CÓMO DISCERNIR LA VOLUNTAD DE DIOS Por adrian Rogers
Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas.
Proverbios 3:6
Pensemos
acerca de la voluntad de Dios para su vida. Su gran deseo debe. ser
conocer esa voluntad. Su gran deleite será hacer esa voluntad. Su gran peligro
es negarse a hacer esa voluntad. Nada está bien para usted si no es la
voluntad de Dios.
Seis mitos respecto a la voluntad de Dios
Hay
aproximadamente seis mitos respecto a la voluntad de Dios, y quiero ayudarle a
destruirlos y sacarlos de su mente.
1. El mito del mapa
El
primero es el que yo llamo el mito del mapa. Este mito consiste en creer
que Dios le va a dar un mapa, señalándole el camino de su voluntad. Dios no le
da un mapa, y me alegro de que no lo haga porque si lo hiciera, pienso que
sería aburrido y le quitaría todo el encanto a la vida dirigida por Dios de la
manera en que él nos dirige. Su voluntad no es un mapa, es una relación. Así
que no crea que Dios va a decir: "De aquí en adelante vas a estar haciendo
esto por cinco años. De aquí a diez años vas a estar haciendo aquello. Aquí
estarás durante tres años, y luego estarás allí durante otros dos". No, él
no hace eso. ¿Recuerda cómo Dios guió a los hijos de Israel por el desierto?
Con una columna de nube durante el día y una columna de fuego durante la noche.
Ellos no tenían que saber hacia dónde se dirigían. Todo lo que tenían que hacer
era preguntar: "¿Puedo ver la columna de nube? ¿Puedo ver la columna de
fuego?". Yeso es lo que usted necesita saber: ¿Tengo su presencia, su
presencia consciente conmigo?
2. El mito de la miseria
El
segundo es el mito de la miseria. Si hago la voluntad de Dios, va a ser
doloroso. Dios es alguien así como un aguafiestas celestial; si digo que haré
lo que quieres que haga, dondequiera que sea, cuando quieras y al costo que
sea, terminaré siendo un misionero en lo más profundo de alguna remota selva.
Quizá sea comido por caníbales o algo así.
Algunas
personas tienen miedo de Dios. Pero lo que en verdad temen es rendirse al
Señor, aunque Dios es un Dios amoroso y quiere para nosotros lo que querríamos
si tuviéramos la suficiente lógica para quererlo. Dios es un Dios amoroso. No
crea en el mito de la miseria.
3. El mito del misionero
Luego
está lo que llamo el mito del misionero. La voluntad de Dios es sólo
para cierta clase de personas. Dios llama a predicadores y a misioneros, pero
no llama a personas comunes y corrientes. Escuche, Dios tiene un plan para el
evangelista y para la secretaria. Él tiene un plan para el predicador y para el
plomero. Tiene un plan para el maestro de la Escuela Dominical
y para el banquero. Dios tiene un plan para todos nosotros. Así que no diga:
"Espero que los misioneros puedan sentir el llamado de Dios. Espero que
los predicadores puedan sentir el llamado de Dios en su vida". Repórtese para
el servicio sin importar quién sea usted.
4. El mito del milagro
Después
está el mito del milagro. Parece que tiene que suceder algo dramático
para que usted sepa cuál es la voluntad de Dios. Tiene que ver alguna señal,
escuchar alguna voz o algo así.
Aunque
Dios puede hablar milagrosamente, por lo general no lo hace. En 1 Reyes 19:11,
12, Dios le habla a Elías: "Él le dijo: 'Sal afuera y ponte de pie en el
monte, delante de Jehovah'. Y he aquí que Jehovah pasaba. Un grande y poderoso
viento destrozaba las montañas y rompía las peñas delante de Jehovah, pero
Jehovah no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero Jehovah
no estaba en el terremoto. Después del terremoto hubo un fuego, pero Jehovah no
estaba en el fuego. Después del fuego hubo un sonido apacible y delicado".
Muchas
personas que conozco quieren "terremotos" en lugar de "temblores".
Quieren un ciclón o un incendio forestal. Quieren algo espectacular para
conocer la voluntad de Dios. Si usted por lo general quiere saber cuál es la
voluntad de Dios para su vida, ahí está el sonido apacible.
Primero
está oscuro, después viene el alba grisácea, luego vienen los colores y las
sombras, y después de un rato es pleno mediodía. Y pronto usted está conociendo
la voluntad de Dios para su vida. Proverbios 4:18 dice: "la senda de los
justos es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que es pleno
día".
5. El mito de perdí la oportunidad
Luego
está el mito de perdí la oportunidad. Usted dirá: ''Ya perdí mi
oportunidad. Cuando era joven Dios tenía un plan para mi vida. Ahora estoy
viejo, creo que él probablemente quería que yo fuera un misionero y ahora es
demasiado tarde para mí".
