martes, 10 de julio de 2012


CÓMO DISCERNIR LA VOLUNTAD DE DIOS  Por adrian Rogers


Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas.
Proverbios 3:6
Pensemos acerca de la voluntad de Dios para su vida. Su gran deseo debe. ser conocer esa voluntad. Su gran deleite será hacer esa voluntad. Su gran peligro es negarse a hacer esa voluntad. Nada está bien para usted si no es la voluntad de Dios.

Seis mitos respecto a la voluntad de Dios

Hay aproximadamente seis mitos respecto a la voluntad de Dios, y quiero ayudarle a destruirlos y sacarlos de su mente.

1. El mito del mapa

El primero es el que yo llamo el mito del mapa. Este mito consiste en creer que Dios le va a dar un mapa, señalándole el camino de su voluntad. Dios no le da un mapa, y me alegro de que no lo haga porque si lo hiciera, pienso que sería aburrido y le quitaría todo el encanto a la vida dirigida por Dios de la manera en que él nos dirige. Su voluntad no es un mapa, es una relación. Así que no crea que Dios va a decir: "De aquí en adelante vas a estar haciendo esto por cinco años. De aquí a diez años vas a estar haciendo aquello. Aquí estarás durante tres años, y luego estarás allí durante otros dos". No, él no hace eso. ¿Recuerda cómo Dios guió a los hijos de Israel por el desierto? Con una columna de nube durante el día y una columna de fuego durante la noche. Ellos no tenían que saber hacia dónde se dirigían. Todo lo que tenían que hacer era preguntar: "¿Puedo ver la columna de nube? ¿Puedo ver la columna de fuego?". Yeso es lo que usted necesita saber: ¿Tengo su presencia, su presencia consciente conmigo?

2. El mito de la miseria

El segundo es el mito de la miseria. Si hago la voluntad de Dios, va a ser doloroso. Dios es alguien así como un aguafiestas celestial; si digo que haré lo que quieres que haga, dondequiera que sea, cuando quieras y al costo que sea, terminaré siendo un misionero en lo más profundo de alguna remota selva. Quizá sea comido por caníbales o algo así.
Algunas personas tienen miedo de Dios. Pero lo que en verdad temen es rendirse al Señor, aunque Dios es un Dios amoroso y quiere para nosotros lo que querríamos si tuviéramos la suficiente lógica para quererlo. Dios es un Dios amoroso. No crea en el mito de la miseria.

3. El mito del misionero

Luego está lo que llamo el mito del misionero. La voluntad de Dios es sólo para cierta clase de personas. Dios llama a predicadores y a misioneros, pero no llama a personas comunes y corrientes. Escuche, Dios tiene un plan para el evangelista y para la secretaria. Él tiene un plan para el predicador y para el plomero. Tiene un plan para el maestro de la Escuela Dominical y para el banquero. Dios tiene un plan para todos nosotros. Así que no diga: "Espero que los misioneros puedan sentir el llamado de Dios. Espero que los predicadores puedan sentir el llamado de Dios en su vida". Repórtese para el servicio sin importar quién sea usted.

4. El mito del milagro

Después está el mito del milagro. Parece que tiene que suceder algo dramático para que usted sepa cuál es la voluntad de Dios. Tiene que ver alguna señal, escuchar alguna voz o algo así.
Aunque Dios puede hablar milagrosamente, por lo general no lo hace. En 1 Reyes 19:11, 12, Dios le habla a Elías: "Él le dijo: 'Sal afuera y ponte de pie en el monte, delante de Jehovah'. Y he aquí que Jehovah pasaba. Un grande y poderoso viento destrozaba las montañas y rompía las peñas delante de Jehovah, pero Jehovah no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero Jehovah no estaba en el terremoto. Después del terremoto hubo un fuego, pero Jehovah no estaba en el fuego. Después del fuego hubo un sonido apacible y delicado".
Muchas personas que conozco quieren "terremotos" en lugar de "temblores". Quieren un ciclón o un incendio forestal. Quieren algo espectacular para conocer la voluntad de Dios. Si usted por lo general quiere saber cuál es la voluntad de Dios para su vida, ahí está el sonido apacible.
Primero está oscuro, después viene el alba grisácea, luego vienen los colores y las sombras, y después de un rato es pleno mediodía. Y pronto usted está conociendo la voluntad de Dios para su vida. Proverbios 4:18 dice: "la senda de los justos es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que es pleno día".

