy.
El padre le dijo:
-Eso es pensamiento negativo. Debes ser positivo, hijo.
A lo que el niño contestó:
-¡Estoy positivamente seguro de que la reprobé!
Si usted mira a su interior y está intentando pensar positivamente, en realidad encontrará que en lugar de animarse se desanimará. Después de un tiempo entenderá que no tiene lo que necesita y esto le desanimará.

No ponga su fe en la fe
Si usted pone fe en la fe, es un blanco para el diablo.
El diablo vendrá y le dirá:
-No eres tan bueno como para ser salvo.
Usted debe decirle:
-Ya lo sé, pero no tengo la fe puesta en mí.
El diablo le dirá:
-Hay hipócritas en la iglesia.
Usted debe decirle:
-No estoy poniendo mi fe en los hipócritas. Estoy confiando en el Señor.
El diablo le dirá:
-Pero no te sientes como debieras sentirte.
Usted debe decirle:
-No estoy confiando en mis sentimientos. Estoy confiando en el Señor.
Usted puede pensar que entonces se marchará. Pero ¿sabe lo que hará?; esto es lo más astuto de todo. Dirá:
-Si estás confiando en el Señor, ¿cómo sabes que tu fe es lo suficientemente fuerte? ¿Cómo sabes que tu fe es una cosa real?
Ese es su truco más sucio y torcido. Muchos se desaniman y flaquean cuando oyen este argumento de Satanás.
Si alguna vez el diablo intenta esta táctica con usted, sólo dígale:
-No estoy poniendo mi fe en la fe. Mi fe está puesta en Jesús.
La menor cantidad de fe puesta en el objeto correcto es mejor que mucha fe puesta en el objeto equivocado. Nosotros debemos creerle a Dios.
¿Recuerda lo que la Biblia dice en Hebreos 12:2? Debemos tener "puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe...". Es decir, mirando a Jesús. No mire su apariencia. No ponga la fe en su fe. Ponga la fe en Dios. La realidad de la fe no es pensamiento positivo. No es la fe en la fe; es la fe en Dios. Una fe débil puesta en el objeto correcto es mejor que una fe fuerte puesta en el objeto equivocado. Usted puede preguntar: "¿Honrará Dios la fe débil?". Desde luego que sí. Si no lo hiciera, la mayoría de nosotros no recibiríamos nada de él.
En Marcos 9:14-24 encontramos la historia de un hombre que tenía un hijo pequeño que estaba poseído por demonios. Él vino a Jesús y le dijo:
-Si puedes hacer algo, ¡ten misericordia de nosotros, y ayúdanos!
Jesús le dijo:
-¿"Si puedes..."? ¡Al que cree todo le es posible!
Inmediatamente el padre del muchacho clamó diciendo:
-¡Creo! ¡Ayuda mi incredulidad! (vv. 22-24).
Y Jesús le dio justo lo que necesitaba. El hombre tenía una fe débil, pero era una fe débil puesta en Dios. No estoy diciendo que debemos tener una fe débil. Es mucho mejor tener una fe fuerte.
Jesús les dijo a sus discípulos, "...si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá; y se pasará. Nada os será imposible" (Mateo 17:20). ¿Qué estaba diciendo el Señor? La menor cantidad de fe es mayor que la más grande dificultad, si es fe en Dios.