Nunca
es demasiado tarde para usted. Dios tiene un plan para su vida y en cada etapa
de ella. Usted puede haber perdido la oportunidad del plan original de Dios
para usted, pero me encanta el versículo de Joel 2:25 donde Dios dice: ''Yo os
restituiré los años que comieron la oruga, el pulgón, el saltón y la langosta...
". ¿No es eso magnífico? Así que, si usted cree haber desperdiciado
algunos años, permita que Dios le dé un nuevo comienzo.
Volando bajo el "control
de misión" de Dios
Servía
en una iglesia en Cabo Kennedy cuando por primera vez escuché de los misiles
teledirigidos. Cada misil en la plataforma de lanzamiento tiene un plan, una
trayectoria, un camino cuidadosamente trazado para su vuelo. Aún así,
difícilmente vuelan según el plan original. Tienen computadoras a bordo, y los
propulsores empiezan a virar y girar, y si un misil se desvía de su plan
original, entonces replanean su trayectoria. Si vuelven a desviarse, vuelven a
planear. Siempre están replaneando el curso. Es posible que nunca sigan el plan
originalmente trazado, pero nunca están fuera de control.
Si
usted perdió el plan de Dios, sólo deje que él lo reprograme donde está. Sin
embargo, si alguno de esos misiles se devolviera dirigiéndose hacia la
plataforma de lanzamiento, ellos oprimen el botón y ¡bum! Eso es todo. Nunca
permita que eso le pase a usted.
No se
rebele contra Dios, pero tampoco piense que es demasiado tarde para usted si ha
perdido su plan.
6. El mito del misterio
Por
último está el mito del misterio. Es como si la voluntad de Dios fuera
un misterio. Como si Dios dijera: "Tengo una tarea para ti, y no te voy a
decir cuál es. Busca y mira a ver si la descubres". Eso es algo absurdo.
Sería como si yo le dijera a mi hijo:
-Hijo,
hay algunas cosas que quiero que hagas. Si las haces, serás muy feliz, y te
recompensaré. Si no las haces, te castigaré y serás muy infeliz.
-Bien,
papá, ya que me lo has explicado, ¿qué quieres que haga? -diría mi hijo.
-No te lo
diré. Tú puedes deducirlo, pero más vale que no te equivoques.
No, no
y no. Eso sería ridículo. Dios quiere que usted conozca cuál es su
voluntad.
Aclaremos estos mitos
Si
usted pudiera encontrarse cara a cara con Jesús y pudiera preguntarle algo
sobre usted, ¿qué le preguntaría? Creo saber. Sería esto: "Señor, ¿qué
quieres que haga?".
Yo creo
que en las palabras del apóstol Pablo, al encontrarse con Jesús camino a
Damasco, está implícita esa pregunta (ver Hechos 9). Es esa la mejor manera de
conocerla voluntad de Dios, preguntándole a él, "qué quieres que
haga".
El
apóstol Pablo preguntó: "qué quieres que haga", cuando se encontró
con Jesús en el camino a Damasco. Este pasaje (Hechos 9) es el que nos dice
mejor que ningún otro cómo conocerla voluntad de Dios para nuestras vidas.
"Entonces
Saulo, [ese era su nombre antes de convertirse en el gran apóstol Pablo]
respirando aún amenazas y homicidio contra los discípulos del Señor, se
presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas en Damasco, con
el fin de llevar preso a Jerusalén a cualquiera que hallase del Camino...,
["el Camino" era el nombre con el que identificaban a los cristianos
"la gente del Camino"] (Hechos 9:1, 2). Los estaban tomando como
prisioneros y llevándolos a Jerusalén. Algunos eran puestos en prisión y otros eran
asesinados.
"Mientras
iba de viaje, llegando cerca de Damasco, aconteció de repente que le rodeó un
resplandor de luz desde el cielo. Él cayó en tierra y oyó una voz que le decía:
-Saulo,
Saulo, ¿por qué me persigues?
Y él
dijo:
-¿Quién
eres, Señor?
Y él
respondió:
-Yo soy
Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y se te dirá
lo que te es necesario hacer" (Hechos 9:3-7).
Esta es
una promesa maravillosa para Saulo respecto a cómo conocer la voluntad de Dios
para su vida: Dios le haría saber lo que debía hacer. Vamos a encontrar algunos
principios acerca de cómo podemos conocer la voluntad de Dios para nuestras
vidas. Saulo le hizo una gran pregunta al Señor, y en mi opinión otra gran
pregunta estaba implícita:
•
Primera: "¿Quién eres, Señor?".
•
Segunda: "¿Qué quieres que haga?".
¿Puede
usted pensar en dos preguntas mejores? "¿Quién eres, Señor?" y
"¿qué quieres que haga?".
Pablo
pasó el resto de su vida aprendiendo la respuesta a esas dos grandes preguntas.
Exactamente, quién era Jesús, y qué tarea tenía Jesús para él. Hoy nosotros
necesitamos hacer las mismas preguntas.