5. El mito de perdí la oportunidad

Luego está el mito de perdí la oportunidad. Usted dirá: ''Ya perdí mi oportunidad. Cuando era joven Dios tenía un plan para mi vida. Ahora estoy viejo, creo que él probablemente quería que yo fuera un misionero y ahora es demasiado tarde para mí".
Nunca es demasiado tarde para usted. Dios tiene un plan para su vida y en cada etapa de ella. Usted puede haber perdido la oportunidad del plan original de Dios para usted, pero me encanta el versículo de Joel 2:25 donde Dios dice: ''Yo os restituiré los años que comieron la oruga, el pulgón, el saltón y la langosta... ". ¿No es eso magnífico? Así que, si usted cree haber desperdiciado algunos años, permita que Dios le dé un nuevo comienzo.

Volando bajo el "control de misión" de Dios
Servía en una iglesia en Cabo Kennedy cuando por primera vez escuché de los misiles teledirigidos. Cada misil en la plataforma de lanzamiento tiene un plan, una trayectoria, un camino cuidadosamente trazado para su vuelo. Aún así, difícilmente vuelan según el plan original. Tienen computadoras a bordo, y los propulsores empiezan a virar y girar, y si un misil se desvía de su plan original, entonces replanean su trayectoria. Si vuelven a desviarse, vuelven a planear. Siempre están replaneando el curso. Es posible que nunca sigan el plan originalmente trazado, pero nunca están fuera de control.
Si usted perdió el plan de Dios, sólo deje que él lo reprograme donde está. Sin embargo, si alguno de esos misiles se devolviera dirigiéndose hacia la plataforma de lanzamiento, ellos oprimen el botón y ¡bum! Eso es todo. Nunca permita que eso le pase a usted.
No se rebele contra Dios, pero tampoco piense que es demasiado tarde para usted si ha perdido su plan.

6. El mito del misterio

Por último está el mito del misterio. Es como si la voluntad de Dios fuera un misterio. Como si Dios dijera: "Tengo una tarea para ti, y no te voy a decir cuál es. Busca y mira a ver si la descubres". Eso es algo absurdo. Sería como si yo le dijera a mi hijo:
-Hijo, hay algunas cosas que quiero que hagas. Si las haces, serás muy feliz, y te recompensaré. Si no las haces, te castigaré y serás muy infeliz.
-Bien, papá, ya que me lo has explicado, ¿qué quieres que haga? -diría mi hijo.
-No te lo diré. Tú puedes deducirlo, pero más vale que no te equivoques.
No, no y no. Eso sería ridículo. Dios quiere que usted conozca cuál es su voluntad.

Aclaremos estos mitos

Si usted pudiera encontrarse cara a cara con Jesús y pudiera preguntarle algo sobre usted, ¿qué le preguntaría? Creo saber. Sería esto: "Señor, ¿qué quieres que haga?".
Yo creo que en las palabras del apóstol Pablo, al encontrarse con Jesús camino a Damasco, está implícita esa pregunta (ver Hechos 9). Es esa la mejor manera de conocerla voluntad de Dios, preguntándole a él, "qué quieres que haga".
El apóstol Pablo preguntó: "qué quieres que haga", cuando se encontró con Jesús en el camino a Damasco. Este pasaje (Hechos 9) es el que nos dice mejor que ningún otro cómo conocerla voluntad de Dios para nuestras vidas.
"Entonces Saulo, [ese era su nombre antes de convertirse en el gran apóstol Pablo] respirando aún amenazas y homicidio contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas en Damasco, con el fin de llevar preso a Jerusalén a cualquiera que hallase del Camino..., ["el Camino" era el nombre con el que identificaban a los cristianos "la gente del Camino"] (Hechos 9:1, 2). Los estaban tomando como prisioneros y llevándolos a Jerusalén. Algunos eran puestos en prisión y otros eran asesinados.
"Mientras iba de viaje, llegando cerca de Damasco, aconteció de repente que le rodeó un resplandor de luz desde el cielo. Él cayó en tierra y oyó una voz que le decía:
-Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Y él dijo:
-¿Quién eres, Señor?
Y él respondió:
-Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que te es necesario hacer" (Hechos 9:3-7).
Esta es una promesa maravillosa para Saulo respecto a cómo conocer la voluntad de Dios para su vida: Dios le haría saber lo que debía hacer. Vamos a encontrar algunos principios acerca de cómo podemos conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas. Saulo le hizo una gran pregunta al Señor, y en mi opinión otra gran pregunta estaba implícita:
• Primera: "¿Quién eres, Señor?".
• Segunda: "¿Qué quieres que haga?".

¿Puede usted pensar en dos preguntas mejores? "¿Quién eres, Señor?" y "¿qué quieres que haga?".
Pablo pasó el resto de su vida aprendiendo la respuesta a esas dos grandes preguntas. Exactamente, quién era Jesús, y qué tarea tenía Jesús para él. Hoy nosotros necesitamos hacer las mismas preguntas.