Si usted quiere que su fe se fortalezca, no ponga la fe en la fe. Ponga su fe en Dios. Esa es la manera de tener una fe fuerte: conocer quién es Dios.
Si usted quiere cruzar un puente y no sabe si el puente va a resistir su peso, podría tener miedo y trataría de obligarse a creer. Podría juntar todo su valor para creer y así poder cruzar el puente. Eso sería ridículo. Simplemente mire el puente: Está hecho de concreto y acero, y por encima de él todos los días pasan camiones. Cuando ve el puente y entiende lo que este puede hacer, entonces es fácil para usted cruzarlo.
Cuando usted ve quién es Dios, entonces en lugar de poner su fe en sentimientos positivos y en la fe, la pone en Dios, y su fe crece.
Permítame usar otra ilustración. En la parte norte de los Estados Unidos de América, cerca del nacimiento del río Mississippi, en una ocasión hubo un invierno muy fuerte y el río se congeló en la superficie. Un hombre, en lugar de ir al puente, decidió cruzar caminando sobre el hielo. No vio a nadie más por ahí. Como se veía muy duro y grueso, el hombre dijo: "Creo que puedo cruzar por aquí. No tengo que caminar hasta el puente", y comenzó a cruzar el río caminando sobre el hielo. Cuando había avanzado cierta distancia desde la orilla, miró hacia la otra orilla y pensó: "Quizá no debería estar aquí. Es posible que este hielo no me sostenga. Si caigo, nunca sabrán lo que me pasó. Soy un tonto. ¿Qué estoy haciendo aquí?".
Al darse la vuelta para regresar al otro lado, dijo: "Mejor camino suavemente". Luego pensó: "Mejor gateo, así no pongo todo mi peso en un solo punto". Después pensó: "Eso no es suficiente. Mejor me acuesto bien y me arrastro. Puedo romper el hielo. Que tonto soy. Mi esposa nunca sabrá lo que me pasó". Empezó a llorar, y entonces escuchó un sonido fuerte y crujiente. "Oh", se dijo. "El hielo se está rompiendo, soy hombre muerto". E inclinando su rostro empezó a orar: "Dios, sálvame, ayúdame Señor". El ruido fue acercándose, pero el hielo no parecía romperse. Levantó la cara y ahí estaba un hombre con un grupo de caballos y un carro cargado de leños, llevándolos al otro lado del río. Ese era el crujido que él oía. Cuando lo vio, pegó un salto, se sacudió el hielo y terminó su caminata hasta el otro lado del río.
Ahora, ¿cuál fue la diferencia entre estos dos hombres? El segundo de ellos tenía conocimiento respecto a cómo estaba el hielo en aquel lugar. La realidad de la fe se basa en el conocimiento de Dios. "...aquel que cree en él no será avergonzado" (Romanos 9:33). ¿Quiere usted tener una fe fuerte? No intente creer. Busque conocer a Dios.
"En ti confiarán los que conocen tu nombre..." (Salmo 9:10); "...el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará" (Daniel 11:32).
Esa es la realidad de la fe bíblica. Su fe no es mejor que el objeto de la misma. Usted debe conocer a Dios.