Misiles teledirigidos, hombres
y mujeres descarriados
El hombre ha sido
descrito como una criatura ingeniosa que ha perdido su camino en la oscuridad.
Esta es una época en la que no nos sorprende nada de lo que pueda pasar. La
tecnología nos llega tan rápido que es como si estuviéramos tomando agua de una
manguera para incendios.
Sin
embargo, en esta época de los misiles teledirigidos, tenemos muchos hombres y
mujeres descarriados. Puede que las personas quieran conocer la voluntad de
Dios para su vida, pero no pueden conocer la voluntad de Dios por ellas mismas.
En Jeremías 10:23, leemos: "Reconozco, oh Jehovah, que el hombre no es
señor de su camino, ni el hombre que camina es capaz de afirmar sus
pasos". Eso quiere decir que nosotros sencillamente no tenemos lo que necesitamos
para conocer la voluntad de Dios por nosotros mismos.
Permítame
darle algunos principios a partir de la historia de Saulo narrada en el
capítulo 9 de Hechos.
Primer principio: La guía es una promesa
La guía
es una promesa. "...levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que te
es preciso hacer" (Hechos 9:6). Usted dirá: "Eso fue hace mucho
tiempo y fue para Saulo. No puede ser una promesa para mí". Entonces
permítame darle unos versículos más:
"Porque
somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las buenas obras que
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2:10). Este
versículo nos enseña que somos obra de sus manos. Es decir, hemos sido salvos
por la gracia de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras que
Dios preparó de antemano para que andemos en ellas. Dios tiene un plan ordenado
para nosotros desde antes que este se desarrolle.
"Por
Jehovah son afirmados los pasos del hombre, y él se complacerá en su
camino" (Salmo 37:23). Dios ordena sus pasos, uno por uno, ese es el plan
de Dios para usted.
"Te
haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis
ojos" (Salmo 32:8).
¿Qué
significa esto? Cuando mis hijos eran pequeños, se sentaban en la segunda o
tercera banca mientras yo predicaba. A veces se portaban mal y nadie lo notaba,
excepto yo. Pero podía decirles con la mirada: "Si no se portan bien,
serán castigados cuando lleguemos a casa". Hombres, ¿alguna vez, mientras
han estado en un restaurante, han empezado una conversación y al recibir la mirada
de su esposa se han dado cuenta de que no deben seguir hablando de ese asunto? Es
maravilloso que podamos tener ese mismo tipo de relación íntima con el Señor en
la que él "nos dirige con su mirada".
Piense
en otras promesas:
"Jehovah
te guiará siempre..." (Isaías 58:11). Esa es una promesa sólida.
"Reconócelo
en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas" (Proverbios 3:6). ¡Qué
promesa tan maravillosa!
Lo que
Dios le dijo a Saulo no fue sólo para él. Gracias a Dios que esa promesa
también es para nosotros. Tengo un Padre sobre mí, que está controlando todas
las cosas. Tengo un Salvador a mi lado, que dirige mis pasos. Tengo al Espíritu
Santo dentro de mí, que me da energía y afecta mi corazón, mi mente y mi
voluntad.
Ahora,
habiendo dicho esto respecto a la dirección y la voluntad de Dios prometidas,
quiero que usted aprenda algunas cosas sobre la voluntad de Dios.
La voluntad soberana de Dios
Primero
está su soberana, absoluta o prevaleciente voluntad. Sus propósitos
nunca pueden ser frustrados. Sin importar lo que usted haga, diga o piense, la
soberana voluntad de Dios se va a cumplir. Ni una hoja de un árbol se mueve sin
el control de su poder, ni una gota de lluvia cae a menos que él esté a cargo
de todo. "Muchos planes hay en el corazón del hombre, pero sólo el
propósito de Jehovah se cumplirá" (Proverbios 19:21).
La voluntad permisiva de Dios
No sólo
está la voluntad soberana de Dios. También está su voluntad general o permisiva.
Por ejemplo:
"El
Señor... es paciente para con nosotros, porque no quiere que nadie se pierda...
(2 Pedro 3:9).
"Porque
ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación..."(1Tesalonicenses
4:3).
"Quiero,
pues, que los hombres oren..." (1 Timoteo 2:8).
Esta es
la voluntad permisiva de Dios, pero no todos hacemos esta voluntad. Dios en su
soberanía le ha concedido al hombre una libre voluntad con la que también puede
desobedecerle. "Llamo hoy por testigos contra vosotros a los cielos y a la
tierra, de que he puesto delante de vosotros la vida y la muerte, la bendición
y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tus
descendientes" (Deuteronomio 30:19).
La voluntad personal de Dios
Dios
tiene una voluntad para cada uno de nosotros. Él tiene tantos planes como
gente, y está interesado en cada individuo. En realidad, "...aun vuestros
cabellos están todos contados" (Mateo 10:30). "Por Jehovah son
afirmados los pasos del hombre..." (Salmo 37:23). Dios tiene un plan para
mi vida, para su vida y para la vida de cada uno de nosotros.