Misiles teledirigidos, hombres y mujeres descarriados
El hombre ha sido descrito como una criatura ingeniosa que ha perdido su camino en la oscuridad. Esta es una época en la que no nos sorprende nada de lo que pueda pasar. La tecnología nos llega tan rápido que es como si estuviéramos tomando agua de una manguera para incendios.
Sin embargo, en esta época de los misiles teledirigidos, tenemos muchos hombres y mujeres descarriados. Puede que las personas quieran conocer la voluntad de Dios para su vida, pero no pueden conocer la voluntad de Dios por ellas mismas. En Jeremías 10:23, leemos: "Reconozco, oh Jehovah, que el hombre no es señor de su camino, ni el hombre que camina es capaz de afirmar sus pasos". Eso quiere decir que nosotros sencillamente no tenemos lo que necesitamos para conocer la voluntad de Dios por nosotros mismos.
Permítame darle algunos principios a partir de la historia de Saulo narrada en el capítulo 9 de Hechos.

Primer principio: La guía es una promesa

La guía es una promesa. "...levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que te es preciso hacer" (Hechos 9:6). Usted dirá: "Eso fue hace mucho tiempo y fue para Saulo. No puede ser una promesa para mí". Entonces permítame darle unos versículos más:
"Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2:10). Este versículo nos enseña que somos obra de sus manos. Es decir, hemos sido salvos por la gracia de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras que Dios preparó de antemano para que andemos en ellas. Dios tiene un plan ordenado para nosotros desde antes que este se desarrolle.
"Por Jehovah son afirmados los pasos del hombre, y él se complacerá en su camino" (Salmo 37:23). Dios ordena sus pasos, uno por uno, ese es el plan de Dios para usted.
"Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos" (Salmo 32:8).
¿Qué significa esto? Cuando mis hijos eran pequeños, se sentaban en la segunda o tercera banca mientras yo predicaba. A veces se portaban mal y nadie lo notaba, excepto yo. Pero podía decirles con la mirada: "Si no se portan bien, serán castigados cuando lleguemos a casa". Hombres, ¿alguna vez, mientras han estado en un restaurante, han empezado una conversación y al recibir la mirada de su esposa se han dado cuenta de que no deben seguir hablando de ese asunto? Es maravilloso que podamos tener ese mismo tipo de relación íntima con el Señor en la que él "nos dirige con su mirada".
Piense en otras promesas:
"Jehovah te guiará siempre..." (Isaías 58:11). Esa es una promesa sólida.
"Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas" (Proverbios 3:6). ¡Qué promesa tan maravillosa!
Lo que Dios le dijo a Saulo no fue sólo para él. Gracias a Dios que esa promesa también es para nosotros. Tengo un Padre sobre mí, que está controlando todas las cosas. Tengo un Salvador a mi lado, que dirige mis pasos. Tengo al Espíritu Santo dentro de mí, que me da energía y afecta mi corazón, mi mente y mi voluntad.
Ahora, habiendo dicho esto respecto a la dirección y la voluntad de Dios prometidas, quiero que usted aprenda algunas cosas sobre la voluntad de Dios.

La voluntad soberana de Dios

Primero está su soberana, absoluta o prevaleciente voluntad. Sus propósitos nunca pueden ser frustrados. Sin importar lo que usted haga, diga o piense, la soberana voluntad de Dios se va a cumplir. Ni una hoja de un árbol se mueve sin el control de su poder, ni una gota de lluvia cae a menos que él esté a cargo de todo. "Muchos planes hay en el corazón del hombre, pero sólo el propósito de Jehovah se cumplirá" (Proverbios 19:21).

La voluntad permisiva de Dios

No sólo está la voluntad soberana de Dios. También está su voluntad general o permisiva. Por ejemplo:
"El Señor... es paciente para con nosotros, porque no quiere que nadie se pierda... (2 Pedro 3:9).
"Porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación..."(1Tesalonicenses 4:3).
"Quiero, pues, que los hombres oren..." (1 Timoteo 2:8).
Esta es la voluntad permisiva de Dios, pero no todos hacemos esta voluntad. Dios en su soberanía le ha concedido al hombre una libre voluntad con la que también puede desobedecerle. "Llamo hoy por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que he puesto delante de vosotros la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tus descendientes" (Deuteronomio 30:19).