La raíz de fe bíblica

Toda verdadera fe bíblica no sólo está arraigada en conocer a Dios, sino en escuchar del Dios que conoce. "¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?" (Romanos 10:14). Luego en el versículo 17 dice: "Por esto, la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo". Para tener fe, usted debe escuchar a Dios. Usted no puede conocer la voluntad de Dios adivinándola. Este versículo dice que la fe viene. Usted no la genera, ella viene. Dios da la fe. "Porque se os ha concedido a vosotros, a causa de Cristo, no solamente el privilegio de creer en él, sino también el de sufrir por su causa" (Filipenses 1:29). El creer nos es otorgado. Dios nos da la fe.
Nadie puede creer en Dios a menos que él lo haga creer; y entonces, ¿cómo lo hará creer? Dios le da una palabra: "La fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Cristo". Por consiguiente, contrario a la creencia popular, usted no lo declara ni lo exige. Dios habla y usted lo cree y lo recibe. "La fe es la constancia de las cosas que se esperan, la comprobación de los hechos que no se ven" (Hebreos 11:1).
¿Qué significa esperanza? Hoy significa posibilidad o un fuerte deseo. Ese es el significado que le damos hoy a la palabra. Pero amigo, la palabra esperanza en la Biblia no significa lo que el mundo moderno cree. Esperanza en la Biblia significa una firme convicción basada en la promesa de Dios. Eso es esperanza. Significa seguridad fundida con anticipación. Esa es la razón por la que la Biblia llama a la segunda venida de Jesús la "bendita esperanza".
Eso no quiere decir la "bendita probabilidad". Es la "bendita seguridad". ¿Cómo lo sabemos? Porque él lo dijo. Todavía no está aquí, pero sabemos que vendrá. ¿Cómo lo sabemos? Porque él lo ha dicho.
"Es pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan..." (Hebreos 11:1, RV). Seguramente usted sabe lo que significa la palabra sustancia (lo que hay de permanente en un ser; cosa con que otra se alimenta y nutre y sin la cual se acaba). En realidad la palabra griega para sustancia es como la palabra en español. Sustancia implica algo en lo que usted se puede parar. Cuando usted vive por la fe, no está caminando sobre huevos o gelatina. Amigo, la fe no es gelatina. La fe es la sustancia de lo que se espera, cosas que Dios ha dicho. La raíz de la fe es la Palabra de Dios. La fe es por el oír la palabra de Cristo.
¿Cómo comunica Dios su Palabra? Ya dijimos que usted no puede tener fe a menos que Dios le hable. Bien, ¿cómo habla Dios? En el idioma griego hay dos palabras para palabra. Una es lagos. Podríamos decir que lagos es la Biblia, la Palabra escrita que habla de la Palabra viviente. La revelación de Dios, dada en Cristo, revelada en la Biblia, eso es el lagos.
Pero hay otra palabra que se traduce como palabra, y es rema. Esa es la palabra usada en Romanos 10:17. La fe viene por el oír, y el oír por la rema de Cristo. No el lagos sino la rema. ¿Qué significa la palabra rema? Significa pronunciación, palabra hablada. Podríamos llamarla una palabra de la Palabra. Usted toma la Biblia, el lagos, y a medida que lee, ella empieza a hablarle de la Palabra de Dios. Usted recibe la rema del lagos. Recibe un pronunciamiento de Dios, y él habla y usted oye en su corazón.
El predicador es sólo el mensajero que entrega la carta, pero Dios da el mensaje. No es suficiente escuchar un sermón. "¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?" (Romanos 10:14). Usted debe oír a Dios y debe recibir la rema de Dios.
¿Cómo habla Dios? Al usted leer la Biblia u orar, él pone esa porción en su corazón. Dios dice: "Esto viene de mí. Todo es verdad, pero esto es especialmente de mí para ti".
Usted dirá: "Bien, él nunca me habla de esa manera". ¿Está escuchando? ¿Tiene usted tiempos de quietud? ¿Está usted saturado de la Palabra de Dios? ¿Está listo para hacer su voluntad? ¿Quiere escucharlo? ¿Se está reportando para el servicio? La raíz de fe es la rema de Dios.

El resultado de la fe bíblica

¿Cuál es el resultado, el propósito de la fe? ¿Qué hace la fe bíblica? La fe no es hacer la voluntad del hombre en el cielo; es la voluntad de Dios hecha en la tierra. El resultado de la fe es la voluntad de Dios.
Recuerde que ya le dije que usted no puede tener fe a menos que escuche a Dios. ¿Sabe lo que va a oír cuando escuche a Dios? Va a oír la voluntad de Dios. Cuando él habla, dice: "Esto es lo que quiero que se haga, por consiguiente, quiero que lo creas".
Usted no puede tener fe en algo que no es la voluntad de Dios. Si no es la voluntad de Dios, no puede haber posibilidad de tener fe respecto a eso. ¿Por qué? Porque la fe es un regalo de Dios. La fe viene de oír la Palabra de Dios, y él no le va a dar ni una palabra de algo que no sea su voluntad. Eso es maravilloso porque Dios está en control. No crea que usted sencillamente pueda creer cualquier cosa que quiera y la obtendrá.