Permítame
resumido de esta manera:
• La voluntad soberana de Dios es que los reinos de este
mundo lleguen a ser los reinos de nuestro Señor y su Cristo. Eso va a suceder,
¡aleluya!
• La voluntad permisiva de Dios es que hagamos elecciones correctas.
Por ejemplo, los cristianos no deben casarse con incrédulos, pero a veces,
trágicamente, lo hacen.
• Creo que la voluntad personal de Dios para mí era que me casara
con Joyce. Mire, yo creo que Dios la acercó a mí y me acercó a ella. Puedo
recordar cuando la acompañaba desde la iglesia o la escuela y la dejaba en la
puerta de su casa, y por todo el camino de regreso me iba orando: "Oh,
Dios, ¡haz que me case con esa muchacha!". Y él lo hizo.
La Palabra de Dios enseña que Dios tiene un plan especial, un plan
específico, un plan personal para cada uno de nosotros. Él ordena nuestros
pasos y eso es asombroso; es maravilloso que el Soberano del universo se
interese por nosotros.
Él conoce su nombre
Hemos
aprendido la manera en que debemos orar: "Padre nuestro que estás en los
cielos: Santificado sea tu nombre..." (Mateo 6:9). Un niño pequeño oró de
la siguiente manera: "Padre del cielo, ¿cómo sabes mi nombre?". Él lo
sabe. Él sabe su nombre. Usted no es una casualidad ni un accidente. Dios trata
con cada uno de nosotros individualmente.
Segundo principio: La guía es provisional
Ahora
veamos el segundo principio. La dirección no sólo es una promesa, sino que
también es una provisión. Hay algunas provisiones bíblicas si conocemos la
voluntad de Dios.
Disposición
Usted
debe estar dispuesto a conocer la voluntad de Dios. ¿Está usted realmente dispuesto
a hacer la voluntad de Dios? Si no, es posible que no llegue a saber cuál es
esa voluntad. A veces las personas quieren construir una casa y ya tienen en
mente el tipo de casa que quieren. Quizás ellos la han dibujado en un pedazo de
papel sobre la mesa de la cocina, y entonces buscan un arquitecto. En realidad
no le piden al arquitecto que diseñe su casa desde el principio, sino que le
dicen: "Este es el tipo de casa que quiero. Esto es lo que yo quiero, ahora
diséñela".
Me temo
que esa es la manera como a veces nosotros nos acercamos a Dios. Decimos:
"Señor, aquí está lo que yo quiero para mi vida. Ahora, diseña un plan
para mi vida". Realmente estamos pidiéndole que sobreponga y conforme su
voluntad a la nuestra.
Supe de
un vagabundo que pasó toda su vida caminando por el país de un lado al otro.
Alguien le preguntó:
-¿Cómo
decide qué camino tomar?
-Realmente
para mí no hay ninguna diferencia. Sólo voy –contestó él.
Entonces
le preguntaron:
-¿Qué
hace usted si cuando va caminando llega a un punto donde el camino se bifurca?
¿Qué hace para determinar cuál camino tomar?
-Sencillo.
Tomo un palo y lo tiro al aire, y al caer al suelo, sigo por el lado donde
indique el palo -dijo; y luego añadió-; a veces tengo que tirarlo seis o siete
veces para que caiga bien.
Muchos
de nosotros somos así. Decimos: "usted sabe, yo sólo quiero hacer la
voluntad de Dios". Pero seguimos tirando el palo hasta que caiga hacia el
camino que queremos tomar.
¿Está
usted realmente dispuesto? Pregúntese honestamente: "¿En realidad y con
toda sinceridad quiero hacer la voluntad de Dios?". Usted debe tener
disposición.
Mansedumbre
La Biblia dice que después de que Saulo se encontró con el Señor en el
camino a Damasco: "...fue levantado del suelo, y aun con los ojos abiertos
no veía nada. Así que, guiándole de la mano, le condujeron a Damasco"
(Hechos 9:8). Es obvio que aquel, que una vez fuera un orgulloso y arrogante
fariseo, ahora era manso de espíritu.
En el
Salmo 25:9 (RVR-1960) leemos: "...enseñará a los mansos su carrera".
¿Sabe usted el significado de la palabra manso? Significa "espíritu
enseñable y quebrantado". En tiempos antiguos los vaqueros atrapaban a un
semental salvaje y lo golpeaban para "amansarlo". No lo lisiaban
porque querían mantener su fuerza. Querían conservar su fuerza y velocidad.
Pero también lo hacían para poder ponerle una silla de montar y un freno.