La voluntad personal de Dios

Dios tiene una voluntad para cada uno de nosotros. Él tiene tantos planes como gente, y está interesado en cada individuo. En realidad, "...aun vuestros cabellos están todos contados" (Mateo 10:30). "Por Jehovah son afirmados los pasos del hombre..." (Salmo 37:23). Dios tiene un plan para mi vida, para su vida y para la vida de cada uno de nosotros.
Permítame resumido de esta manera:
• La voluntad soberana de Dios es que los reinos de este mundo lleguen a ser los reinos de nuestro Señor y su Cristo. Eso va a suceder, ¡aleluya!
• La voluntad permisiva de Dios es que hagamos elecciones correctas. Por ejemplo, los cristianos no deben casarse con incrédulos, pero a veces, trágicamente, lo hacen.
• Creo que la voluntad personal de Dios para mí era que me casara con Joyce. Mire, yo creo que Dios la acercó a mí y me acercó a ella. Puedo recordar cuando la acompañaba desde la iglesia o la escuela y la dejaba en la puerta de su casa, y por todo el camino de regreso me iba orando: "Oh, Dios, ¡haz que me case con esa muchacha!". Y él lo hizo.
La Palabra de Dios enseña que Dios tiene un plan especial, un plan específico, un plan personal para cada uno de nosotros. Él ordena nuestros pasos y eso es asombroso; es maravilloso que el Soberano del universo se interese por nosotros.

Él conoce su nombre
Hemos aprendido la manera en que debemos orar: "Padre nuestro que estás en los cielos: Santificado sea tu nombre..." (Mateo 6:9). Un niño pequeño oró de la siguiente manera: "Padre del cielo, ¿cómo sabes mi nombre?". Él lo sabe. Él sabe su nombre. Usted no es una casualidad ni un accidente. Dios trata con cada uno de nosotros individualmente.

Segundo principio: La guía es provisional

Ahora veamos el segundo principio. La dirección no sólo es una promesa, sino que también es una provisión. Hay algunas provisiones bíblicas si conocemos la voluntad de Dios.

Disposición

Usted debe estar dispuesto a conocer la voluntad de Dios. ¿Está usted realmente dispuesto a hacer la voluntad de Dios? Si no, es posible que no llegue a saber cuál es esa voluntad. A veces las personas quieren construir una casa y ya tienen en mente el tipo de casa que quieren. Quizás ellos la han dibujado en un pedazo de papel sobre la mesa de la cocina, y entonces buscan un arquitecto. En realidad no le piden al arquitecto que diseñe su casa desde el principio, sino que le dicen: "Este es el tipo de casa que quiero. Esto es lo que yo quiero, ahora diséñela".
Me temo que esa es la manera como a veces nosotros nos acercamos a Dios. Decimos: "Señor, aquí está lo que yo quiero para mi vida. Ahora, diseña un plan para mi vida". Realmente estamos pidiéndole que sobreponga y conforme su voluntad a la nuestra.
Supe de un vagabundo que pasó toda su vida caminando por el país de un lado al otro. Alguien le preguntó:
-¿Cómo decide qué camino tomar?
-Realmente para mí no hay ninguna diferencia. Sólo voy –contestó él.
Entonces le preguntaron:
-¿Qué hace usted si cuando va caminando llega a un punto donde el camino se bifurca? ¿Qué hace para determinar cuál camino tomar?
-Sencillo. Tomo un palo y lo tiro al aire, y al caer al suelo, sigo por el lado donde indique el palo -dijo; y luego añadió-; a veces tengo que tirarlo seis o siete veces para que caiga bien.
Muchos de nosotros somos así. Decimos: "usted sabe, yo sólo quiero hacer la voluntad de Dios". Pero seguimos tirando el palo hasta que caiga hacia el camino que queremos tomar.
¿Está usted realmente dispuesto? Pregúntese honestamente: "¿En realidad y con toda sinceridad quiero hacer la voluntad de Dios?". Usted debe tener disposición.

Mansedumbre

La Biblia dice que después de que Saulo se encontró con el Señor en el camino a Damasco: "...fue levantado del suelo, y aun con los ojos abiertos no veía nada. Así que, guiándole de la mano, le condujeron a Damasco" (Hechos 9:8). Es obvio que aquel, que una vez fuera un orgulloso y arrogante fariseo, ahora era manso de espíritu.
En el Salmo 25:9 (RVR-1960) leemos: "...enseñará a los mansos su carrera". ¿Sabe usted el significado de la palabra manso? Significa "espíritu enseñable y quebrantado". En tiempos antiguos los vaqueros atrapaban a un semental salvaje y lo golpeaban para "amansarlo". No lo lisiaban porque querían mantener su fuerza. Querían conservar su fuerza y velocidad. Pero también lo hacían para poder ponerle una silla de montar y un freno.
¿Ha podido Dios alguna vez ponerle una silla de montar y un freno a usted? ¿Ha llegado al punto de decir: "Señor, qué quieres que haga"? ¿Es Jesucristo de verdad su Señor? ¿Es usted manso y dócil? A veces un muchacho de 14 años puede escaparse de la escuela diciendo: "No me pueden enseñar nada". Si esa es su actitud, probablemente tenga razón. No le pueden enseñar nada porque no tiene un espíritu dócil.