El toque de Midas
Si yo tuviera suficiente fe, ¿podría convertir mi automóvil en oro sólido? No, a menos que Dios quisiera que eso sucediera. Eso mantiene a Dios en control. ¿Recuerda haber oído hablar del rey Midas? Se dice que él quiso que todo lo que tocara se convirtiera en oro. Sencillamente amaba el oro y su deseo se hizo realidad. Él dijo: "Ahora voy a ser muy rico. Todo lo que quiera se convertirá en oro". Pero cuando fue a tomar su comida, esta se le convirtió en oro y no la pudo comer. Cuando besó a su hermosa hija, ella dejó de ser la hija a quien podía amar. Lo que él pensó que sería una bendición se convirtió en una maldición.
Si usted tuviera fe ilimitada, esta se convertiría en una maldición para usted. Si sólo pudiera decir: ''Yo puedo creer y obtener lo que quiera", enredaría las cosas. Esto lo pondría en el asiento del conductor en lugar de Dios. El resultado de la fe es que la voluntad de Dios se haga.
Usted dirá: "Ah, eso significa menos bendiciones para mí". No, significa más bendiciones para usted porque, como lo dije antes, la voluntad de Dios no es algo que usted debe hacer, es algo que usted logra hacer.
''Y esta es la confianza que tenemos delante de él: que si pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye" (1 Juan 5:14).
• ¿Cuál es la realidad de la fe? La fe en Dios.
• ¿Cual es la raíz de la fe? Escuchar a Dios.
• ¿Cuál es el resultado de la fe? Que se haga la voluntad de Dios.

La liberación de la fe bíblica

¿Cómo libera la fe? ¿Qué hace? ¿Cómo se convierte en una experiencia privada, personal? ¿Cómo liberará su fe hoy? La verdadera fe hace mucho más que sólo creer. La verdadera fe obedece. Si lo que usted dice creer no se traduce en acciones, usted no lo cree realmente.
La palabra creer en el idioma inglés es believe; y viene del inglés antiguo live by (vivir por). Vivimos por lo que creemos. Lo demás es sólo conversación religiosa. Permítame decirle qué es fe. Fe es la creencia con pies.
Usted pudiera decir: "No tengo la culpa de no poder creer. Es culpa de Dios por no darme fe. Usted dijo que nadie puede creer a menos que Dios le hable, y quizá Dios no me ha hablado, así que no es mi culpa".
Justo antes de Romanos 10:17: "La fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Cristo", está el versículo 16, que dice: "mas no todos obedecieron el evangelio ...". Ellos oyeron, pero no obedecieron. Si Dios habló, ¿por qué no obedecieron? ¿Por qué no creyeron? No todos somos creyentes. En el versículo 21 de este mismo pasaje dice: "Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo desobediente y rebelde".
Dios está hablando, pero no todos obedecerán el evangelio. No todos liberarán su fe. Dios abre su mano, pero hay personas rebeldes y contradictoras que debaten. Oyen la Palabra de Dios y él les habla. El Espíritu Santo dice: "Sí, eso es verdad", pero ellos lo llevan más allá de la barrera del juicio de su mente, y dicen: ''Yo no pienso creer eso".
Usted puede creer si quiere. La incredulidad nunca sale de la cabeza sino del corazón. "Mirad... que no haya en ninguno de vosotros un corazón malo de incredulidad que os aparte del Dios vivo" (Hebreos 3:12). Pero luego, ¿que no es la fe un regalo de Dios? Sí, lo es; tal como lo es el respirar. Dios da el aire y Dios da los pulmones, pero usted se puede ahogar si quiere.
Permítame resumido con algunos consejos claros y prácticos para que tenga una fe victoriosa:
• Satúrese con las Escrituras. Recuerde que la fe viene por escuchar a Dios.
• Dedíquese al Salvador. Recuerde que la fe no es mejor que el objeto de la misma. No es tanto una gran fe en Dios, sino una fe en un gran Dios.
• Sepárese del pecado. El pecado sin confesar es un asesino de la fe. No sea desobediente y espere tener fe. Lea de nuevo Romanos 10:21. Si está teniendo problemas con la fe, arrepiéntase.
• Actívese por el Espíritu. ¿Recuerda el viejo himno que decía: "Obedecer y confiar en Jesús". Recuerde que debemos obedecer el evangelio. La fe real es la creencia con pies. ¡Comience ya!

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