¿Ha
podido Dios alguna vez ponerle una silla de montar y un freno a usted? ¿Ha
llegado al punto de decir: "Señor, qué quieres que haga"? ¿Es
Jesucristo de verdad su Señor? ¿Es usted manso y dócil? A veces un muchacho de
14 años puede escaparse de la escuela diciendo: "No me pueden enseñar
nada". Si esa es su actitud, probablemente tenga razón. No le pueden
enseñar nada porque no tiene un espíritu dócil.
Franqueza
Debemos
preguntarle al Señor: "¿Qué quieres que haga?". En otras palabras:
"estoy abierto". No debemos decir: "Ahora Señor, esto es lo que
quiero hacer. Ayúdame a hacerlo". Simplemente estemos abiertos a la voz de
Dios. Mire, Dios hablará, pero usted debe escuchar su voz. Muchas veces él
habla con un sonido apacible y delicado, con una voz suave; él no grita (ver 1
Reyes 19:11, 12).Esa es otra razón por la que debemos reportarnos por la mañana
para el servicio.
¿Tiene
usted un "tiempo devocional"? Si Dios habla con voz suave, usted debe
tener un "tiempo devocional" para oírlo. Si está rodeado de mucho
furor, alboroto y ruido y alguien le está susurrando, no lo oirá. Es por eso
que usted necesita tener un "tiempo devocional" para decir:
"Señor, ¿qué es lo que realmente quieres que haga?".
Nuestra
oración debe servir tanto para escuchar a Dios como para hablarle ¿Ha tenido
usted alguna vez una conversación con una persona que sólo habla ella y no lo
deja a usted hablar? Esas personas creen que están teniendo una conversación,
pero lo que en verdad están haciendo es pronunciando un discurso. Me temo que
nuestra oración a veces es así. Decimos: "Escucha Señor que tu siervo
habla", en lugar de, "habla Señor, que tu siervo escucha" (ver 1
Samue13:10).
Sumisión
Usted
debe rendirse a la voluntad de Dios. No es suficiente conocer la voluntad de
Dios, ni es suficiente escuchar a Dios. Usted debe decir: "Señor, estoy
listo para hacer tu voluntad".
"Entonces Saulo fue levantado del suelo, y aun con los ojos
abiertos no veía nada. Así que, guiándole de la mano, le condujeron a Damasco.
Por tres días estuvo sin ver, y no comió ni bebió.
Había cierto discípulo en Damasco llamado Ananías, y el Señor le
dijo en visión:
-Ananías.
Él respondió:
-Heme aquí, Señor.
El Señor le dijo:
-Levántate, ve a la calle que se llama La Derecha y busca en casa de
Judas a uno llamado Saulo de Tarso; porque he aquí él está orando...
Entonces Ananías fue y entró en la casa; le puso las manos encima
y dijo:
-Saulo, hermano, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por
donde venías, me ha enviado para que recuperes la vista y seas lleno del
Espíritu Santo" (Hechos 9:8-11, 17).
En este
episodio aprendemos que Dios envió a un mensajero para instruir a Saulo. Aquel
hombre llamado Ananías supo de Dios que Saulo era un vaso escogido para extender
el evangelio. Vemos a aquel orgulloso fariseo, Saulo, ahora sumiso a las
instrucciones de un discípulo de Jesús poco conocido. Eso es sumisión.
Si
usted no está dispuesto a rendirse a la voluntad de Dios, ¿por qué debería Dios
mostrarle su voluntad?
¿Para qué?
Imagínese
a alguien que llega a una estación de servicio empujando un automóvil viejo,
con las cuatro llantas desinfladas, los guardabarros golpeados, sin agua en el
radiador, sin aceite en el motor y el tanque de gasolina oxidado. Es toda una
chatarra. El dueño del automóvil le dice al dependiente:
-Llénelo.
El
hombre mira el automóvil y pregunta:
-¿Qué?
El
dueño le dice:
-Llénelo.
El
dependiente le pregunta:
-¿Para
qué?
Nosotros
decimos:
-Dios,
muéstrame tu voluntad.
Dios
nos pregunta:
-¿Para
qué, si no te sometes?
Si
usted no está listo para hacer la voluntad de Dios, ¿por qué habría él de
mostrársela? ¿Estaría usted dispuesto a rendirse lo suficiente como para firmar
el contrato y decirle: "Ahora, Dios, escríbelo tú"?
Si
usted une todas estas cosas, va a conocer la voluntad de Dios para su vida.
Ahora dirá: "Un momento. No puedo firmar este contrato antes de
leerlo". Bien, en un negocio con otro hombre yo diría que es una idea
sabia, pero con Dios es falta de confianza. Romanos 12:1, 2 dice: "Así que,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros
cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto
racional. No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la
renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la
voluntad de Dios, buena agradable y perfecta". Puede que usted no
conozca esa voluntad, pero la
Escritura dice que es buena, agradable y perfecta. Dios lo
promete. Él tiene una voluntad maravillosa para su vida.