Franqueza

Debemos preguntarle al Señor: "¿Qué quieres que haga?". En otras palabras: "estoy abierto". No debemos decir: "Ahora Señor, esto es lo que quiero hacer. Ayúdame a hacerlo". Simplemente estemos abiertos a la voz de Dios. Mire, Dios hablará, pero usted debe escuchar su voz. Muchas veces él habla con un sonido apacible y delicado, con una voz suave; él no grita (ver 1 Reyes 19:11, 12).Esa es otra razón por la que debemos reportarnos por la mañana para el servicio.
¿Tiene usted un "tiempo devocional"? Si Dios habla con voz suave, usted debe tener un "tiempo devocional" para oírlo. Si está rodeado de mucho furor, alboroto y ruido y alguien le está susurrando, no lo oirá. Es por eso que usted necesita tener un "tiempo devocional" para decir: "Señor, ¿qué es lo que realmente quieres que haga?".
Nuestra oración debe servir tanto para escuchar a Dios como para hablarle ¿Ha tenido usted alguna vez una conversación con una persona que sólo habla ella y no lo deja a usted hablar? Esas personas creen que están teniendo una conversación, pero lo que en verdad están haciendo es pronunciando un discurso. Me temo que nuestra oración a veces es así. Decimos: "Escucha Señor que tu siervo habla", en lugar de, "habla Señor, que tu siervo escucha" (ver 1 Samue13:10).

Sumisión

Usted debe rendirse a la voluntad de Dios. No es suficiente conocer la voluntad de Dios, ni es suficiente escuchar a Dios. Usted debe decir: "Señor, estoy listo para hacer tu voluntad".

"Entonces Saulo fue levantado del suelo, y aun con los ojos abiertos no veía nada. Así que, guiándole de la mano, le condujeron a Damasco. Por tres días estuvo sin ver, y no comió ni bebió.
Había cierto discípulo en Damasco llamado Ananías, y el Señor le dijo en visión:
-Ananías.
Él respondió:
-Heme aquí, Señor.
El Señor le dijo:
-Levántate, ve a la calle que se llama La Derecha y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo de Tarso; porque he aquí él está orando...
Entonces Ananías fue y entró en la casa; le puso las manos encima y dijo:
-Saulo, hermano, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recuperes la vista y seas lleno del Espíritu Santo" (Hechos 9:8-11, 17).
En este episodio aprendemos que Dios envió a un mensajero para instruir a Saulo. Aquel hombre llamado Ananías supo de Dios que Saulo era un vaso escogido para extender el evangelio. Vemos a aquel orgulloso fariseo, Saulo, ahora sumiso a las instrucciones de un discípulo de Jesús poco conocido. Eso es sumisión.
Si usted no está dispuesto a rendirse a la voluntad de Dios, ¿por qué debería Dios mostrarle su voluntad?

¿Para qué?

Imagínese a alguien que llega a una estación de servicio empujando un automóvil viejo, con las cuatro llantas desinfladas, los guardabarros golpeados, sin agua en el radiador, sin aceite en el motor y el tanque de gasolina oxidado. Es toda una chatarra. El dueño del automóvil le dice al dependiente:
-Llénelo.
El hombre mira el automóvil y pregunta:
-¿Qué?
El dueño le dice:
-Llénelo.
El dependiente le pregunta:
-¿Para qué?
Nosotros decimos:
-Dios, muéstrame tu voluntad.
Dios nos pregunta:
-¿Para qué, si no te sometes?
Si usted no está listo para hacer la voluntad de Dios, ¿por qué habría él de mostrársela? ¿Estaría usted dispuesto a rendirse lo suficiente como para firmar el contrato y decirle: "Ahora, Dios, escríbelo tú"?
Si usted une todas estas cosas, va a conocer la voluntad de Dios para su vida. Ahora dirá: "Un momento. No puedo firmar este contrato antes de leerlo". Bien, en un negocio con otro hombre yo diría que es una idea sabia, pero con Dios es falta de confianza. Romanos 12:1, 2 dice: "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena agradable y perfecta". Puede que usted no conozca esa voluntad, pero la Escritura dice que es buena, agradable y perfecta. Dios lo promete. Él tiene una voluntad maravillosa para su vida.