Tercer principio: La guía es práctica
Somos guiados por los milagros de Dios
A veces
Dios guía por medio de milagros. Aunque no es una manera común, a veces él obra
de manera sobrenatural con visiones, sueños y milagros. Él guió a Saulo por
medio de un milagro. Jesús se le apareció; hubo una luz resplandeciente, Saulo
cayó al piso y el Señor le habló con voz audible. A mí nunca se me ha aparecido
de esa manera, pero en verdad es posible, aunque no es la regla. Esta es una excepción
que demuestra la regla de Dios de obrar normalmente. Pero aun así no nos
atrevemos a hacer a un lado los milagros.
Somos guiados por la Palabra de Dios
En
Hechos capítulo 9, Dios, además de hablarle a Saulo por medio de un milagro, le
habló por medio de su Palabra: "...Yo soy Jesús, a quien tú
persigues" (Hechos 9:5).
Saulo
ya estaba lleno de la Palabra
de Dios. Justo antes de esto había oído a Esteban predicar uno de los sermones
más grandes jamás predicados, y estuvo presente cuando fue apedreado hasta morir
(ver Hechos capítulo 7). Ahora el Señor mismo le estaba hablando.
Recuerde
que Saulo era un fariseo saturado de la Palabra de Dios. Todo esto empezó a unirse a
medida que la Palabra
de Dios le iba hablando a aquel hombre. Mucho de la voluntad de Dios para su
vida se encuentra en la
Biblia.
Permítame
decirle algo, y preste mucha atención. Nunca busque la voluntad de Dios
respecto a algo que Dios haya hablado o prohibido claramente. Eso es arrogancia
y es peligroso. Es insensato e infame pretender conocer la voluntad de Dios sin
conocer su Palabra. Si él lo ha dicho en su Palabra, ¡esa es la voluntad de
Dios para usted!
Somos guiados por personas de Dios
Usted
entenderá que Dios usará a otras personas para ayudarle a conocer la voluntad
de él para su vida. "Había cierto discípulo en Damasco llamado Ananías, y
el Señor le dijo en visión:
-Ananías.
Él
respondió:
-Heme
aquí, Señor.
El
Señor le dijo:
-Levántate,
ve a la calle que se llama La
Derecha y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo de
Tarso; porque he aquí él está orando, y en una visión ha visto a un hombre
llamado Ananías que entra y le pone las manos encima para que recobre la
vista" (Hechos 9:10-12). Dios usó a Ananías para ayudarle a Saulo a
conocer su voluntad.
¿Será
posible que Dios me esté usando para ayudarle a usted ahora mismo? Usted
también puede ser usado por Dios para ayudar a otras personas. A menudo
encontrará la voluntad de Dios de manera maravillosa en el contexto de una
iglesia cristiana y con otros creyentes.
Si
usted está recibiendo instrucción, estímulo o dirección por parte de un hermano
o una hermana, asegúrese de que ellos estén caminando en el Espíritu. Dios le
confirmó a Saulo que Ananías venía de parte de él. Dios también le confirmará a
usted si alguien viene de parte de él.
Gracias
a Dios por las personas que nos dan consejos sabios. Proverbios 24:6 dice:
"Porque con estrategia harás la guerra, y en los muchos consejeros está la
victoria". Dios es el consejero supremo y nosotros tenemos que obedecerle
a él antes que a los hombres. Pero no sea arrogante pensando que no puede
aprender de otras personas.
Somos guiados por el Espíritu de Dios
Otra
forma como usted puede conocer la voluntad de Dios es por la guía del Espíritu
de Dios. Este es el testigo interno. "Entonces Ananías fue y entró en la
casa; le puso las manos encima y dijo: 'Saulo, hermano, el Señor Jesús, que te
apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recuperes la
vista y seas lleno del Espíritu Santo'" (Hechos 9:17). Saulo también
encontró la voluntad de Dios por el Espíritu de Dios.
El
Espíritu Santo de Dios nos conduce. Otro versículo maravilloso es Romanos 8:14:
"Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos
de Dios". Es muy claro, ¿verdad? "Guiados por el Espíritu de
Dios". Y Gálatas 5:18: "Pero si sois guiados por el Espíritu, no
estáis bajo la ley".
Así es
que el Espíritu Santo de Dios guía. Y me encanta la frase "guiados por el
Espíritu".
El
Espíritu Santo nunca empuja. Él guía y dirige. Si usted siente una mano en su
espalda empujándolo, no es el Espíritu Santo. Él es amable. Conozco gente
compulsiva e impulsiva. No son personas que se dejan guiar. Son por lo regular
religiosas y con frecuencia peligrosas.
Nosotros
somos guiados por el Espíritu de Dios. Él guía, no grita. Recuerde el
sonido apacible y delicado. Es muy interesante y muy mística la manera como
Dios dirige.