Tercer principio: La guía es práctica

Somos guiados por los milagros de Dios

A veces Dios guía por medio de milagros. Aunque no es una manera común, a veces él obra de manera sobrenatural con visiones, sueños y milagros. Él guió a Saulo por medio de un milagro. Jesús se le apareció; hubo una luz resplandeciente, Saulo cayó al piso y el Señor le habló con voz audible. A mí nunca se me ha aparecido de esa manera, pero en verdad es posible, aunque no es la regla. Esta es una excepción que demuestra la regla de Dios de obrar normalmente. Pero aun así no nos atrevemos a hacer a un lado los milagros.

Somos guiados por la Palabra de Dios

En Hechos capítulo 9, Dios, además de hablarle a Saulo por medio de un milagro, le habló por medio de su Palabra: "...Yo soy Jesús, a quien tú persigues" (Hechos 9:5).
Saulo ya estaba lleno de la Palabra de Dios. Justo antes de esto había oído a Esteban predicar uno de los sermones más grandes jamás predicados, y estuvo presente cuando fue apedreado hasta morir (ver Hechos capítulo 7). Ahora el Señor mismo le estaba hablando.
Recuerde que Saulo era un fariseo saturado de la Palabra de Dios. Todo esto empezó a unirse a medida que la Palabra de Dios le iba hablando a aquel hombre. Mucho de la voluntad de Dios para su vida se encuentra en la Biblia.
Permítame decirle algo, y preste mucha atención. Nunca busque la voluntad de Dios respecto a algo que Dios haya hablado o prohibido claramente. Eso es arrogancia y es peligroso. Es insensato e infame pretender conocer la voluntad de Dios sin conocer su Palabra. Si él lo ha dicho en su Palabra, ¡esa es la voluntad de Dios para usted!

Somos guiados por personas de Dios

Usted entenderá que Dios usará a otras personas para ayudarle a conocer la voluntad de él para su vida. "Había cierto discípulo en Damasco llamado Ananías, y el Señor le dijo en visión:
-Ananías.
Él respondió:
-Heme aquí, Señor.
El Señor le dijo:
-Levántate, ve a la calle que se llama La Derecha y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo de Tarso; porque he aquí él está orando, y en una visión ha visto a un hombre llamado Ananías que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista" (Hechos 9:10-12). Dios usó a Ananías para ayudarle a Saulo a conocer su voluntad.
¿Será posible que Dios me esté usando para ayudarle a usted ahora mismo? Usted también puede ser usado por Dios para ayudar a otras personas. A menudo encontrará la voluntad de Dios de manera maravillosa en el contexto de una iglesia cristiana y con otros creyentes.
Si usted está recibiendo instrucción, estímulo o dirección por parte de un hermano o una hermana, asegúrese de que ellos estén caminando en el Espíritu. Dios le confirmó a Saulo que Ananías venía de parte de él. Dios también le confirmará a usted si alguien viene de parte de él.
Gracias a Dios por las personas que nos dan consejos sabios. Proverbios 24:6 dice: "Porque con estrategia harás la guerra, y en los muchos consejeros está la victoria". Dios es el consejero supremo y nosotros tenemos que obedecerle a él antes que a los hombres. Pero no sea arrogante pensando que no puede aprender de otras personas.

Somos guiados por el Espíritu de Dios

Otra forma como usted puede conocer la voluntad de Dios es por la guía del Espíritu de Dios. Este es el testigo interno. "Entonces Ananías fue y entró en la casa; le puso las manos encima y dijo: 'Saulo, hermano, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recuperes la vista y seas lleno del Espíritu Santo'" (Hechos 9:17). Saulo también encontró la voluntad de Dios por el Espíritu de Dios.
El Espíritu Santo de Dios nos conduce. Otro versículo maravilloso es Romanos 8:14: "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios". Es muy claro, ¿verdad? "Guiados por el Espíritu de Dios". Y Gálatas 5:18: "Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley".
Así es que el Espíritu Santo de Dios guía. Y me encanta la frase "guiados por el Espíritu".
El Espíritu Santo nunca empuja. Él guía y dirige. Si usted siente una mano en su espalda empujándolo, no es el Espíritu Santo. Él es amable. Conozco gente compulsiva e impulsiva. No son personas que se dejan guiar. Son por lo regular religiosas y con frecuencia peligrosas.
Nosotros somos guiados por el Espíritu de Dios. Él guía, no grita. Recuerde el sonido apacible y delicado. Es muy interesante y muy mística la manera como Dios dirige.
Pero todos tenemos historias maravillosas para contar. Yo debía ir a una reunión en el centro de la ciudad de Memphis, Tennessee en los Estados Unidos de América, y pensé que el hombre con quien iba a ir, otro pastor, iba a pasar a recogerme. A las 7:30 caí en la cuenta de que él no iba a pasar. Se suponía que yo debía estar en el centro de la ciudad a esa hora para un desayuno de trabajo. Ya era demasiado tarde. Recuerdo como si fuera ayer que estaba frente al refrigerador orando en voz alta: "Señor, ¿qué quieres que haga?". "Es demasiado tarde para ir a esa reunión, y ¿qué quieres que haga?". Sentía en mi corazón el impulso de invitar a mi esposa a desayunar. Ahora, aquí sigue lo más extraño. Dije: "Bien, Señor, la llevaré a desayunar. ¿Adónde debo llevada?". Generalmente no oro respecto a dónde ir a desayunar. Pero yo no sólo estaba pensando aquella oración, sino que la estaba verbalizando, hablando en voz alta. No había nadie más en la cocina, sólo el Señor, y le dije: "Señor ¿a dónde la llevo?". Entonces sentí el impulso: "Llévala al hotel Holiday Inn que está en Alamo 1240".Así que le dije a Joyce: Vamos" a desayunar al hotel Holiday Inn".
Ya estábamos desayunando en la mesa que estaba al lado de la ventana, cuando un auto llegó y aparcó justo al frente. Cuando el conductor nos miró, se bajó del auto y entró donde estábamos, y me dijo:
-Usted es Adrian Rogers, ¿verdad?
-Sí señor -le respondí.
Y él dijo:
-No lo puedo creer. Usted es la única persona en todo el mundo a quien yo necesitaba ver hoy -dijo.
Luego, me compartió un gran problema que tenía en su casa.
-Oh, yo sé que mi esposa confiará en usted. ¿Hablaría usted con ella hoy, por favor?
-Si van a nuestra casa, lo haré -le dije.
Más tarde, ese sábado él y su esposa fueron a nuestra casa. Oraron en mi estudio y recibieron a Jesús en su corazón. Fue glorioso. Esas dos personas han sido miembros activos en nuestra iglesia durante aproximadamente dos décadas. Son personas maravillosas, creyentes piadosos, y sólo puedo creer que aquel día Dios me puso como un misil teledirigido al frente de esa ventana. El hombre dijo: "No lo puedo creer. Usted es el único hombre en toda esta ciudad a quien necesitaba ver, y aquí está". Pues bien, Dios sólo me dijo: ''Ve a desayunar al hotel Holiday Inn".
Es seguro que si todos estuviéramos andando en el Espíritu, sucederían más cosas. Pero suceden suficientes como para hacemos saber que debemos seguir esos dulces impulsos del Espíritu Santo. Y yo creo que el Espíritu de Dios en verdad nos guía de maneras místicas. Algunas personas están en contra de eso, pero yo soy lo suficientemente místico como para creer que el Espíritu Santo de Dios sencillamente nos dirige de esa manera.

Somos guiados por la sabiduría de Dios

Mire Hechos 9:20-22: "Y en seguida (Saulo) predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo:
-Este es el Hijo de Dios.
Todos los que le oían estaban atónitos y decían:
-¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre? ¿Y no ha venido acá para eso mismo, para llevarles presos ante los principales sacerdotes?
Pero Saulo se fortalecía aun más y confundía a los judíos que habitaban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo". Es obvio que ahora Saulo sencillamente había sido provisto de sabiduría sobrenatural porque estaba lleno del Espíritu.
La Biblia dice en Efesios 5:15-18: "Mirad, pues, con cuidado, cómo os comportáis; no como imprudentes sino como prudentes, redimiendo el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino comprende cuál es la voluntad del Señor. Y no os embriaguéis con vino, pues en esto hay desenfreno. Más bien, sed llenos del Espíritu". Dios da la sabiduría. ¿Qué es sabiduría? Sabiduría es ver la vida desde el punto de vista de Dios. Y cuando usted llega a ser salvo y se rinde, caminando en el Espíritu y lleno del Espíritu, encuentra que tiene la mente de Cristo.
No tema usar su mente. ¿Para qué habría de renovar Dios su mente si no quisiera que la usara? Nosotros tenemos la mente de Cristo. La voluntad de Dios no se encuentra con los ojos llorosos ni ardor en el corazón, con la piel erizada, ni sintiendo escalofríos. No, se trata del santo sentido común. Santiago 1:5 dice: ''Y si a alguno de vosotros le falta sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos con liberalidad y sin reproche; y le será dada".
Aclare sus motivaciones, enderece su corazón y luego haga lo que piensa. No tema usar su mente. El doctor J. L Packer dijo que "sabiduría es el poder de ver, y la inclinación a escoger la mejor y más alta meta con la plena seguridad de lograrlo". ¡Eso es bueno! Y así lo dice Santiago: "Y si a alguno de vosotros le falta sabiduría, pídala a Dios...". Él no lo recrimina por pedir. Él da la sabiduría.