Pero
todos tenemos historias maravillosas para contar. Yo debía ir a una reunión en
el centro de la ciudad de Memphis, Tennessee en los Estados Unidos de América,
y pensé que el hombre con quien iba a ir, otro pastor, iba a pasar a recogerme.
A las 7:30 caí en la cuenta de que él no iba a pasar. Se suponía que yo debía
estar en el centro de la ciudad a esa hora para un desayuno de trabajo. Ya era demasiado
tarde. Recuerdo como si fuera ayer que estaba frente al refrigerador orando en
voz alta: "Señor, ¿qué quieres que haga?". "Es demasiado tarde
para ir a esa reunión, y ¿qué quieres que haga?". Sentía en mi corazón el
impulso de invitar a mi esposa a desayunar. Ahora, aquí sigue lo más extraño.
Dije: "Bien, Señor, la llevaré a desayunar. ¿Adónde debo llevada?".
Generalmente no oro respecto a dónde ir a desayunar. Pero yo no sólo estaba
pensando aquella oración, sino que la estaba verbalizando, hablando en voz alta.
No había nadie más en la cocina, sólo el Señor, y le dije: "Señor ¿a dónde
la llevo?". Entonces sentí el impulso: "Llévala al hotel Holiday Inn
que está en Alamo 1240".Así que le dije a Joyce: Vamos" a desayunar
al hotel Holiday Inn".
Ya
estábamos desayunando en la mesa que estaba al lado de la ventana, cuando un
auto llegó y aparcó justo al frente. Cuando el conductor nos miró, se bajó del
auto y entró donde estábamos, y me dijo:
-Usted
es Adrian Rogers, ¿verdad?
-Sí
señor -le respondí.
Y él
dijo:
-No lo
puedo creer. Usted es la única persona en todo el mundo a quien yo necesitaba
ver hoy -dijo.
Luego,
me compartió un gran problema que tenía en su casa.
-Oh, yo
sé que mi esposa confiará en usted. ¿Hablaría usted con ella hoy, por favor?
-Si van
a nuestra casa, lo haré -le dije.
Más
tarde, ese sábado él y su esposa fueron a nuestra casa. Oraron en mi estudio y
recibieron a Jesús en su corazón. Fue glorioso. Esas dos personas han sido
miembros activos en nuestra iglesia durante aproximadamente dos décadas. Son
personas maravillosas, creyentes piadosos, y sólo puedo creer que aquel día
Dios me puso como un misil teledirigido al frente de esa ventana. El hombre
dijo: "No lo puedo creer. Usted es el único hombre en toda esta ciudad a quien
necesitaba ver, y aquí está". Pues bien, Dios sólo me dijo: ''Ve a
desayunar al hotel Holiday Inn".
Es
seguro que si todos estuviéramos andando en el Espíritu, sucederían más cosas.
Pero suceden suficientes como para hacemos saber que debemos seguir esos dulces
impulsos del Espíritu Santo. Y yo creo que el Espíritu de Dios en verdad nos
guía de maneras místicas. Algunas personas están en contra de eso, pero yo soy
lo suficientemente místico como para creer que el Espíritu Santo de Dios
sencillamente nos dirige de esa manera.
Somos guiados por la sabiduría de Dios
Mire
Hechos 9:20-22: "Y en seguida (Saulo) predicaba a Cristo en las sinagogas,
diciendo:
-Este
es el Hijo de Dios.
Todos
los que le oían estaban atónitos y decían:
-¿No es
éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre? ¿Y no ha
venido acá para eso mismo, para llevarles presos ante los principales
sacerdotes?
Pero
Saulo se fortalecía aun más y confundía a los judíos que habitaban en Damasco,
demostrando que Jesús era el Cristo". Es obvio que ahora Saulo sencillamente
había sido provisto de sabiduría sobrenatural porque estaba lleno del Espíritu.
La Biblia dice en Efesios 5:15-18: "Mirad, pues, con cuidado, cómo os
comportáis; no como imprudentes sino como prudentes, redimiendo el tiempo,
porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino comprende cuál
es la voluntad del Señor. Y no os embriaguéis con vino, pues en esto hay
desenfreno. Más bien, sed llenos del Espíritu". Dios da la sabiduría. ¿Qué
es sabiduría? Sabiduría es ver la vida desde el punto de vista de Dios. Y
cuando usted llega a ser salvo y se rinde, caminando en el Espíritu y lleno del
Espíritu, encuentra que tiene la mente de Cristo.
No tema
usar su mente. ¿Para qué habría de renovar Dios su mente si no quisiera que la
usara? Nosotros tenemos la mente de Cristo. La voluntad de Dios no se encuentra
con los ojos llorosos ni ardor en el corazón, con la piel erizada, ni sintiendo
escalofríos. No, se trata del santo sentido común. Santiago 1:5 dice: ''Y si a
alguno de vosotros le falta sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos con
liberalidad y sin reproche; y le será dada".
Aclare
sus motivaciones, enderece su corazón y luego haga lo que piensa. No tema usar
su mente. El doctor J. L Packer dijo que "sabiduría es el poder de ver, y
la inclinación a escoger la mejor y más alta meta con la plena seguridad de
lograrlo". ¡Eso es bueno! Y así lo dice Santiago: "Y si a alguno de
vosotros le falta sabiduría, pídala a Dios...". Él no lo recrimina por
pedir. Él da la sabiduría.
Somos guiados por la providencia de Dios
En
Hechos 9:23, vemos que Saulo está enfrentando muchas dificultades por predicar
a Jesús. Y a propósito, Jesús no vino a sacarnos de problemas, sino a metemos
en problemas. Y de esa manera, ahora Saulo está metido en un gran problema. No 58significa
que él no estuviera en la voluntad de Dios. No crea que si está en la voluntad
de Dios todo va a ser miel y que no habrá abejas.
"Pasados
muchos días, los judíos consultaron entre sí para matarle; pero sus asechanzas
fueron conocidas por Saulo. Y guardaban aun las puertas de la ciudad de día y
de noche para matarle. Entonces sus discípulos tomaron a Saulo de noche y le
bajaron por el muro en una canasta" (Hechos 9:23-25).
Apenas
me lo puedo imaginar. Aquí está el gran Saulo, que antes de todo esto era un
hombre de influencia con el equivalente a tres doctorados, pero ahora lo están
bajando por un muro en una canasta. Usted puede imaginar la humillación, casi
la ignominia del asunto, pero aun así estaba dentro de la voluntad de Dios.
Estamos
hablando de la providencia de Dios, y el punto al que voy es este: Hay un Dios
que vigila los asuntos de los hombres. Habían planeado matar a Saulo, pero Dios
le permitió conocer esos planes. Hay una mano invisible que nos guía: la mano
providencial de Dios.
¡Sólo Jesús!
Permítame
resumirlo. Podría tomar estos seis principios prácticos y ponerlos en una sola
palabra. Parecerá simplista cuando lo diga, pero la voluntad de Dios para usted
es Jesús. ¡Sólo Jesús!
Esta no
es sólo una charla piadosa. ¡De ninguna manera! La iglesia es el cuerpo y
Cristo es la cabeza. ¿Correcto? Bien, ¿cuál es la voluntad de mi cuerpo? Mi
cabeza. Yo no quiero que mi mano tenga voluntad propia. No quiero que ella se
despierte una mañana diciendo: "Buenos días, señor Rogers, hoy voy a
rascar su oreja, poner algo de comida en su boca, escribir algunas cartas para
usted y afeitarlo". Yo no quiero una mano así, que tenga sus propios planes
e intente servirme. No, la voluntad de Adrian para su mano es su cabeza. ¿Quién
es la cabeza de la iglesia? Jesús.
Ahora,
amigo, tome estas cosas, ya sea la providencia de Dios, la gente de Dios, el
Espíritu de Dios, lo que sea, póngale un nombre que lo domine, y sencillamente
será Jesús. Enamórese de Jesús y dígale: "Señor, ¿qué quieres que
haga?". Él puede usar muchas formas para mostrárselo, pero la voluntad de
Dios para su vida es Jesús. Él es Señor, él es la cabeza de la iglesia, y usted
debe rendirse a él.
Por
último, permítame darle tres principios acerca de la voluntad de Dios:
• Primero: La voluntad de Dios es para su bienestar. No es algo que
usted debe hacer, es algo que usted logra hacer. Usted desearía la voluntad de Dios
si tuviera la suficiente lógica para desearla, si entendiera cuánto lo ama
Dios.
• Segundo: La voluntad de Dios nunca lo llevará a donde el poder y
la gracia de Dios no lo puedan habilitar ni lo puedan guardar.
• Tercero: Usted es libre de elegir. Dios no impondrá su voluntad sobre
usted. Usted tiene libertad de escoger la voluntad de Dios. Usted no es libre
para no escoger. Entonces, si usted dice: "No escogeré",
sencillamente ha hecho una elección, y acaba de elegir no escoger. Usted es
libre para escoger, pero no es libre para no escoger. Y preste atención: Usted
no tiene la libertad para escoger las consecuencias de sus decisiones. Hace una
elección, y la elección escogerá por usted. Usted es libre de saltar de un
edificio de diez pisos. Esa es su elección. Pero luego, su elección escogerá
por usted cuando golpee el piso. ¿Entiende lo que estoy diciendo? Usted es
libre para escoger. Usted no es libre para no escoger. Usted no es libre para
escoger las consecuencias de sus elecciones.
De esta
manera usted es realmente el resultado de sus decisiones.
¿Cuáles
serían las cosas sabias que usted y yo podríamos hacer? Haga la primera pregunta
que hizo Saulo: "¿Quién eres, Señor?". Luego hágase la pregunta:
"Señor, ¿qué quieres que haga?".
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