Somos guiados por la providencia de Dios

En Hechos 9:23, vemos que Saulo está enfrentando muchas dificultades por predicar a Jesús. Y a propósito, Jesús no vino a sacarnos de problemas, sino a metemos en problemas. Y de esa manera, ahora Saulo está metido en un gran problema. No 58significa que él no estuviera en la voluntad de Dios. No crea que si está en la voluntad de Dios todo va a ser miel y que no habrá abejas.
"Pasados muchos días, los judíos consultaron entre sí para matarle; pero sus asechanzas fueron conocidas por Saulo. Y guardaban aun las puertas de la ciudad de día y de noche para matarle. Entonces sus discípulos tomaron a Saulo de noche y le bajaron por el muro en una canasta" (Hechos 9:23-25).
Apenas me lo puedo imaginar. Aquí está el gran Saulo, que antes de todo esto era un hombre de influencia con el equivalente a tres doctorados, pero ahora lo están bajando por un muro en una canasta. Usted puede imaginar la humillación, casi la ignominia del asunto, pero aun así estaba dentro de la voluntad de Dios.
Estamos hablando de la providencia de Dios, y el punto al que voy es este: Hay un Dios que vigila los asuntos de los hombres. Habían planeado matar a Saulo, pero Dios le permitió conocer esos planes. Hay una mano invisible que nos guía: la mano providencial de Dios.

¡Sólo Jesús!
Permítame resumirlo. Podría tomar estos seis principios prácticos y ponerlos en una sola palabra. Parecerá simplista cuando lo diga, pero la voluntad de Dios para usted es Jesús. ¡Sólo Jesús!
Esta no es sólo una charla piadosa. ¡De ninguna manera! La iglesia es el cuerpo y Cristo es la cabeza. ¿Correcto? Bien, ¿cuál es la voluntad de mi cuerpo? Mi cabeza. Yo no quiero que mi mano tenga voluntad propia. No quiero que ella se despierte una mañana diciendo: "Buenos días, señor Rogers, hoy voy a rascar su oreja, poner algo de comida en su boca, escribir algunas cartas para usted y afeitarlo". Yo no quiero una mano así, que tenga sus propios planes e intente servirme. No, la voluntad de Adrian para su mano es su cabeza. ¿Quién es la cabeza de la iglesia? Jesús.
Ahora, amigo, tome estas cosas, ya sea la providencia de Dios, la gente de Dios, el Espíritu de Dios, lo que sea, póngale un nombre que lo domine, y sencillamente será Jesús. Enamórese de Jesús y dígale: "Señor, ¿qué quieres que haga?". Él puede usar muchas formas para mostrárselo, pero la voluntad de Dios para su vida es Jesús. Él es Señor, él es la cabeza de la iglesia, y usted debe rendirse a él.
Por último, permítame darle tres principios acerca de la voluntad de Dios:

• Primero: La voluntad de Dios es para su bienestar. No es algo que usted debe hacer, es algo que usted logra hacer. Usted desearía la voluntad de Dios si tuviera la suficiente lógica para desearla, si entendiera cuánto lo ama Dios.
• Segundo: La voluntad de Dios nunca lo llevará a donde el poder y la gracia de Dios no lo puedan habilitar ni lo puedan guardar.
• Tercero: Usted es libre de elegir. Dios no impondrá su voluntad sobre usted. Usted tiene libertad de escoger la voluntad de Dios. Usted no es libre para no escoger. Entonces, si usted dice: "No escogeré", sencillamente ha hecho una elección, y acaba de elegir no escoger. Usted es libre para escoger, pero no es libre para no escoger. Y preste atención: Usted no tiene la libertad para escoger las consecuencias de sus decisiones. Hace una elección, y la elección escogerá por usted. Usted es libre de saltar de un edificio de diez pisos. Esa es su elección. Pero luego, su elección escogerá por usted cuando golpee el piso. ¿Entiende lo que estoy diciendo? Usted es libre para escoger. Usted no es libre para no escoger. Usted no es libre para escoger las consecuencias de sus elecciones.
De esta manera usted es realmente el resultado de sus decisiones.
¿Cuáles serían las cosas sabias que usted y yo podríamos hacer? Haga la primera pregunta que hizo Saulo: "¿Quién eres, Señor?". Luego hágase la pregunta: "Señor, ¿qué quieres que haga?".

No hay comentarios:

Publicar un comentario